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Francisco proclama santos a papas JUan XXII y Juan Pablo II, «restauradores» de la Iglesia católica

Asistieron 93 delegaciones, entre las que había 24 jefes de Estado y Gobierno, y entre los que se encontraban los reyes de España y de Bélgica, además de los presidentes de Paraguay, Honduras, El Salvador, Ecuador, Albania, Croacia, y Polonia, entre otros.

/ 27 de abril de 2014 / 19:29

Los papas Juan XXIII y Juan Pablo II fueron proclamados hoy santos en una ceremonia histórica y multitudinaria en la que el papa Francisco destacó que ambos «restauraron y actualizaron la Iglesia» a su imagen original.

El papa proclamó la santidad de los dos pontífices ante medio millón de peregrinos llegados de todo el mundo a la Plaza de San Pedro y sus aledaños, según datos del Vaticano, que estimó en cerca de 800.000 los que se congregaron en Roma para la ocasión.

Con la fórmula pronunciada en latín, Francisco pidió que se inscribiese a los dos papas en el libro de los santos y un fuerte aplauso se oyó en San Pedro y en las plazas de Roma donde se seguía la ceremonia, que evitó la lluvia.

Fue también el día histórico de los «cuatro papas» ya que además de que Francisco proclamó santos a Karol Wojtyla y Angelo Roncalli, con los cardenales presentes, a la izquierda del altar, estuvo el papa emérito Benedicto XVI, a quien el papa argentino abrazó antes de comenzar la misa.

«Juan XXIII y Juan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para restaurar y actualizar la Iglesia según su fisionomía originaria, la fisionomía que le dieron los santos a lo largo de los siglos», explicó Francisco en su homilía.

El papa argentino comenzó la misa comentando el episodio bíblico sobre Santo Tomas que toca las llagas de Jesús resucitado y el pontífice argentino subrayó que Wojtyla y Roncalli «tuvieron el valor de mirar las heridas de Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado traspasado».

«No se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de él, de su cruz; no se avergonzaron de la carne del hermano, porque en cada persona que sufría veían a Jesús», agregó.

Para el papa Jorge Bergoglio, «en estos dos hombres contemplativos de las llagas de Cristo y testigos de su misericordia había una esperanza viva, junto a un gozo inefable y radiante».

Una esperanza y un gozo, «que los dos papas santos recibieron como un don del Señor resucitado, y que a su vez dieron abundantemente al Pueblo de Dios, recibiendo de él un reconocimiento eterno».

Para el papa «esta esperanza y esta alegría se respiraba en la primera comunidad de los creyentes» en la que se vivía «el amor, la misericordia, con sencillez y fraternidad» y fue entonces cuando dijo que Wojtyla y Roncalli «restauraron» la Iglesia a sus orígenes.

De ellos, Francisco recordó que vivieron un siglo XX del que «conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron. En ellos, Dios fue más fuerte», exclamó.

Sobre la personalidad de ambos santos, Francisco explicó que convocando el Concilio Vaticano II (1962), Juan XXIII demostró «una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y fue para la Iglesia un pastor, un guía-guiado. Éste fue su gran servicio a la Iglesia; fue el Papa de la docilidad al Espíritu».

Mientras que al pontífice polaco Francisco le definió «el papa de la familia».

«Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el papa de la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el Cielo, ciertamente acompaña y sostiene», agregó.

Durante la ceremonia se exhibieron en el altar las reliquias de los papas recién proclamados santos, las mismas que en la beatificación.

El relicario en plata con la sangre del papa Karol Wojtyla fue llevado a Francisco por Floribeth Mora Diaz, la mujer costarricense cuya sanación en 2011 fue considerada el segundo milagro que sirvió para canonizar Juan Pablo II.

Mientras que la reliquia de Juan XXIII, el «papa bueno», era un trozo de piel que fue removido de su cuerpo fue entregado por los sobrinos-nietos de Roncalli.

El papa terminó la ceremonia saludando al papa emérito, a quien estrechó las manos.

Las delegaciones siguieron la ceremonia bajo unos toldos por la predicción de lluvia en la ciudad.

El papa terminó la ceremonia saludando a las 93 delegaciones, entre las que había 24 jefes de Estado y Gobierno, y entre los que se encontraban los reyes de España y de Bélgica, además de los presidentes de Paraguay, Honduras, El Salvador, Ecuador, Albania, Croacia, y Polonia, entre otros.

