El Ejército egipcio desafía a los Hermanos Musulmanes
Ayer fueron detenidos casi 500 islamistas por participar en disturbios, principalmente en torno a la mezquita de Al Fateh, que fue violentamente desalojada por la Policía el sábado.
El jefe del Ejército y “hombre fuerte” del nuevo régimen militar egipcio, Abdel Fatah al Sisi, lanzó ayer un duro mensaje a los islamistas que reclaman la restitución del presidente Mohamed Mursi, derrocado el 3 de julio, al advertirles de que “no harán arrodillarse al Estado”.
En su primera aparición tras el sangriento desmantelamiento el miércoles de las acampadas islamistas en las plazas cairotas de Rabea al Adauiya y Al Nahda, Al Sisi intervino ante la cúpula de las fuerzas de seguridad para presentar al Ejército como guardián de la voluntad del pueblo.
“No estaremos impasibles ante la destrucción del país y las amenazas contra la población”, dijo, antes de asegurar que las Fuerzas Armadas no ansían el poder: “El honor de proteger la voluntad del pueblo es un orgullo más grande que gobernar Egipto”.
En alusión a los Hermanos Musulmanes, señaló que en Egipto hay cabida para todas las facciones y que a las Fuerzas Armadas les preocupa “cada gota de sangre egipcia” derramada. La violencia no se detuvo tampoco ayer, después de los 79 muertos registrados el sábado, que elevan a al menos 900 la cifra de fallecidos desde el miércoles.
En un confuso incidente, alrededor de 36 detenidos de la Hermandad que estaban siendo trasladados a una prisión al norte de El Cairo murieron cuando su convoy fue asaltado por hombres armados que pretendían liberarlos. Perdieron la vida asfixiados por gases lacrimógenos que la Policía empleó para evitar lo que calificó como un intento de fuga, según la agencia AFP.
En su primera reacción a lo sucedido, el Partido Libertad y Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes, calificó la muerte de los detenidos de “masacre sangrienta”.
Pese a la presión de los autodenominados “comités populares” —formados por civiles contrarios a Mursi—, los partidarios del depuesto mandatario volvieron a retar a las fuerzas de seguridad en manifestaciones en el país.
Ayer fueron detenidos casi 500 islamistas por participar en disturbios, principalmente en torno a la mezquita de Al Fateh, que fue violentamente desalojada por la Policía el sábado.
Mientras, el Gobierno se esfuerza por convencer a la comunidad internacional de que el conflicto en Egipto no está originado por diferencias políticas, sino que trata de responder a una amenaza al Estado por parte de un grupo extremista y fanático.
El ministro interino de Asuntos Exteriores, Nabil Fahmi, criticó a los países occidentales por sus “contradicciones”, al entender que piden contención a las fuerzas de seguridad pero guardan silencio ante la violencia de los Hermanos Musulmanes.
El ministro reconoció que “no son tiempos fáciles” en las relaciones de su país con socios como Estados Unidos, pero insistió en que, aunque escuchará la opinión del exterior, “las decisiones son exclusivamente egipcias”.
Adelantó que Egipto revisará la ayuda externa que recibe para comprobar si se usa de manera «positiva».
Morales: ‘El imperio no duerme’
ABI / La Paz
Durante un acto en Cairoma, provincia Loayza del departamento de La Paz, el presidente del Estado, Evo Morales, advirtió ayer que “el imperio no duerme” y que financia golpes de Estado, y hasta la secesión de países como Egipto, al borde de la guerra civil y con casi un millar de muertos civiles en sus calles plagadas de protestas.
“El capitalismo y el imperialismo no duermen y a veces intentan dividirnos, dividen y enfrentan pueblos”, sostuvo el Mandatario durante una alocución en la población paceña, donde, junto al vicepresidente Álvaro García Linera, entregó recursos para municipios.
“Los pueblos soberanamente debemos decidir nuestro destino, no necesitamos una intervención de los norteamericanos ni de la OTAN (Tratado del Atlántico Norte)”, sostuvo.
Morales acusó a Washington de alentar quiebres institucionales y apoyar los intereses de clase en naciones previamente desestabilizadas.
“Desde Estados Unidos financian a grupos privilegiados de cada país cuando democráticamente se rebelan contra el imperio”, dijo.