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Hay 60 rehenes en Lugansk y el Gobierno anuncia uso de fuerza

Manifestantes prorrusos armados que tienen ocupada la sede de los Servicios de Seguridad de Ucrania (SBU, antiguo KGB) en la ciudad de Lugansk plantaron minas y mantienen a unas 60 personas como rehenes; el Gobierno amenazó con el uso de la fuerza para liberarlos.

En un comunicado citado por medios locales, el SBU asegura que “bajo la amenaza de las armas, los separatistas retienen a la fuerza a unos 60 ciudadanos, a los que no dejan salir del edificio para regresar a sus casas (…) Es decir están empleando métodos terroristas”. Acota que se ha exigido a los ocupantes que liberen a los rehenes, entreguen las armas y eliminen los explosivos que han colocado.

El fin de semana, activistas prorrusos en la ciudad de Donetsk proclamaron la creación de una “República soberana” independiente de Kiev; la tensión se extendió a las urbes de Lugansk y Jarkov, y se anunció un referéndum para el 11 de mayo, al igual que Crimea, que mediante una votación, el 16 de marzo, se incorporó a Rusia bajo el pretexto de que su población, mayoritariamente rusa, estaba amenazada por los radicales ultranacionalistas ucranianos.

Fuerza. Las autoridades ucranianas amenazaron con usar toda la fuerza que les permite la ley antiterrorista si los manifestantes prorrusos no desalojan los edificios gubernamentales en Lugansk. “Si no encontramos la forma de arreglar la situación por la vía pacífica, actuaremos de acuerdo a la ley antiterrorista”, afirmó el jefe del gabinete del presidente de Ucrania, Serguéi Páshinski.

Ucrania desoyó la advertencia que le hizo la Cancillería rusa, que en un comunicado le instó a “poner fin de inmediato a todo tipo de preparativos militares” para contener las protestas prorrusas, pues “podrían conducir al estallido de una guerra civil”.

Las fuerzas de seguridad de Ucrania se preparan para lanzar una operación especial y desalojar a los separatistas. El presidente interino ucraniano, Alexandr Turchínov, ya había advertido de que se adoptarían medidas antiterroristas. Páshinski advirtió de que los edificios ocupados están rodeados por las fuerzas de seguridad y que se han “tomado medidas para trasladar a fuerzas especiales al este de Ucrania”. “No hemos sacado las armas y, de acuerdo con nuestro deseo de evitar el derramamiento de sangre, hemos propuesto a los terroristas que entreguen las armas y se rindan”.

En el mismo sentido se pronunció el jefe del Ministerio de Interior para la región de Lugansk, Vladímir Guslavski, quien pidió a los prorrusos “entender que un solo disparo puede llevar a consecuencias irreparables”.

Ajenos a las advertencias, manifestantes levantaron barricadas frente a la sede del Gobierno regional en Donetsk y en los accesos a la oficina del SBU en Lugansk. En Donetsk, activistas se protegen con barricadas construidas con neumáticos, madera y cubos de basura, según medios locales.

Mientras, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró que su país está abierto a dialogar con Ucrania, la Unión Europea y Estados Unidos sobre la crisis ucraniana, pero siempre que se cumplan algunas condiciones: Rusia insiste en que Ucrania apruebe una nueva Constitución que convierta el país en una federación

La Cancillería ucraniana respondió que, para empezar las conversaciones, Rusia debe aliviar la tensión que causan sus partidarios en el sureste ucraniano y dejar de interferir.

Lo que sucedió en Crimea

Votación

El 16 de marzo, casi 83% de la población de Crimea participó en un referéndum.

Unificación

96,7% de los crimeos votó a favor de la unificación con Rusia.

Rechazo

El resultado provocó el rechazo de Estados Unidos y la Unión Europea.

Apoyo

Moscú defiende la legalidad del referéndum y recordó el precedente de la independencia de Kosovo.

Soberanía

El presidente ruso, Vladímir Putin, firmó el documento que reconoce a Crimea como Estado soberano.