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La cólera social se vuelca contra el Gobierno tras el accidente minero en Turquía que dejó al menos 274 muertos

El balance de víctimas del accidente del martes en una mina del oeste de Turquía subió a 274 muertos, mientras que la cólera por la tragedia se volvía contra el gobierno del primer ministro Recep Tayyip Erdogan.

El ministro turco de Energía Taner Yildiz comunicó este nuevo balance el miércoles por la noche y añadió que el fuego complica las operaciones de rescate.

La esperanza de encontrar con vida a un centenar de mineros aún bloqueados bajo tierra en la mina de carbón ubicada en Soma (provincia de Manisa, oeste) disminuía conforme pasaban las horas.

Por otro lado, la policía turca dispersó con gases, cañones de agua y balas de plástico a miles de manifestantes en Estambul y Ankara que salieron a las calles para protestar contra el gobierno tras el accidente.

Los manifestantes, en su mayoría de sindicatos de izquierda, marcharon a lo largo de la avenida Istiklal entonando consignas contra el gobierno, hasta que la policía los interceptó.

Erdogan, quien viajó hasta el lugar del accidente, aseguró que se llevará a cabo una investigación oficial sobre el accidente, una de las catástrofes industriales más graves en la historia de Turquía.

El primer ministro rechazó sin embargo cualquier responsabilidad de su gobierno, acusado de descuidar la seguridad en la industria minera, y afirmó que «los accidentes de trabajo ocurren en todo el mundo».

Paralelamente, la confederación de sindicatos de la función pública (KESK) en Turquía convocó una huelga el jueves para protestar por lo que llamó «la masacre de Soma».

El miércoles por la noche cientos de socorristas seguían trabajando frenéticamente para rescatar a los mineros, pero las camillas salían de las minas únicamente con cadáveres.

Un minero de otra empresa, Mustafa Yildiz, quien vino a ayudar a sus colegas, no ha perdido por completo la esperanza.

«Vamos a volver a entrar (…) para intentar salvar gente, nuestros amigos están allí, nuestra alma está con ellos, al interior, son nuestros hermanos, nuestros padres, (…) lo que les sucedió podría habernos ocurrido a nosotros».

Un poco más lejos, otro minero que acaba de salir de la mina, Murat Kurkoglu, se mostró más bien pesimista. «Vamos a intentar sacar a los que siguen aún bloqueados, uno por uno (…) Pero sabemos que ya no queda ninguna esperanza», dijo.

Tres días de duelo nacional fueron decretados en el país.

En total, 787 trabajadores se encontraban en la mina en el momento de la explosión, que se produjo en la tarde del martes debido, al parecer, a una falla eléctrica en un transformador.

Críticas contra el gobierno

La oposición acusó el miércoles de negligencia al gobierno y los dirigentes sindicales exigieron la dimisión de los ministros de Trabajo y Energía.

Hace tres semana, el parlamento, donde el gobierno tiene mayoría, rechazó tres mociones de la oposición para crear una comisión de investigación de las condiciones de seguridad en las minas.

Durante un discurso en la alcaldía de Soma, Erdogan rechazó estas acusaciones, y dio ejemplos de accidentes ocurridos en varios países occidentales.

Al salir del ayuntamiento, varias decenas de habitantes enfurecidos abuchearon al primer ministro. Varios de ellos pedían a gritos la dimisión del gobierno, a pesar de la presencia de varios policías, que se interpusieron inmediatamente.

Los manifestantes dieron patadas al vehículo en el que se encontraba el dirigente turco, según la agencia de prensa Dogan.

El ministerio turco de Trabajo y Seguridad Social publicó por su parte un comunicado en el que afirma que la mina fue inspeccionada por última vez el 17 de marzo pasado y que respetaba las normas en vigor.

La fiscalía de la región abrió el miércoles una investigación judicial sobre el accidente.

Manifestaciones

El accidente minero ha provocado un nuevo aumento del sentimiento antigobierno en el país.

La policía antidisturbios dispersó con bombas lacrimógenas una manifestación de estudiantes en Ankara y otras manifestaciones esporádicas fueron organizadas en varias ciudades.

En Estambul, la policía dispersó una manifestación cerca de la emblemática plaza Taksim que, por la noche, fue rodeada por la policía.

El gobierno turco tuvo que hacer frente a una revuelta sin precedentes el verano pasado, que se originó precisamente contra un proyecto de urbanización en Taksim, en la que millones de personas salieron a las calles en todo el país para denunciar el «autoritarismo» y la «deriva islamista» del gobierno.

Más de 80 personas resultaron heridas en la catástrofe de Soma, cuatro de ellos de gravedad.

Las explosiones en las minas de carbón son comunes en Turquía, principalmente en el sector privado, donde, a menudo no se respetan las reglas de seguridad.

El accidente minero más grave en Turquía ocurrió en 1992, que se saldó con la muerte de 263 mineros.