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Filipinos siguen muriendo en su búsqueda de comida

Al menos ocho personas murieron en la provincia de Alagang, en la provincia de Leyte, cuando una turba de miles de supervivientes del tifón Haiyan asaltaron un almacén gubernamental donde se guarda el arroz antes de su distribución entre los damnificados.

Las víctimas mortales perecieron al derrumbarse uno de los muros del complejo durante la invasión. Cerca de unos 100.000 sacos de arroz fueron sustraídos pese a que el lugar estaba custodiado.

A pesar de que tanto el Ejército como la Policía han enviado refuerzos a Leyte, los saqueos esporádicos continúan ante la urgente necesidad de víveres primarios de la población afectada. Ayer, las Fuerzas de seguridad filipinas evitaron el saqueo de tiendas y almacenes de comida, agua y otros suministros básicos en Tacloban.

Miles de personas forman interminables colas para recibir la ración de arroz y agua que las autoridades locales han establecido para cada afectado en los lugares habilitados para el reparto. Las gasolineras de la región son custodiadas por decenas de militares y miembros de seguridad armados, que, aún así, les ha costado en alguna ocasión mantener a la población a raya.

El Gobierno elevó a 2.275 el número oficial de muertos en su último informe, en el que también confirmó que al menos hay 3.365 heridos y 80 desaparecidos.