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Sherif Badrawy: ‘La respuesta del Gobierno dependerá de cómo actúe la Hermandad egipcia’

La entrevista en inglés de La Razón con el Encargado de Negocios de la Embajada de Egipto en Brasil se realizó el miércoles 14 de agosto, el mismo día que se produjo la represión del Gobierno egipcio contra los partidarios del depuesto presidente Mohamed Mursi en El Cairo y mientras llegaban los primeros reportes de los enfrentamientos que dejaron al menos 600 muertos, en la jornada más sangrienta en el país norafricano desde la caída del régimen de Hosni Mubarak, en febrero de 2011.

— ¿Cómo define la actual situación política en Egipto?

— Para responder esa pregunta es necesario recordar que el apoyo de las Fuerzas Armadas fue muy importante en la revolución que acabó con la salida de Hosni Mubarak (2011), en la organización de las comicios presidenciales en el país y en la elección de Mohamed Mursi como presidente (2012).  Mursi tenía el apoyo de todas las fuerzas revolucionarias porque prometió que todas las fuerzas políticas serían incluidas por igual en la construcción de un nuevo sistema democrático y en la elaboración de una nueva Constitución que represente a todos. Pero su incumplimiento, sumado a algunas medidas antidemocráticas, derivó en que millones de personas le retiren su confianza y en masivas marchas de protesta que pedían elecciones anticipadas.

Este movimiento —considerado en Egipto como una segunda revolución— también fue apoyado por las Fuerzas Armadas, porque no podían ignorar el pedido de decenas de millones de personas que demandaban la realización de los objetivos de la revolución.

— ¿Fue un golpe de Estado?

— No fue un golpe militar, porque no incluye roles políticos para las Fuerzas Armadas. Los militares intervinieron porque existía el temor de enfrentamientos en las calles.

— ¿La destitución del primer presidente elegido democráticamente fue un retroceso para la democracia en Egipto?

— Mursi fue elegido democráticamente, pero no gobernó democráticamente. No es un retroceso, es redirigir correctamente el rumbo de la revolución de 2011 para tener una sociedad y un sistema político que no excluya a nadie.

— El pedido de restitución de Mursi está causando hoy mismo enfrentamientos con muertos en el país. ¿Hay temor de una escalada de violencia?

— El Gobierno quiere resolver este asunto sobre la base del diálogo con las diferentes fuerzas políticas. Los Hermanos Musulmanes se niegan a ser incluidos porque ahora saben que el pueblo egipcio está en contra de sus políticas.

(Por otro lado), dispersar los asentamientos ilegales en El Cairo fue resultado de tener evidencias de que en esos lugares los no simpatizantes de Mursi sufrían torturas, que habían armas y que los ciudadanos que habitan cerca de las acampadas eran aterrorizados.

— ¿Existe el riesgo de una guerra civil en Egipto?

— No, en absoluto, porque el interés de las Fuerzas Armadas egipcias está en proteger a la gente (…). Ningún país tiene una guerra civil por querer construir un verdadero sistema democrático con derechos reales que garanticen la justicia social, la dignidad y todos los valores de la democracia.

— Entonces, ¿cómo el Gobierno puede detener la violencia?

— El Gobierno no es responsable de esa violencia, sino los partidarios del expresidente Mursi (…) que se niegan a dialogar y que se niegan a detener la violencia, por lo que se está tomando todas las medidas necesarias para la erradicación de la violencia y garantizar la restauración de las condicionas normales en el país (…). Cada respuesta del Gobierno dependerá de cómo actúe la Hermandad.

Perfil

Licenciado en política exteriorLicenciado en política exterior

El encargado de Negocios a.i. de la Embajada de la República Árabe de Egipto en Bolivia,  Sherif Badrawy, obtuvo su licenciatura en Políticas y Relaciones Internacionales en la London School of Economics and Political Sciences, y consiguió su diplomado en Economía en la misma institución. Bolivia es la primera misión del joven diplomático en el exterior. La llegada de Badrawy a Bolivia en febrero coincidió con el fin de la misión del anterior embajador egipcio Hany Bassiony, quien residió durante seis años en el país, en un cargo que también fue su primera experiencia en América Latina. Actualmente, se espera la llegada del nuevo jefe de la legación diplomática.