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Argentina se une a España contra la política británica

Argentina y España acordaron realizar “gestiones conjuntas” para instar a Gran Bretaña a negociar las disputas por la soberanía de las Islas Malvinas, que reclama el país sudamericano, y Gibraltar, en cumplimiento de las resoluciones de la ONU.

Ayer, en una reunión aparte de la Asamblea General, los cancilleres de Argentina, Héctor Timerman, y de España, José Manuel García-Margallo, dialogaron también “sobre las coincidencias existentes entre la situación de las disputas de soberanía sobre la cuestión de las Islas Malvinas y de Gibraltar”, señala un comunicado de la Cancillería argentina.

Buenos Aires reclama a Londres que acepte las decisiones de la ONU para dialogar sobre el contencioso territorial en el archipiélago del Atlántico sur, donde en 1982 se produjo una guerra de 74 días que dejó 649 argentinos y 255 británicos muertos.

El desembarco en las Malvinas fue ordenado por la entonces dictadura argentina, pero desde el retorno a la democracia en 1983 Argentina canaliza sus reclamos por la vía diplomática.

Gibraltar es desde 1713 un enclave británico en el sur de la península ibérica reclamado por España. En una visita a Uruguay este mes, García-Margallo sostuvo que “las similitudes son enormes” en los reclamos de soberanía de Malvinas y Gibraltar.

“Hay coincidencia absoluta en tres puntos”, indicó, enumerando que “Malvinas y Gibraltar son territorios sujetos a descolonización”, “son territorios a los que no se aplica el principio de la autodeterminación sino el principio de la integridad territorial” y que “el contencioso debe resolverse por la vía de la negociación de los países implicados”.

Londres rechaza negociar con Argentina sobre el diferendo en Buenos Aires, que la nación europea ocupa desde 1833. El enfrentamiento verbal entre el Reino Unido y Argentina ha ido en aumento desde que Londres autorizó en 2010 una campaña de exploración petrolera en las islas del Atlántico sur.

En tanto, la tensión entre Londres y Madrid se ha reavivado desde la instalación el 24 de julio de un arrecife de 70 bloques de hormigón que impide el acceso de los pescadores españoles a una zona rica en mariscos. Desde entonces se ha producido una escalada diplomática entre los dos países europeos.