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Friday 19 Apr 2024 | Actualizado a 19:15 PM

‘Misión cumplida. Moneda tomada. Presidente muerto’

Historia. El último día de Salvador Allende, a 41 años del golpe de Augusto Pinochet

/ 11 de septiembre de 2014 / 05:30

Hace 41 años, el general Augusto Pinochet tomaba por la fuerza el poder en Chile. El presidente socialista Salvador Allende se suicidaba en el Palacio de La Moneda. Y se instalaba un régimen que duró 17 años y dejó 3.200 muertos y más de 38.000 detenidos y torturados.

¿Qué pasó ese 11 de septiembre de 1973 en la capital chilena Santiago? Suena el teléfono en la residencia presidencial de la calle Tomás Moro. A las 06.30, el mandatario Allende es alertado de que la Marina se ha sublevado en el puerto de Valparaíso.

Tras colgar, avisa a su custodia y parte a La Moneda, en el centro de Santiago: tras meses de tensión ese martes 11 de septiembre las Fuerzas Armadas finalmente se alzaron para derrocarlo.

En los principales cuarteles la actividad comenzó poco después de la medianoche: los tanquistas calentaron los motores de los blindados, los aviadores asistieron a los breafing de vuelo y los generales realizaron los últimos llamados telefónicos para verificar la subordinación de sus tropas.

Plebiscito. Mientras se traslada al palacio presidencial, Allende comprende que el golpe se apresuró para evitar su proyecto de convocar a un plebiscito, en un esfuerzo desesperado para salvar al gobierno de la Unidad Popular (UP), la coalición izquierdista que con 1.000 días en el poder agoniza tras un extenuante enfrentamiento con la oposición, integrada por la derecha y la democracia cristiana.

El enfrentamiento había comenzado desde el día de su victoria electoral, el 4 de septiembre de 1970, cuando prometió una revolución socialista “a la chilena”, a la que Estados Unidos se opuso ante la amenaza del surgimiento de una “segunda Cuba”.

Allende ingresa al Palacio de La Moneda empuñando el fusil AK-47 que le había regalado el líder cubano Fidel Castro y la convicción de que no lo sacarían vivo del edificio. Vestido de traje y corbata, organiza de inmediato la resistencia: entrega armas a los colaboradores que decidieron permanecer a su lado, no más de cuatro decenas de personas entre ministros, amigos y su guardia privada.

En otro lugar de Santiago opera el estado mayor de la rebelión, integrado por los comandantes de las tres fuerzas militares: el general Augusto Pinochet, el almirante José Toribio Merino y el general de aviación Gustavo Leigh, más el jefe de la Policía, César Mendoza. Se difunde la primera proclama del golpe, en la que se exige la rendición a Allende, se ordena a las personas permanecer en sus casas y a la prensa “adicta a la UP” a suspender sus actividades a riesgo de recibir “castigo aéreo y terrestre”.

Al interior del palacio presidencial, Allende permanece sereno y determinado. “Era una mezcla muy fuerte y curiosa. Es difícil ver a una persona que al mismo tiempo tuviera ese grado de serenidad y una decisión tan clara: inmediatamente se puso a organizar a la gente”, relató su hija Isabel Allende, quien lo acompañaba esa jornada. “Conversó con sus asesores, secretarios, ministros y ayudantes, diciéndoles que abandonaran el palacio, que él no quería muertes innecesarias y que era importante dar el testimonio de lo que estaba ocurriendo”.

El Ejército sublevado abre fuego contra La Moneda. Desde sus ventanas y edificios cercanos, francotiradores disparan contra los soldados. Cuando los ataques se intensifican, Allende reúne a quienes seguían combatiendo y los invita nuevamente a abandonar el palacio. Luego, el mando militar se comunica con el gobernante, le exige la rendición y le ofrece un avión para abandonar el país.

“¡Rendición incondicional, nada de parlamentar. Rendición incondicional!”, exige Pinochet, un diálogo captado por radioaficionados. “Se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país… Y el avión se cae, viejo, cuando vaya volando”, agrega, provocando risas en su interlocutor, el jefe del Estado Mayor Patricio Carvajal, quien intenta negociar con Allende.

“¡El Presidente no se rinde!”, responde Allende, descolocando a los golpistas, que le dan un ultimátum: o se rinde o bombardean La Moneda a las 11.00. Teniendo como telón de fondo los disparos de los tanques y el vuelo rasante de los dos aviones Hawker Hunter, Allende comprende que el golpe avanza sin tregua y decide difundir un último mensaje al país.

Silencio. “¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”, dice, con voz firme pero serena. “Tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente”, añade, antes de que sus palabras fueran silenciadas.

Comienza el bombardeo aéreo. Dos Hawker Hunter arremeten sobre el palacio. Algunos cohetes estallan en el interior del edificio, que comienza a incendiarse y emitir gruesas columnas de humo. Un pelotón de militares ingresa al patio central. Cercados, los últimos combatientes bajan por la ancha escalera desde la planta alta de La Moneda para entregarse. En ese instante escuchan un disparo.

