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Kiev acusa a prorrusos de sacar 38 cadáveres y destruir pruebas

El Gobierno ucraniano acusó ayer a los separatistas prorrusos del este del país, sospechosos de haber derribado un avión malasio, de “intentar destruir, con la ayuda de Rusia, las pruebas de este crimen internacional”, además de sacar 38 cadáveres.

“Los terroristas transportaron 38 cuerpos de las víctimas a la morgue de Donetsk, donde separatistas con claro acento ruso declararon que procederían a la autopsia. Los terroristas también buscan medios de transporte de gran capacidad para trasladar los restos del avión a Rusia”, sostuvo el Gobierno en una declaración oficial.

Kiev acusa a los separatistas prorrusos de no permitir a los organismos ucranianos iniciar la investigación y de impedir a los representantes y expertos extranjeros acceder al lugar donde se estrelló el aparato.

Un jefe separatista confirmó que 27 cuerpos fueron trasladados a la morgue de Donetsk. “Veintisiete cuerpos fueron retirados esta mañana”, dijo. Los combatientes prorrusos bloqueaban el acceso al perímetro donde se estrelló el avión.

“Nos dirigimos a la comunidad internacional y pedimos a Rusia que llame de vuelta a sus terroristas y permita a los expertos ucranianos e internacionales examinar todos los aspectos de la tragedia”, continúa la declaración de Kiev.

“No habrá perdón para los criminales internacionales, como tampoco lo habrá para quienes apoyaron, entrenaron, financiaron y armaron a estos terroristas”, afirma el Gobierno ucraniano, que dice haber informado a todos los países de la Unión Europea y Estados Unidos.

También asegura contar con los medios necesarios para examinar los cuerpos de las víctimas y repatriarlos a sus países. “Pero en la etapa actual los grupos terroristas imposibilitan este proceso”, añade.

Un avión de una aerolínea de Malasia se estrelló el jueves, causando 298 muertos. El presidente estadounidense, Barack Obama, lo atribuyó a un misil tierra-aire disparado desde la zona bajo control de los separatistas.

OSCE. Un grupo de expertos de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) se convirtió ayer en el primer equipo internacional en acceder al lugar, en medio del temor por la posible destrucción de pruebas y el robo de cadáveres denunciado por Kiev.

Los investigadores de la OSCE se internaron en el campo abierto junto a la localidad de Grabovo, en la región de Donetsk, donde permanecen desperdigados los cuerpos de las víctimas del siniestro y los restos de la aeronave.

El grupo, al que ayer le fue denegado el acceso, consiguió visitar la zona a pie tras mantener una discusión con los milicianos armados que custodian el lugar, aunque se quejó de las trabas que les pusieron los rebeldes prorrusos.

Ayer también hubo quejas formales contra Rusia. Por ejemplo, el ministro británico de Exteriores, Philip Hammond, advirtió al presidente ruso, Vladímir Putin, de que el mundo observa a su país para asegurar que cumple con sus obligaciones hacia las víctimas del siniestro del avión.

Malasia y Australia, los países con más víctimas en el siniestro de la aeronave malasia en Ucrania después de Holanda, pidieron que se respete la integridad de los restos del aparato de Malaysian Airlines abatido el jueves.

Espectáculo dantesco en el lugar de la catástrofe

Un inmenso campo cercano a la localidad ucraniana de Grabovo, en la región de Donetsk, es el dramático escenario donde permanecen desperdigados los restos metálicos del avión malasio.

A unos 80 kilómetros de la capital regional, Donetsk, en el este de Ucrania, un espectáculo dantesco se abre ante los ojos de los pocos periodistas que han llegado al lugar del suceso después de pasar una decena de puestos de control de los rebeldes prorrusos. Estos custodian la zona del desastre y vigilan a los periodistas que hacen su trabajo entre los restos de la tragedia.

Un gran fragmento del fuselaje del avión deja ver claramente el emblema de la compañía aérea Malaysian Airlines, cuyo vuelo MH17, que cubría la ruta Ámsterdam-Kuala Lumpur, se estrelló derribado supuestamente por un misil tierra-aire, de cuyo disparo Occidente acusa a los insurgentes.

Otros trozos más pequeños del aparato están diseminados en una amplia zona, y entre ellos aparecen también numerosos cuerpos de hombres y mujeres que viajaban en el fatídico vuelo.

Ayer aún quedaban restos de fuego y humo que emanan de los restos del accidente y el lugar está poblado por muchos milicianos armados hasta los dientes.

Holanda toma pruebas de ADN a parentela

La Policía holandesa mandó ayer varios equipos a visitar a los familiares de las víctimas del vuelo de Malasia Airlines, que se estrelló en Ucrania, para tomar muestras de ADN y recopilar información que ayude a identificar los cuerpos.

“Hemos mandado aproximadamente 80 agentes por parejas a visitar 40 direcciones”, dijo el portavoz de la Policía forense Ad Kraszewski. Durante los próximos días la Policía hablará con los familiares de los 192 ciudadanos holandeses que perdieron la vida el jueves cuando el avión en el que viajaban se cayó en el este de Ucrania, una zona en conflicto controlada por los rebeldes prorrusos. En el siniestro fallecieron las 298 personas del vuelo MH17.

“También están recogiendo información sobre los desaparecidos, por ejemplo cosas simples como su peso o su color de pelo, pero también marcas distintivas como cicatrices de operaciones o tatuajes”, indicó Kraszewski.

LUTO. Pueblos y ciudades de toda Holanda celebraron ayer concentraciones, minutos de silencio y otros actos en memoria de los 193 neerlandeses que el jueves perdieron la vida.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Holanda confirmó la nueva cifra de muertos de nacionalidad holandesa, que eleva en uno la aportada anteriormente.

Los homenajes fueron especialmente emotivos en las localidades de las víctimas, como Vleuten, residencia de dos hermanos que viajaban juntos en la aeronave siniestrada, donde además del minuto de silencio tuvo lugar ayer una procesión silenciosa por las calles del pueblo, según la agencia holandesa, ANP. Hubo reuniones en empresas, escuelas y otros lugares que formaban parte de la vida de las víctimas, para dar apoyo psicológico a familiares y allegados.