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Putin rompe silencio y advierte que aún puede intervenir en Ucrania

Diez días después de la caída del presidente Víktor Yanukóvich y con el mundo en vilo por la crisis en Crimea, el mandatario ruso, Vladímir Putin, dejó abierta la posibilidad de enviar tropas a las regiones orientales de Ucrania, pobladas por rusohablantes, si la situación así lo requiere.

Putin rompió ayer su enigmático silencio para decir que, de momento, no va a enviar esas tropas a Ucrania, pero que se reserva el derecho “si la situación se desborda como en Kiev”, donde tres meses de protestas opositoras y violentos disturbios llevaron al poder a la oposición. “¿Cuál puede ser el motivo para el uso de las Fuerzas Armadas? Por supuesto, un caso extremo”, dijo el jefe del Kremlin, que defendió la legitimidad de ese hipotético paso.

A ratos tranquilo, a ratos desafiante, pero siempre seguro de sí mismo, compareció en un encuentro con la prensa difundido por televisión para justificar la intervención militar no declarada que Rusia lleva a cabo en Crimea y que ha hecho saltar la alarma mundial.

Golpe. Lo ocurrido en Kiev fue “un golpe de Estado anticonstitucional” y fruto de una insurrección armada, el nuevo poder ucraniano es ilegítimo y rehén de extremistas nacionalistas y ha propiciado que en la capital y otras partes del país se extienda el caos y la violencia y que campen a sus anchas bandas de “borrachos armados”.

De ese modo describió Putin a las nuevas autoridades ucranianas, y justificó la necesidad de defender a los rusohablantes de las regiones del este y el sur de Ucrania o a los rusos étnicos de Crimea (península rusa cedida a Ucrania en 1954), donde el 27 de febrero el Parlamento local designó un Gobierno afín a Moscú, a puerta cerrada y con la sede ocupada por un grupo armado de “autodefensa”. Rusia “tiene una petición del presidente legítimo de Ucrania” (para ir en ayuda de la población), dijo Putin, en alusión a Yanukóvich, refugiado en territorio ruso.

“Incluso si tomamos la decisión, si tomo la decisión de emplear las Fuerzas Armadas, será legítima”, recalcó el Jefe de Estado ruso, que el fin de semana obtuvo la autorización formal del Senado para ello. Recalcó, sin embargo, que Rusia no contempla la anexión de Crimea y aseguró que quienes bloquean las unidades militares ucranianas en esa región autónoma no son tropas rusas.

Según autoridades ucranianas, prácticamente todas las unidades militares en Crimea están rodeadas o tomadas por soldados rusos y Kiev también denuncia que, desde el inicio de la crisis, unos 6.000 efectivos adicionales han entrado en la región, además de algunos aviones y helicópteros de combate.

Putin, que ha visto cómo Rusia ha sido puesta en el disparadero por occidente, amenazada con sanciones económicas y diplomáticas y con su expulsión del G8, contraatacó recordando a estos países que muchas de las guerras en las que actuaron fueron ilegítimas. “Entonces les tengo que recordar las acciones de Estados Unidos en Afganistán, Irak, Libia”. Y les advirtió de que las sanciones contra Rusia serían contraproducentes y perjudicarían a todas las partes, en un mundo “donde todo está relacionado y todos dependen unos de otros de alguna manera”.

La posición de crimea

Ultimátum

El Gobierno de Crimea anunció ayer que ha asumido el control sobre la seguridad de la península ucraniana, y dio un ultimátum a los oficiales del Ejército leales a Kiev para que se subordinen a las autoridades de la república.

Obama dice que Putin ‘no engaña a nadie’

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, sostuvo ayer que su homólogo ruso, Vladímir Putin, “no engaña a nadie” con la intervención en la república autónoma ucraniana de Crimea, algo que, a su juicio, pasará factura y podría llevar a muchos países a “alejarse” del Gobierno de Moscú.

“Creo que todo el mundo reconoce que, aunque Rusia tiene intereses legítimos en lo que ocurre en un Estado vecino (Ucrania), eso no le da derecho a utilizar la fuerza como medio para ejercer su influencia”, comentó, tajante, Obama durante una visita a una escuela primaria en Washington.

A la vez que Obama hablaba en Washington, su secretario de Estado, John Kerry, condenaba desde Kiev “el acto de agresión” que está cometiendo Rusia en Crimea y anunciaba un crédito de $us 1.000 millones para apoyar a las nuevas autoridades de Ucrania.

“Quiero que quede claro: no queremos confrontación”, afirmó Kerry dirigiéndose a Rusia, país al que pidió defender sus “intereses legítimos relacionados con Ucrania a través del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la OSCE y multitud de otras organizaciones creadas para la solución de estos problemas”.