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La crisis fiscal de EEUU tendrá un alto costo político para el país

Prácticamente nadie saldrá sin rasguños de la tierra arrasada que dejó en la capital de Estados Unidos la más reciente crisis política, que sin embargo ya abrió un amplio debate sobre quién es el mayor perdedor.

El centenario Partido Republicano vio su nombre pisoteado casi sin remedio; el presidente Barack Obama no pudo evitar que sus niveles de aprobación se hundan, y el país en general manchó su reputación de ser el más sólido espacio financiero del mundo. “No hay ganadores aquí”, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, en una declaración que reflejó la realidad con precisión poco usual.

Los políticos, que raramente son muy populares, salieron de la crisis con su condición de parias seriamente fortalecida, y el humor nacional, ya agorero por una década de guerras y recesión, se ensombreció todavía más.
Para Lara Brown, profesora de la Universidad George Washington, “existe un deseo de arrojar (a la basura) todo el ‘establishment’ (clase dirigencial) de Washington”.
El golpe más duro quedó para el Partido Republicano, ya que una parte importante de los legisladores usaron el cierre del Gobierno federal y el límite de la deuda para forzar a Obama a disminuir los fondos de su reforma de salud pública, llamada “Obamacare”, o postergar su aplicación.

OBJETIVOS. El partido fracasó en los dos frentes ya que Obama se mantuvo firme y se negó a pagar un “rescate”. En ese proceso, los republicanos ampliaron sus divisiones internas, al punto que senadores conservadores se permitieron bromas con las tácticas radicales de los diputados del partido.
“La forma en que actúan y el camino que han iniciado en las últimas semanas conducen a un partido marginado a los ojos de los estadounidenses, a una forma de conservadurismo que está probablemente más allá de lo que el mercado puede tolerar”, dijo el senador republicano Lindsey Graham. El presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, incapaz de controlar su propia bancada, se tornó en una figura sin brillo y ahora es líder partidario apenas en el nombre.
En tanto, Obama, quien a los ojos del mundo quedó fragilizado, por lo menos puede decir que mantuvo sus principios.
“El Presidente consiguió lo que quería de forma que me parece que es el vencedor”, dijo James Thurber, profesor de la American University. Sin embargo, añadió, “se encuentra en una situación en que tendrá una enorme confrontación en diciembre”. Además, el enrarecido ambiente político en Washington aún compromete el segundo mandato del gobernante.
“Obama debilitó al Partido Republicano, pero no mejoró materialmente su posición para hacer avanzar una agenda afirmativa”, opinó Thomas Mann, especialista de la Brookings Institution.
Para el Partido Republicano queda ahora la difícil tarea de desactivar su Quinta Columna, la facción ultraconservadora Tea Party, que avanzó y conquistó nombres en el centro moderado del partido, señalan los expertos.
Un sondeo del instituto Pew mostró que apenas el 30% de los estadounidenses tiene una opinión favorable de esa tendencia ultraconservadora. Para esos sectores, sin embargo, la derrota les permite algunas ventajas.
Es el caso del senador Ted Cruz, quien encabezó la lucha feroz contra la reforma de la salud, condujo a los radicales en el Congreso y hasta violó tradiciones en el Senado. El premio para Cruz es que emerge de la crisis como el indiscutido líder de la extrema derecha, siendo que el partido aún deberá escoger un precandidato presidencial para 2016.
En este escenario, el Senado parece ser la única institución que salió de la crisis sin demasiadas heridas y posiblemente con el crédito más o menos intacto. El venerable senador demócrata Harry Reid y el opositor republicano Mitch McConnell superaron todas las amargas diferencias en el Congreso para mantener canales de diálogo y alcanzar un acuerdo.
En particular, Reid aparece ahora como el comandante que mantuvo sus tropas en orden, salvó la reforma de la salud, derrotó las maniobras de Boehner y enfrentó abiertamente al Tea Party.

el tea party no siente aflicción

u Aunque el Partido Republicano sale lastimado de una agotadora batalla presupuestaria que tuvo en vilo a EEUU y al mundo, el Tea Party, el sector ultraconservador que encendió la mecha, no muestra ningún remordimiento. “Absolutamente, valió la pena”, aseguró Michelle Bachmann, fundadora del Tea Party y abanderada de la derecha radical, anti Estado y antiimpuestos. “Nuestro combate era bueno”, dijo. AFP