Decenas de hombres armados prorrusos se apoderaron ayer de la sede de gobierno de la península ucraniana de Crimea, en respuesta a la insurrección que derrocó al presidente Viktor Yanukóvich, quien se encuentra en Rusia.
La ocupación se produjo al día siguiente de que el gobernante ruso, Vladímir Putin, pusiera en estado de alerta a sus tropas frente a la frontera de Ucrania, acción que incrementó los temores de maniobras militares.
Olexandr Turchínov, mandatario interino, advirtió ante el Parlamento en Kiev que cualquier movimiento de tropas de la flota rusa del Mar Negro, que tiene su base en la ciudad crimea de Sebastopol, “será considerado como una agresión militar”.
Los individuos armados en Crimea izaron la bandera rusa en esos edificios. Unas dos millones de personas, en su mayoría rusohablantes, viven en Crimea.