El socialista, de 65 años, se había suicidado de un balazo bajo la barbilla con el fusil regalado por Fidel. Soldados avanzan a la planta alta y en el Salón Independencia, tumbado sobre un sofá, hallan el cadáver. “Misión cumplida. Moneda tomada. Presidente muerto”, anuncia el mando golpista.

Biografía de Allende

Médico

Salvador Guillermo Allende Gossens nació el 26 de junio de 1908 en Santiago y falleció el 11 de septiembre de 1973. De profesión médico cirujano, se sentó en la silla presidencial el 4 de septiembre de 1970.

Marxista

Fue candidato en cuatro ocasiones, y en 1970 fue ratificado por el Congreso tras lograr el 36,6% de los votos. Se inscribió como el primer mandatario marxista del mundo, electo por las urnas.

Con Allende se conversó del corredor para Bolivia

Las conversaciones para que Bolivia retorne al océano Pacífico con una salida marítima soberana continuaron con el gobierno de Salvador Allende, y se manejó como opción un corredor por el norte de Arica. Tras el derrocamiento y muerte del gobernante chileno, el militar dictador Augusto Pinochet también manejó esta posibilidad.

Hoy realizarán actos para recordar el aniversario

Miles de chilenos marcharon el domingo por Santiago, conmemorando los 41 años del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, según AFP. La movilización fue reprimida. Para hoy se tienen planificados más actos; uno en Ecuador, que recordará a cuatro estudiantes que murieron en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Inician acción judicial a la  familia del dictador chileno

El Consejo de Defensa del Estado chileno inició acciones judiciales para solicitar a los familiares de Augusto Pinochet definirse sobre si aceptan o repudian la herencia del fallecido dictador ante una deuda pendiente de éste que asciende a más de $us 4 millones, según informaciones aparecidas el domingo 7 en el diario El Mercurio, citadas por EFE.

En un inserto de prensa, militares reivindican golpe

Asociaciones de militares activos y en retiro reivindicaron ayer el golpe del 11 de septiembre de 1973 que instauró la dictadura de Augusto Pinochet, calificándola de la “fecha fundacional de Chile del siglo XXI”, en un inserto en La Tercera. “Saludamos a todos los chilenos en el día que señala la fecha fundacional del Chile del siglo XXI”, informó AFP.

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‘Misión cumplida. Moneda tomada. Presidente muerto’

Historia. El último día de Salvador Allende, a 41 años del golpe de Augusto Pinochet

/ 11 de septiembre de 2014 / 05:30

Hace 41 años, el general Augusto Pinochet tomaba por la fuerza el poder en Chile. El presidente socialista Salvador Allende se suicidaba en el Palacio de La Moneda. Y se instalaba un régimen que duró 17 años y dejó 3.200 muertos y más de 38.000 detenidos y torturados.

¿Qué pasó ese 11 de septiembre de 1973 en la capital chilena Santiago? Suena el teléfono en la residencia presidencial de la calle Tomás Moro. A las 06.30, el mandatario Allende es alertado de que la Marina se ha sublevado en el puerto de Valparaíso.

Tras colgar, avisa a su custodia y parte a La Moneda, en el centro de Santiago: tras meses de tensión ese martes 11 de septiembre las Fuerzas Armadas finalmente se alzaron para derrocarlo.

En los principales cuarteles la actividad comenzó poco después de la medianoche: los tanquistas calentaron los motores de los blindados, los aviadores asistieron a los breafing de vuelo y los generales realizaron los últimos llamados telefónicos para verificar la subordinación de sus tropas.

Plebiscito. Mientras se traslada al palacio presidencial, Allende comprende que el golpe se apresuró para evitar su proyecto de convocar a un plebiscito, en un esfuerzo desesperado para salvar al gobierno de la Unidad Popular (UP), la coalición izquierdista que con 1.000 días en el poder agoniza tras un extenuante enfrentamiento con la oposición, integrada por la derecha y la democracia cristiana.

El enfrentamiento había comenzado desde el día de su victoria electoral, el 4 de septiembre de 1970, cuando prometió una revolución socialista “a la chilena”, a la que Estados Unidos se opuso ante la amenaza del surgimiento de una “segunda Cuba”.

Allende ingresa al Palacio de La Moneda empuñando el fusil AK-47 que le había regalado el líder cubano Fidel Castro y la convicción de que no lo sacarían vivo del edificio. Vestido de traje y corbata, organiza de inmediato la resistencia: entrega armas a los colaboradores que decidieron permanecer a su lado, no más de cuatro decenas de personas entre ministros, amigos y su guardia privada.

