El ejército israelí mató a 17 personas este martes, en intensos bombardeos aéreos en la franja de Gaza, bastión del movimiento islamista Hamas, y se plantea una operación terrestre contra este territorio palestino.

El ejército israelí también anunció la muerte de cuatro palestinos que ingresaron en Israel por mar y atacaron una base militar con ametralladoras y granadas de mano.

El brazo armado de Hamas reivindicó esta acción, pero no dijo haber registrado víctimas, afirmando que sí había numerosas víctimas israelíes. Las Brigadas Ezedin al Qasam precisaron haber disparado «10 cohetes Katyusha» contra dos bases, una de las cuales está cerca del kibutz de Zikim, en la costa sur de Israel.

El ejército también afirmó haber interceptado un cohete lanzado desde Gaza contra Tel Aviv.

En Gaza, desde el comienzo de su operación «Protective Edge» («Barrera protectora»), el lunes a medianoche, la aviación israelí efectuó decenas de ataques.

Este martes, además de 17 muertos, se registraron alrededor de cien heridos.

El ataque más sangriento se produjo en Jan Yunis, en el sur de la franja, donde un misil lanzado contra una casa mató a siete personas, entre ellas dos adolescentes. También hubo 25 heridos.

El ataque fue «dirigido contra la casa de la familia Al Kaware, en el sur de la franja de Gaza», dijo a la AFP el portavoz de los servicios de emergencia Ashraf al Qudra.

Según testigos, un avión teleguiado israelí lanzó una bengala de advertencia, que llevó a vecinos y allegados a rodear la casa señalada como objetivo, para tratar de protegerla. Pero poco después, un avión F-16 disparó un misil que destruyó la vivienda.

El Hamas calificó este ataque de «espantoso crimen de guerra», y advirtió que «todos los israelíes se han convertido ahora en blancos legítimos de la resistencia» palestina.

Ante el cariz que toma la situación, la Liga Árabe ha pedido una reunión urgente del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Por su parte, el presidente palestino, Mahmud Abas, ha exigido a Israel que ponga fin «de inmediato» a su campaña, y a la comunidad internacional que intervenga «para detener la peligrosa escalada que podría provocar más destrucción e inestabilidad en la región».

Aunque según una fuente cercana al primer ministro Benjamin Netanyahu, citada por la radio militar, éste va a ordenar una «ampliación significativa» de la operación en curso y va a pedir al ejército «que se quite los guantes».

«Golpear duro a Hamas»

La nueva espiral de violencia, la más grave desde noviembre de 2012, tiene su origen en el secuestro el 12 de junio de tres estudiantes israelíes en Cisjordania, cuyos cuerpos sin vida fueron hallados unos días después. Poco después, un adolescente palestino fue raptado y quemado vivo en Jerusalén.

Un portavoz militar, el general Moti Almoz, dijo que han recibido órdenes de «golpear duro a Hamas» y confirmó que Israel se plantea una ofensiva terrestre. Este martes ya había decenas de tanques apostados en la frontera con Gaza.

«Estamos dispuestos a librar una batalla contra Hamas que no terminará en unos pocos días (…) Hamas va a pagar un precio muy alto», advirtió el ministro de Defensa, Moshe Yaalon.   Según el ejército israelí, 50 cohetes lanzados desde Gaza cayeron en el sur de Israel este martes, sin causar víctimas, y la fuerza aérea de Israel atacó 150 «posiciones terroristas».

El disparo de cohetes ha sido condenado por Washington y la Unión Europea (UE).

Estados Unidos también afirmó este martes que estaba preocupado por los civiles de Israel y de Gaza, que están «expuestos al conflicto por causa de la violencia de Hamas», indicó Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca.

El vocero exhortó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a que mantenga abierto un canal diplomático con los palestinos para resolver la crisis, que amenaza cada momento de volverse más cruenta.