La Organización de las Naciones Unidas (ONU) acusó ayer al Vaticano de violar la Convención sobre los Derechos del Niño en un durísimo informe, en el que le exige que denuncie a todos los religiosos pederastas; sin embargo, la Santa Sede sostuvo que los hechos fueron “distorsionados”.
El informe final del Comité de los Derechos del Niño de la ONU reclama a la Santa Sede “apartar de inmediato de sus funciones a todos los autores conocidos y sospechosos de abusos sexuales contra niños, y exige denunciarlos a las autoridades competentes para que los investiguen y procesen”.
En el documento, el organismo critica en particular la política de mutar de parroquia a los sacerdotes pedófilos, una práctica que considera como “un intento de encubrir” los crímenes y evitar que estos religiosos sean juzgados por las autoridades civiles.
“La práctica de la movilidad de los criminales, que ha permitido a muchos sacerdotes permanecer en contacto con niños y seguir abusando de ellos, continúa exponiendo a infantes de numerosos países a un alto riesgo de sufrir abusos sexuales”, señala el informe, publicado ayer como resultado de la audiencia realizada en enero, en Ginebra, a una delegación del Vaticano sobre su política de lucha contra la pedofilia.
Al respecto, el observador de la Santa Sede en la ONU, Silvano Tomasi, aseguró que el documento no fue actualizado y que le falta una perspectiva correcta. “(El informe) parece haber sido preparado de antemano”, señaló a tiempo de considerar que los hechos fueron “distorsionados” y que no se tomó en cuenta los avances de la Iglesia.
La presidenta del Comité, Kirsten Sandberg, resaltó que la Iglesia incumplió con la Convención sobre los Derechos del Niño de la ONU, en lo que respecta a abusos sexuales. “La respuesta es sí, hasta ahora han violado la convención porque no han hecho todo lo que deberían”, manifestó.
Rechazos. Las críticas contra “el código del silencio”, que reinó por años en el Vaticano para preservar su prestigio, así como el pedido de la ONU para que se abran los archivos sobre los pedófilos y los obispos que ocultaron esos crímenes, fueron rechazadas tajantemente por las autoridades de la Santa Sede.
“La ONU ha superado sus propios límites. Una cosa es proteger a los niños, otra es indicar las medidas a tomar”, comentó una fuente vaticana. En tanto, Tomasi acusó a organizaciones no gubernamentales “con intereses en el campo de la homosexualidad, el matrimonio gay y otros asuntos”, de haber presionado a favor de la “devastadora” condena de la ONU.
Sin embargo, la Iglesia prometió “examinar minuciosamente” las conclusiones del comité, que no tienen carácter obligatorio, y reiteró su compromiso “con la defensa y protección de los derechos de los niños”.
Desde 2001, los casos de pedofilia en el seno de la Santa Sede fueron tratados de forma interna por la Congregación para la Doctrina de la Fe, similar a un ministerio de Justicia en el Vaticano. Benedicto XVI, papa de 2005 a 2013, fue el primero en disculparse por los abusos cometidos contra menores.
Cerca de 600 denuncias
Anuales
En los últimos tres años, cerca de 600 casos han sido denunciados anualmente, la mayoría por abusos cometidos entre 1965 a 1985. La Santa Sede retiró a varios sacerdotes condenados y a obispos acusados de encubrir.
Iglesia resalta transparencia para afrontar los casos
EFE
El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, dijo ayer que el Vaticano afronta los casos de pederastia con una “exigencia de transparencia” y prueba de ello es que en los próximos “días o semanas” explicará sobre la comisión creada para prevenirlos. Lombardi habló así en la Conferencia Episcopal Española (CEE), al ser preguntado por el informe de la ONU sobre el cumplimiento de la Convención Internacional de los Derechos del Niño por parte de la Iglesia.
“Es un asunto sobre el que se ha trabajado y trabaja; ha sido un duro banco de prueba”, aseguró Lombardi antes de recordar la comisión creada por el papa Francisco para afrontar los casos de abusos de clérigos a menores.
Dicha comisión tiene el objetivo de continuar con el camino emprendido por Benedicto XVI, cuyo pontificado estuvo salpicado por casos de abusos a niños, aunque en múltiples ocasiones exigió “tolerancia cero” contra pederastas.
“Había que responder a preguntas y a ataques que a veces eran muy ideológicos o parciales. Nunca imaginé que tendría que gestionar la información periodística de un juicio en el Vaticano, que se demostró el más mediático de la historia de la Iglesia”, indicó.