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La ANP china pone fin a campos de reeducación y relaja la ley del hijo único

La Asamblea Nacional Popular (ANP), el máximo órganolegislativo de China, aprobó hoy dos esperados avances en política social y dederechos humanos del régimen comunista, el fin de los controvertidos campos dereeducación y la relajación de la no menos criticada política del hijo único.

 Ambas decisiones hansido tomadas en la última reunión del año de la ANP, tras una semana dedeliberaciones y un mes y medio después de que el Partido Comunista de China(PCCh) prometiera éstas y otras reformas sociales y económicas.

 Los campos de reeducaciónmediante el trabajo («laojiao») son abolidos casi 60 años después deque fueran instaurados por el régimen entonces liderado por Mao Zedong,»tras cumplir su misión histórica», según aseguró hoy la agenciaoficial Xinhua.

 La ANP especificóque, una vez promulgada la resolución, aquellos que cumplen pena en estoscentros serán libres, aunque también subraya que los castigos que fueronimpuestos antes de la abolición son «válidos».

 El sistema de camposde reeducación fue instaurado en 1957 como un sistema para posibilitar castigosrápidos a delincuentes menores y ordenar privaciones de libertad de hastacuatro años sin necesidad de sentencia judicial (bastaba con una decisiónpolicial).

 El»laojiao» acabó convirtiéndose en una herramienta política y sirviópor ejemplo para privar de libertad tanto a intelectuales (en las campañascontra «derechistas» de 1957) como a muchos de los estudiantes queparticiparon en las protestas de Tiananmen de 1989.

 Los abusos siguieronen décadas posteriores, y además de servir de centros de retención contraprostitutas, drogadictos o ludópatas, se utilizaron como castigo a sujetos»incómodos» para el régimen, desde disidentes a peticionarios omiembros del movimiento espiritual Falun Gong, prohibido por Pekín en 1999.

 El pasado año, elcaso de Tang Hui, una madre china que fue confinada en estos campos por pedir alas autoridades justicia contra quienes habían violado y prostituido a su hijade 11 años, sensibilizó enormemente a la sociedad nacional y se multiplicaronlas voces contra estos campos, incluso en el seno del régimen.

 Estimaciones degrupos de derechos humanos calculan que hasta 300.000 personas por año fueronconfinadas en estos centros, muchos de ellos secretos y que segúnorganizaciones no gubernamentales pro derechos humanos violaban la ConvenciónInternacional de Derechos Políticos y Civiles, firmada por el Gobierno chino en1998 pero aún no ratificada.

 La abolición de los»laojiao» es recibida con esperanza pero también con cautela pororganizaciones internacionales de derechos humanos.

 AmnistíaInternacional, con una larga historia de críticas a estos centros de castigo,teme por ejemplo que tras la reforma sólo cambie la apariencia de estos camposy se mantengan los trabajos forzados contra disidentes o activistas sociales.

 «China debeasegurarse que la reforma no termina en otro instrumento que siga permitiendoviolaciones de derechos humanos», señala un artículo de opinión muycrítico contra estos campos que hoy publica el oficial «China Daily».

 Respecto a la reformalegal de la política del hijo único también oficializada hoy, permitirá unsegundo vástago a las familias en las que uno de los cónyuges carezca dehermanos (antes esta excepción sólo se ofrecía si tanto el padre como la madrecumplían el requisito).

 La resoluciónestablece que ahora está en manos de las asambleas provinciales chinas lapuesta en práctica de la nueva política, ya que la aplicación de ésta varíasegún cada división administrativa.

 El parlamento dePekín, por ejemplo, ya ha empezado a debatir los cambios, y se calcula que enla capital entrarán en vigor hacia marzo de 2014, fecha en la que otras zonasmás desarrolladas del país podrían adoptarla también.

 Autoridadessanitarias y de planificación chinas calculan que esta reforma hará que nazcandos millones de niños chinos más cada año, aumentando de siete a nueve millonesla cifra total de nacimientos anuales.

 La política del hijoúnico se inició a finales de los 70 y principios de los 80 para frenar lasuperpoblación, pero en los últimos años expertos y legisladores chinos hanabogado por su relajación, debido a problemas derivados de ella como el rápidoenvejecimiento poblacional o la escasez de mano de obra.

 En 2012 la poblaciónactiva china bajó en 3,45 millones de personas, mientras que los chinos mayoresde 60 años son ya casi la tercera parte del total (400 millones), tendenciasque unidas ponen en peligro la continuidad del crecimiento de la segundaeconomía mundial.

 El régimencomunista argumenta que si la política del hijo único no se hubiera aplicadoactualmente el país acusaría mayores problemas de superpoblación, pues tendría1.700 millones de habitantes, en lugar de los 1.300 millones actuales.