En otro lugar de Santiago opera el estado mayor de la rebelión, integrado por los comandantes de las tres fuerzas militares: el general Augusto Pinochet, el almirante José Toribio Merino y el general de aviación Gustavo Leigh, más el jefe de la Policía, César Mendoza. Se difunde la primera proclama del golpe, en la que se exige la rendición a Allende, se ordena a las personas permanecer en sus casas y a la prensa “adicta a la UP” a suspender sus actividades a riesgo de recibir “castigo aéreo y terrestre”.

Al interior del palacio presidencial, Allende permanece sereno y determinado. “Era una mezcla muy fuerte y curiosa. Es difícil ver a una persona que al mismo tiempo tuviera ese grado de serenidad y una decisión tan clara: inmediatamente se puso a organizar a la gente”, relató su hija Isabel Allende, quien lo acompañaba esa jornada. “Conversó con sus asesores, secretarios, ministros y ayudantes, diciéndoles que abandonaran el palacio, que él no quería muertes innecesarias y que era importante dar el testimonio de lo que estaba ocurriendo”.

El Ejército sublevado abre fuego contra La Moneda. Desde sus ventanas y edificios cercanos, francotiradores disparan contra los soldados. Cuando los ataques se intensifican, Allende reúne a quienes seguían combatiendo y los invita nuevamente a abandonar el palacio. Luego, el mando militar se comunica con el gobernante, le exige la rendición y le ofrece un avión para abandonar el país.

“¡Rendición incondicional, nada de parlamentar. Rendición incondicional!”, exige Pinochet, un diálogo captado por radioaficionados. “Se mantiene el ofrecimiento de sacarlo del país… Y el avión se cae, viejo, cuando vaya volando”, agrega, provocando risas en su interlocutor, el jefe del Estado Mayor Patricio Carvajal, quien intenta negociar con Allende.

“¡El Presidente no se rinde!”, responde Allende, descolocando a los golpistas, que le dan un ultimátum: o se rinde o bombardean La Moneda a las 11.00. Teniendo como telón de fondo los disparos de los tanques y el vuelo rasante de los dos aviones Hawker Hunter, Allende comprende que el golpe avanza sin tregua y decide difundir un último mensaje al país.

Silencio. “¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo”, dice, con voz firme pero serena. “Tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente”, añade, antes de que sus palabras fueran silenciadas.

Comienza el bombardeo aéreo. Dos Hawker Hunter arremeten sobre el palacio. Algunos cohetes estallan en el interior del edificio, que comienza a incendiarse y emitir gruesas columnas de humo. Un pelotón de militares ingresa al patio central. Cercados, los últimos combatientes bajan por la ancha escalera desde la planta alta de La Moneda para entregarse. En ese instante escuchan un disparo.

El socialista, de 65 años, se había suicidado de un balazo bajo la barbilla con el fusil regalado por Fidel. Soldados avanzan a la planta alta y en el Salón Independencia, tumbado sobre un sofá, hallan el cadáver. “Misión cumplida. Moneda tomada. Presidente muerto”, anuncia el mando golpista.

Biografía de Allende

Médico

Salvador Guillermo Allende Gossens nació el 26 de junio de 1908 en Santiago y falleció el 11 de septiembre de 1973. De profesión médico cirujano, se sentó en la silla presidencial el 4 de septiembre de 1970.

Marxista

Fue candidato en cuatro ocasiones, y en 1970 fue ratificado por el Congreso tras lograr el 36,6% de los votos. Se inscribió como el primer mandatario marxista del mundo, electo por las urnas.

Con Allende se conversó del corredor para Bolivia

Las conversaciones para que Bolivia retorne al océano Pacífico con una salida marítima soberana continuaron con el gobierno de Salvador Allende, y se manejó como opción un corredor por el norte de Arica. Tras el derrocamiento y muerte del gobernante chileno, el militar dictador Augusto Pinochet también manejó esta posibilidad.

Hoy realizarán actos para recordar el aniversario

Miles de chilenos marcharon el domingo por Santiago, conmemorando los 41 años del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, según AFP. La movilización fue reprimida. Para hoy se tienen planificados más actos; uno en Ecuador, que recordará a cuatro estudiantes que murieron en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Inician acción judicial a la  familia del dictador chileno

El Consejo de Defensa del Estado chileno inició acciones judiciales para solicitar a los familiares de Augusto Pinochet definirse sobre si aceptan o repudian la herencia del fallecido dictador ante una deuda pendiente de éste que asciende a más de $us 4 millones, según informaciones aparecidas el domingo 7 en el diario El Mercurio, citadas por EFE.

En un inserto de prensa, militares reivindican golpe

Asociaciones de militares activos y en retiro reivindicaron ayer el golpe del 11 de septiembre de 1973 que instauró la dictadura de Augusto Pinochet, calificándola de la “fecha fundacional de Chile del siglo XXI”, en un inserto en La Tercera. “Saludamos a todos los chilenos en el día que señala la fecha fundacional del Chile del siglo XXI”, informó AFP.

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