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Rousseff: Neves habla ‘fuerte’ a Bolivia pero ‘suave’ a EEUU

La presidenta de Brasil y candidata a la reelección, Dilma Rousseff, acusó ayer a su rival electoral Aécio Neves, del PSDB, de hablar, cuando de diplomacia se trata, “fuerte” con Bolivia y “suave” con Estados Unidos.

En una entrevista concedida a la revista Carta Capital, Rousseff afirmó que “la diplomacia del PSDB (Partido de la Social Democracia Brasileña) es hablar fuerte con Bolivia y suave con Estados Unidos”, y se defendió de los ataques de la oposición por los bajos números de crecimiento y los altos índices de inflación en su gobierno, que inició en 2010.

Rousseff, que disputará el 26 de octubre la segunda vuelta electoral con Neves, señaló que “el mundo atraviesa la peor crisis en los últimos 80 años”, pero a diferencia de otros países, según ella, Brasil no redujo los empleos.

Brasil, de acuerdo con analistas consultados por el Banco Central, crecerá este año menos del 0,30% y la inflación se encuentra en el límite de la meta máxima fijada del 6,5%. “No obligamos a los trabajadores a pagar la cuenta”, indicó la Mandataria, quien agregó que “durante este año hubo una apuesta violenta contra Brasil”, incluso desde el exterior.

La afirmación de Rousseff sobre la política exterior de su rival fue la misma de su asesor especial de Asuntos Internacionales, Marco Aurelio García. En declaraciones a Folha de Sao Paulo, señaló que el PSDB “no sabe cómo tratar a Perú y Bolivia. No saben lo que trabajamos con las Policías para lidiar con el tráfico de drogas”.

“Aécio va a entrar en conflicto con Bolivia, de allí se desentenderá con Venezuela, con Argentina y, en fin, nosotros quedaremos aislados”, subrayó el asesor. Para García, el PSDB podría intentar “resucitar un cadáver debidamente enterrado como el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), porque solo quiere relaciones con Europa y Estados Unidos”.      

Uno de los principales asesores del candidato Neves en política exterior, el diplomático Rubens Barbosa, sostuvo que se apuesta por fortalecer el diálogo con Estados Unidos, deteriorado por denuncias de espionaje por parte del país norteamericano a la presidenta Rousseff, y con Europa.