Premier pide a los escoceses preservar la unidad británica
Cruzada. Líderes buscan influir para el referéndum del jueves 18
El premier conservador y los líderes de otros partidos británicos desembarcaron ayer en Escocia para pedir un “No” a la independencia e impedir que su nombre quede asociado a una catástrofe histórica para el Reino Unido.
La visita de David Cameron, del laborista y líder de la oposición Ed Miliband, y del liberal Nick Clegg fue anunciada el martes de urgencia, tan solo dos jornadas después de que, por primera vez, los independentistas aparecieran en cabeza en un sondeo para el referéndum del jueves 18 de septiembre.
“Me rompería el corazón si esta familia de naciones que construimos, con la que hemos hecho cosas extraordinarias, si esta familia se rompe”, manifestó Cameron en un discurso en Edimburgo hecho “con el corazón”.
“Como es una votación, quizás la gente piense que es un poco como una elección general en la que se puede decidir ahora algo y cinco años después otra cosa. Si estás harto de los conservadores, les das una patada”, afirmó.
Voto. Pero “esto es totalmente diferente a unas elecciones generales”, añadió, tratando de contrarrestar el voto de castigo a su gobierno, “no es una decisión sobre los próximos cinco años, es una decisión sobre el próximo siglo”.
Los tres líderes participaron en actos separados. Miliband pidió a los escoceses, en Cumbernauld, cerca de Glasgow, que no tomen una decisión irreversible. “Desde la mente, el corazón y el alma voten para que el Reino Unido se mantenga unido”, imploró.
El primer ministro escocés, el nacionalista Alex Salmond, se mofó de la movilización de los tres adversarios. “La élite de Westminster está en un estado de pánico absoluto en un momento en que el suelo escocés se hunde bajo sus pies”. Una parte de la prensa británica también aprovechó la ocasión y The Sun los presentó en un fotomontaje disfrazados de escoceses.
La visita conjunta es el gesto de mayor envergadura realizado por Londres desde los Acuerdos de Edimburgo que hace dos años permitieron la celebración del próximo referéndum. En otro guiño a Escocia, la residencia del primer ministro en Downing Street izó la bandera escocesa, azul y blanca y con la cruz de San Andrés, en forma de X.
Los conservadores no son muy populares en Escocia —ganaron un diputado de los 59 que Escocia manda al Parlamento británico— y Cameron inspira confianza al 23% de los escoceses. Los laboristas son más populares, pero Miliband tiene un problema de imagen.
Cameron, quien había rehuido hacer campaña o participar en debates, argumentando que era un asunto de los escoceses, publicó un artículo en el que invita a los escoces a reflexionar sobre las consecuencias de una victoria del “Sí”.
En sondeo gana el ‘No’ a la división
47,6% de los escoceses votaría en contra de la independencia en el referéndum del jueves 18 de septiembre, mientras que 42,4% lo haría a favor, según una encuesta divulgada ayer por el diario escocés Daily Record.
Si se elimina el 10% de indecisos que muestra el sondeo, elaborado por la firma Survation sobre una muestra de 1.000 personas, el resultado sería de 53% de partidarios del “No” por 47% de favorables al “Sí” a la independencia. En un estudio de la misma compañía publicado hace dos meses, los partidarios de la unión eran el 46%, los independentistas 42% y los indecisos 13%.
La encuesta se publicó el mismo día en el que los dirigentes de los tres principales políticos británicos —conservadores, laboristas y liberaldemócratas—, contrarios a la escisión, se trasladaron hasta territorio escocés para intensificar su campaña debido al avance de la opción independentista en los sondeos previos.
El pasado fin de semana, una encuesta de YouGov otorgó por primera vez una ligera ventaja a los partidarios del “Sí” (51% contra el 49%), mientras que el martes, otro estudio, de TNS, preveía una victoria del “No” por un mínimo margen del 1%.
Ante el avance de los partidarios de la separación del Reino Unido, el primer ministro británico, David Cameron, alteró ayer su agenda, que preveía una sesión de control en la Cámara de los Comunes para ofrecer un discurso en Edimburgo en el que pidió a los escoceses que mantengan unida a la “familia” británica.