Para Malala, el premio ‘no es el fin, sino el principio’
Satyarthi habló con ella y le planteó unir esfuerzos para pacificar su región
La joven paquistaní Malala Yousafzai, ganadora del Premio Nobel de la Paz con el indio Kailash Satyarthi, declaró ayer que el galardón “no es el fin, sino el principio”, y lo dedicó a todos los niños “cuyas voces necesitan ser escuchadas”.
En una intervención tras salir del colegio en Birmingham (centro de Inglaterra), Yousafzai, de 17 años, dijo sentirse “muy honrada” con el reconocimiento y de compartirlo con el activista indio Kailash Satyarthi, lo que simboliza “el amor entre India y Pakistán”.
Malala, como se la conoce popularmente, esperó a terminar sus clases para opinar sobre el galardón, que aseguró la hace sentirse “muy feliz”, aunque su verdadero objetivo es “seguir defendiendo la educación de los niños”.
Cubierta con un velo islámico, Malala explicó que se enteró de que había ganado el Premio Nobel porque se lo dijo una profesora durante la lección de Química, y agradeció el apoyo recibido de maestros y compañeros. “El premio no me servirá para aprobar mis exámenes, eso dependerá de lo duro que trabaje”, aclaró.
La adolescente expresó su “orgullo” por ser la primera paquistaní que gana el Nobel y la más joven. Subrayó que estaba “muy feliz” de que haya “tantas personas luchando por los derechos de los niños”, y constató: “No estoy sola”. Confesó que cuando fue herida a tiros a los 15 años soñaba con ser médico, pero ahora quiere ser política, “una buena política”.
En Nueva Delhi, el indio Kailash Satyarthi, quien liberó a más de 80.000 niños de la explotación, afirmó que este problema social ganó gran visibilidad global “en solo unas horas” gracias a su condecoración con el Nobel de la Paz.
El Presidente de la Marcha Global contra la Explotación Infantil siente que con su elección el Comité del Nobel hizo su “mayor reconocimiento a los niños más desfavorecidos, desatendidos y explotados de la tierra”. El ansia por ayudar a estos menores nació en el interior de Satyarthi cuando tenía “cuatro o cinco años” y veía, de camino al colegio, como otros niños iban a trabajar, dijo en la sede de su ONG Bachpan Bachao Andolan (Movimiento para Salvar la Infancia).
Habló por teléfono con Malala y le trasladó su interés por hallar formas para aumentar la concienciación en contra de la violencia. “Es muy importante para los dos trabajar codo con codo, por eso la he invitado a aunar esfuerzos por la paz en nuestra región”, indicó.
El galardón rejuvenece con los 17 años de la paquistaní
La paquistaní Malala Yousafzai, recompensada con el Premio Nobel de la Paz, es con 17 años la más joven receptora de este galardón desde su creación, en 1901. La media de edad de los galardonados en todas las disciplinas es de 59 años. Los científicos y escritores son a menudo recompensados al final de su carrera, al acercarse a su jubilación, a veces incluso después, algo que suscita numerosas críticas.
Hasta ahora, solo un laureado recibió su premio antes de cumplir los 30 años: el británico William Lawrence Brag, quien tenía 25 cuando ganó el Nobel de Física conjuntamente con su padre en 1915 por sus trabajos sobre los rayos X. Vivió hasta los 81 años.