Los pescadores de la ciudad chilena de Arica asumieron hoy con resignación el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, decepcionados por la pérdida de algunos miles de kilómetros cuadrados de mar pero convencidos de que el desenlace podía haber sido peor.

En el puerto de Arica, los pescadores discutían tras la lectura del fallo sobre vencedores y perdedores del litigio marítimo entre los dos países vecinos.

«Podríamos haber perdido mucho más», argumentaba Juliano Barile, un pescador artesanal que prefería ver el vaso medio lleno tras el pesimismo que se había apoderado de este gremio.

Su principal temor era que la CIJ suprimiera la frontera marítima en el paralelo y trazara una bisectriz entre los dos países, lo que hubiese reducido a unas pocas millas el mar de Arica, una ciudad situada a solo 22 kilómetros de la frontera con Perú y a 2.051 kilómetros al norte de Santiago.

El tribunal finalmente mantuvo la frontera en el paralelo, pero no se prolongará más allá de las 80 millas náuticas -antes llegaba hasta las 200 millas-. Una vez ahí, la frontera dibujará una línea equidistante hacia el suroeste, casi en una línea recta, hasta llegar a la altura de las 200 millas desde la costa chilena.

Unas 300 personas, en su mayoría pescadores, siguieron con atención la lectura del fallo en el puerto de Arica, donde se instaló un proyector y una pantalla gigante.

Mientras el presidente de la CIJ, Peter Tomka, leía el extenso resumen del fallo, un grupo de mujeres y dirigentes de organizaciones sociales captaron la atención de las cámaras de televisión para denunciar el abandono gubernamental que sufre Arica.

El ambiente se caldeó con la llegada del alcalde de la ciudad, Salvador Urrutia, que pretendía confraternizar con los pescadores pero se vio obligado a abandonar rápidamente el muelle al ser abucheado e increpado por los trabajadores.

El pesimismo inicial con el rechazo del tribunal de algunos de los argumentos de la defensa chilena dio paso a los aplausos por el reconocimiento del Hito 1 como el punto inicial del paralelo que establece la frontera.

Al final, caras de preocupación al ver en las pantallas el nuevo mapa marítimo, con la pérdida de cerca de 22.000 kilómetros cuadrados de la zona económica exclusiva chilena que ahora pertenecerán a Perú.

«No hay un fracaso absoluto, hubo un fallo adverso pero no tan malo como lo esperábamos», dijo Sergio Guerrero, presidente del Sindicato de Pescadores Artesanales de la región de Arica.

Según el dirigente sindical, la pesca de la anchoveta, su principal fuente de sustento, no se verá afectada por el fallo y el principal impacto lo sufrirán los pescadores que faenan a partir de las 80 millas.

«Los que sufrirán las consecuencias son los pescadores de peces migratorios, como el bacalao, la palometa o el pez espada», señaló Guerrero, quien dijo que se trata de cerca del 30 % del total de pescadores artesanales de Arica.

No obstante, el ministro del Interior, Andrés Chadwick, aseguró que sólo el 0,1 % de la pesca se realiza a 80 millas o más de la costa.

También el fallo, según los pescadores, perjudicará a algunas de las grandes empresas pesqueras, que capturan anchoveta lejos de la costa, hasta una distancia de 200 millas, en embarcaciones grandes con capacidad para 500 toneladas de pescado.

Después de escuchar el fallo, los pescadores dejaron el puerto y se sumaron a una manifestación que congregó a unas 2.000 personas en las calles de Arica.

Acompañados por la tonada de una banda musical y el estruendo de petardos, los manifestantes se abalanzaron hacia las vallas que protegían el edificio de la Comandancia Naval de la Armada, con insultos y gritos hacia los marineros que había en su interior.

Un reducido grupo de exaltados profería gritos contra los peruanos e incluso trató de ingresar a un regimiento del Ejército, lo que obligó a los militares a cerrar la puerta de entrada.

La manifestación terminó frente a la sede de la Intendencia (Gobernación), donde en esos instantes se encontraba el ministro Andrés Chadwick, que el domingo llegó a Arica para esperar el fallo con autoridades locales.

Un carro lanzaagua de la policía antidisturbios apareció en escena para dispersar a los manifestantes y al menos 4 personas fueron detenidas, según pudo constatar Efe