Pero la lluvia no llegó a Roma por suerte para los peregrinos que abarrotaron la capital italiana; decenas de miles de ellos tuvieron que conformarse con seguir la canonización en otros puntos de la capital donde se instalaron pantallas gigantes.

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El papa elogia la Bolivia de Evo Morales y pide dialogo por el tema del mar

Jorge Bergoglio se introdujo con diplomacia y discreción en este conflicto entre Chile y Bolivia y que por ambas partes siempre le han pedido que se expresara.

/ 9 de julio de 2015 / 04:10

El papa Francisco dejó claro en su primer día en Bolivia que aprecia los cambios que se han producido en el país y por otra parte pidió «diálogo» en el conflicto que mantiene con Chile por el acceso negado al mar.

El papa llegó hoy al aeropuerto de El Alto, procedente de Ecuador, donde le esperaba presidente boliviano, Evo Morales, quien había preparado un recepción vistosa con coros, cantos tradicionales y la representación de las varias culturas presentes en el país,  Morales pronunció un discurso breve, explicaron que para no alargar demasiado la estancia del papa ante el posible mal de altura, ya que el aeropuerto se encuentra a más de 4.000 metros.

La respuesta del papa llegaría después en el discurso que dirigió a la sociedad civil en la catedral de la Paz.

En el aeropuerto, Francisco elogió la belleza de Bolivia y los esfuerzos que han realizado sus gobernantes para incluir a todas las minorías en las diferentes áreas.

Valoró que «cuenta con una constitución que reconoce los derechos de los individuos, de las minorías, del medioambiente, y con unas instituciones sensibles a estas realidades».

Francisco se dijo «alegre» por haber llegado a una nación «que se dice a sí misma pacifista, y que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz» además de «los actores sociales en las cuestiones que interesan a todos».

Habló del drama de la inmigración en este país al decir que llevaba en su corazón «a los hijos de esta tierra, que por múltiples razones han tenido que buscar ‘otra tierra’ que los cobije; otro lugar donde esta madre los haga fecundos y posibilite la vida».

Elogió la «singular belleza» de Bolivia, un país, dijo, «bendecido por Dios en sus diferentes zonas: el altiplano, los valles, las tierras amazónicas, los desiertos, los incomparables lagos».

Después el papa argentino, en el encuentro en la catedral, emplazó a usar un diálogo «franco y abierto» para «evitar conflictos con los países hermanos».

El pontífice permaneció entonces en silencio unos instantes para después afirmar: «Estoy pensando en el mar. Diálogo, diálogo».

De esta manera, Jorge Bergoglio se introdujo con diplomacia y discreción en este conflicto entre Chile y Bolivia y que por ambas partes siempre le han pedido que se expresara.

Una disputa que Bolivia ha llevado a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para que sea ese estamento el que obligue a Chile a negociar una solución para la restitución de la salida al Pacífico que perdió Bolivia en una guerra en 1879.

Francisco continúo su discurso afirmando que «una nación que busca el bien común no se puede cerrar en sí misma; las redes de relaciones afianzan a las sociedades».

Aseguró que todos los problemas, por «espinosos» que sean, tienen soluciones «compartidas, razonables, equitativas y duraderas».

Y deseó que, en todo caso, nunca sean «motivo de agresividad, rencor o enemistad que agravan más la situación y hacen más difícil su resolución».

«Bolivia transita un momento histórico: la política, el mundo de la cultura, las religiones son parte de este hermoso desafío de la unidad», continuó el pontífice  Mencionó como en estos años esta tierra ha sufrido «la explotación, la avaricia y múltiples egoísmos y perspectivas sectarias», pero que ahora es «el tiempo de la integración».

«¡Qué hermosos son los países que superan la desconfianza enfermiza e integran a los diferentes, y que hacen de esa integración un nuevo factor de desarrollo!», exclamó.

En su discurso a los miembros de la sociedad civil también volvió a hablar de la belleza de Bolivia, de las cumbres del Hayna Potosí y del Illiman y de su arquitectura, y destacó entonces la necesidad de «una ecología integral.

«Jallalla Bolivia (viva Bolivia en el idioma quechua y aymara)» fue el saludo del papa llegando a ese país, segunda etapa de su viaje a Latinoamérica, que inició en Ecuador y lo llevará a Paraguay.

El papa recorrió las calles de la Paz entre cientos de miles de personas que se agolparon a los lados de la calles para verle pasar en «papa móvil», en un anticipación de lo que ocurrirá en los próximos días en Santa Cruz, donde se trasladó para continuar su visita.

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