Al Sisi jura como presidente de un Egipto en grave crisis
División. El mandatario advierte que no va a tolerar la violencia
El nuevo presidente de Egipto, Abdel Fattah al Sisi, que prestó juramente el domingo un año después de haber destituido a su predecesor, el islamista Mohamed Mursi, prometió que no habrá “laxismo contra aquellos que recurran a la violencia”.
En un discurso dirigido a la nación, el exmariscal del Ejército también se comprometió a trabajar en favor de la “reconciliación” del pueblo egipcio; pero no con aquellos que tengan “sangre en las manos”, advirtió.
Sisi asumió la presidencia ante la Corte Constitucional Suprema, en una ceremonia que fue seguida por una recepción en el palacio presidencial Itihadiya, en El Cairo, a la que asistieron el presidente palestino Mahmud Abas, varios representantes de las monarquías árabes del Golfo Pérsico, el rey de Jordania y tres presidentes africanos, destacando la ausencia de líderes occidentales, cuyos países estuvieron representados por diplomáticos. Al Sisi ya ejercía como máximo líder de facto desde el 3 de julio del año pasado, tras el derrocamiento de Mursi, primer presidente electo democráticamente en el país.
Tras jurar a su cargo, el nuevo presidente de Egipto abandonó muy custodiado la corte, donde decenas de seguidores reunidos agitaban banderas en el exterior. La jornada continuaba con una recepción en el palacio presidencial, como se indicó, con la ausencia de dignatarios extranjeros occidentales. Sisi ya ejercía “de facto” como jefe de Estado, después de derrocar y detener el pasado 3 de julio a Mursi, primer presidente elegido democráticamente en el país.
EEUU no envió a ningún responsable de alto nivel a las ceremonias para mostrar su descontento con la evolución del proceso democrático en Egipto. El encargado de encabezar la delegación estadounidense fue Thomas Shannon, asesor del Secretario de Estado.
La Unión Europea (UE) envió por su parte a sus embajadores acreditados ante El Cairo. La mayoría de los países se limitaron a felicitar al nuevo presidente tras la elección. Las autoridades egipcias habían declarado el domingo día festivo para los funcionarios públicos, de manera que pudieran participar en las celebraciones.
Represión Sisi tomó el poder después de que millones de egipcios salieran a las calles para reclamar la partida de Mursi, quien llevaba un año en el poder. Desde la destitución y detención del presidente islamista, las autoridades reprimen con mano dura las voces disidentes y con el apoyo de gran parte de la sociedad. En los comicios de mayo, el exmariscal, quien se retiró del Ejército para participar en la política, ganó sin sorpresas con el 96,9% de los votos frente a su único rival, el líder de izquierdas Hamden Sabahi.
Varias ONG de defensa de derechos humanos han denunciado que el régimen liderado por Sisi es “aún más autoritario” que el del presidente derrocado en 2011, Hosni Mubarak, quien gobernó con manó férrea el país durante casi tres décadas.
Los partidarios de Mursi han sido las principales víctimas de la implacable represión lanzada por el nuevo hombre fuerte de Egipto, que ha dejado más de 1.400 muertos y cerca de 15.000 detenidos, cientos de ellos condenados a muerte tras la celebración de juicios colectivos.
El Gobierno egipcio, para justificar la brutal represión, ha invocado la “guerra contra el terrorismo”, al destacar las decenas de atentados contra las fuerzas de seguridad desde la destitución de Mursi.
Polémica elección
Tanto los Hermanos Musulmanes (el movimiento del expresidente) como otros grupos opositores llamaron al boicot de los comicios presidenciales del 25 de mayo, en los que el régimen aspiraba a ganar legitimidad movilizando masivamente a la población, algo que no consiguió.