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Gobierno filipino admite fracaso en gestión de la crisis

El Gobierno filipino reconoció que se ha visto superado por el desastre que dejó el tifón Haiyan y garantizó la llegada masiva de suministros tras recibir críticas por la lentitud con la que está haciendo llegar ayuda humanitaria a los damnificados.

El Ejecutivo, que ayer admitió la “pesadilla logística” en que se ha convertido la gestión del desastre, pudo restablecer la mayoría de comunicaciones por carretera y por mar, y aumentar la capacidad de transporte por vía aérea. Sin embargo, varias carreteras siguen cortadas y el suministro eléctrico aún no se ha restablecido en zonas de Leyte y Samar, las más afectadas, lo que ha ralentizado el reparto de los materiales de auxilio enviados por la comunidad internacional.

Las autoridades han puesto en marcha una distribución masiva de material a través de agencias nacionales debido al colapso de los gobiernos locales, mermados por las pérdidas sufridas de materiales y de personal. La jefa de ayuda humanitaria de la ONU, Valerie Amos, también admitió dificultades y lentitud en su respuesta a una emergencia en la que “aún hay áreas a las que no se ha podido acceder” y expresó su frustración porque gran parte de los suministros se encuentran estancados en Manila.

Víctimas. La llegada a Leyte del portaaviones estadounidense George Washington, cargado con material de ayuda humanitaria y 5.000 marines para auxiliar en las tareas de reparto de suministros y seguridad en la región, contribuyó a levantar la moral de Manila. El navío cuenta con 80 aeronaves para distribuir alimentos, agua y medicinas en las áreas más remotas de la isla donde apenas ha llegado la ayuda internacional.

El tifón ha dejado al menos 4.460 muertos y casi 12 millones de afectados, de los que 920.000 son desplazados, según los últimos datos transmitidos por el Gobierno filipino a la ONU.