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Irak se encuentra amenazada por la desintegración

En 1991 Sadam Husein era el personaje nefasto de Irak. Eso decía el Gobierno de Estados Unidos que invadió aquella nación para “defender” al pequeño y millonario vecino, Kuwait. El Ejército estadounidense dejó hace tres años este país que ahora está en riesgo de desintegración.

El martes 10 de junio de este año, los grupos extremistas Estado Islámico de Irak, el Levante (EIIL) y otros insurgentes suníes tomaron por asalto la segunda ciudad del país, Mosul. Los sangrientos combates cada vez se asoman más a la capital iraquí.

Este nuevo escenario da pie a una eventual desintegración del país, según el diario español ABC. Es más, los ataques rebeldes obligaron al actual Gobierno iraquí a pedir una nueva intervención estadounidense, aunque la primera, que protagonizó el ahorcamiento de Husein en 2007 y que duró desde 2003 a 2011, no fue la solución tras la instalación de un gobierno que enarboló la democracia.

Invasión. Fue en 1991 cuando Irak ocupó una zona fronteriza disputada con su vecino Kuwait. “La zona petrolera, que le hubiera permitido controlar gran parte de la producción petrolera mundial. Una coalición internacional atacó al invasor y lo obligó a retirarse”, escribió Guido Rodríguez Alcalá, para el portal Últimas Noticias.

El objetivo no era tumbar a Husein, según Henry Kissinger (alemán al servicio de Estados Unidos y experto en política internacional), citado por Rodríguez. Entonces se intentaba debilitar al líder. Así, en 2003, Irak sufrió un estrangulamiento económico que acabó por derrotar al régimen del exgobernante quien el último día de 2007 fue ahorcado después de gritar “Muerte a Israel”, “Muerte a Estados Unidos”.

De acuerdo con National Geographic, medio millón de iraquíes murieron en la guerra que duró de 2003 a 2011. La tierra de Aladino se quedó sin Ejército, ni Policía, ni administración pública. Estados Unidos —a pesar de los deseos de Husein— se fortaleció en Irak y sus militares se quedaron, pese a que no se encontró el alegato de la intervención: las armas de destrucción masiva.

Ahora retumban los tambores de la desintegración. Por ejemplo, el periódico El Observador explica que las tensiones entre sunitas, chiitas y kurdos se hacen insostenibles y amenazan la unidad nacional. Y los yihadistas controlan una parte del noroeste de Irak fronteriza con Siria. Es más, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo esta semana que el país árabe necesita “atención urgente”.

Y sus palabras van en sintonía con el clamor de las autoridades iraquíes. El miércoles, el ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Hoshiyar Zebari, dijo en conferencia: “Irak solicitó formalmente ayuda a Washington, basándose en el acuerdo de seguridad, para que dirija ataques aéreos contra las organizaciones terroristas”.

El rostro más visible en estos días es la violencia que desatan los rebeldes contra miembros del Ejército. “No se puede esperar misericordia de una organización que se jacta de crucificar a sus víctimas o de usar sus cabezas como pelotas de fútbol”, indicó BBC Mundo en un reportaje titulado Por qué no se puede hablar todavía de una desintegración de Irak. El punto más álgido se dio el anterior domingo, cuando los insurgentes del Ejército Islámico en Irak y el Levante se jactaron de haber “ejecutado” a 1.700 miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes, como señala el diario español El País.

Tras la intervención estadounidense, hoy prevalece un gobierno débil (del premier Nuri al Maliki), que no puede controlar la tormenta impulsada por  los grupos extremistas; un clima que, según las Naciones Unidas, provocó más de un millón de desplazados.

La presión dentro y fuera

Ayatolá
Ali al Sistani, principal autoridad religiosa chiita, dijo que los insurgentes sunitas deben ser expulsados.

Francia
El canciller francés, Laurent Fabius, deseó un gobierno de unión “con o sin Nuri al Maliki”.

EEUU
El presidente Barack Obama envió unos 300 efectivos a Irak.

El Premier es cuestionado

A la fallida intromisión estadounidense en Irak y la irrupción del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), también debe sumarse otro elemento que contribuyó a la actual crisis en Irak, el cuestionado liderazgo del primer ministro Nuri al Maliki.

Fareed Sabri, exrepresentante del Partido Islámico Iraquí (IIP), la mayor agrupación política sunita en Irak, explicó a BBC Mundo: “La principal instigadora de los problemas en Irak es la continua presencia de Nouri al Maliki y sus fallidas políticas. Y esto ha quedado reflejado cuando millones de personas en Irak consideran que ISIS (Estado Islámico en Irak y Siria) es una mejor opción que el Ejército iraquí”.

El portal de BBC Mundo también explica: “Muchos iraquíes acusan a Maliki de nepotismo y de mala gestión de la enorme riqueza petrolera de Irak. Sus dos yernos y su hijo han tenido cargos en su oficina. Mientras tanto —alegan los críticos—, enormes regiones del país siguen sumidas en la pobreza y el subdesarrollo”.

“Incluso antes de que las tropas estadounidenses se retiraran, el Primer Ministro colocó a allegados leales en posiciones clave del Gobierno”, afirma Jonathan Marcus, corresponsal diplomático de la BBC.

Nuri al Maliki reconoció que las diferencias políticas propiciaron “un ambiente adecuado” para el actual conflicto, pero aseguró que derrotarán al terrorismo y que sus tropas solo sufrieron “un revés”, según el diario el Universal, de Venezuela. Con todo, la presión le hizo pedir ayuda a Estados Unidos.