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Tuesday 16 Apr 2024 | Actualizado a 14:41 PM

El matrimonio del diablo en Iguala

El exalcalde José Luis Abarca manejaba al municipio con mano de hierro. Era lacónico   y amenazaba de muerte a sus rivales políticos, incluso se lo acusa de asesinar a uno

Por EFE

/ 23 de noviembre de 2014 / 04:03

El exalcalde de la localidad de Iguala (México) José Luis Abarca Velázquez y su mujer, María de los Ángeles Pineda Villa, vivieron de la corrupción, de la violencia y del narco. Desde la cárcel, niegan saber nada de los 43 normalistas desaparecidos.

Eran las 19.15 de un viernes cuando Naborina Salgado Macedonio oyó seis detonaciones trepar por el hueco de la escalera. Abajo, en el descansillo de la entrada, había quedado sin vida Justino, su hijo. Un balazo le había atravesado el rostro, otros dos el abdomen; los tres restantes no encontraron a su víctima. La reconstrucción policial demostraría que, antes de morir, el hombre, vestido aquel día con su guayabera más blanca, había intentado subir las escaleras para buscar refugio en la casa de su madre. Los sicarios no lo permitieron.

Nunca se supo quién lo mató, o nunca se quiso saber, pero en Iguala hay cosas que se entienden sin necesidad de palabras. Justino Carvajal Salgado, procedente de una familia con fuertes raíces políticas en el estado de Guerrero, era el síndico-administrador del Ayuntamiento, el eterno y fallido aspirante a la Alcaldía y un funcionario harto de las injerencias de María de los Ángeles Pineda Villa, la esposa del regidor. A su muerte, siguió el silencio y a éste, un gesto elocuente. Un año después del crimen, el 8 de marzo de 2014, se celebró en el cabildo un homenaje en su memoria. El alcalde José Luis Abarca Velázquez se levantó y, a la vista de todos, se marchó antes de que empezase. Nadie se atrevió a preguntar por qué.

Al regidor de Iguala, ahora encarcelado junto a su esposa como autor intelectual de la desaparición (y probablemente matanza) de los 43 estudiantes de magisterio, siempre le siguió una sombra de terror. De pelo corto, cuerpo depilado y músculo de gimnasio, le gustaba moverse a solas por una tierra donde los políticos no dan un paso sin un enjambre de escoltas. A veces, al volante de su deportivo gris, llegaba conduciendo sin ninguna protección al Palacio del Gobierno, en Chilpancingo, y ante los otros burgomaestres hacía demostración de lo que todos sabían: que él, a diferencia de sus compañeros, no tenía nada que temer.

Quienes le han tratado le recuerdan como un pequeño déspota, tajante en sus respuestas y con dificultades para enhebrar un razonamiento complejo. A la prensa, cuando se dignaba a responder, siempre contestaba que todo iba bien. Y cuando los asuntos eran espinosos, que él no sabía nada. Eso dijo cuando le inquirieron por el asesinato el 1 de junio del año pasado de su principal adversario político, el ingeniero Arturo Hernández Cardona, líder de Unidad Popular, y a quien, según declararía meses después un testigo, había ultimado él personalmente de dos tiros.

Y tampoco supo nada después de la masacre de Iguala del 26 de septiembre. Con los cadáveres aún calientes de seis personas, cinco muertos a balazos y otro desollado vivo, Abarca aseguró con su estilo tajante que no se había enterado, que él había pasado la noche bailando rancheras con su esposa y que, ya de mañana, todo estaba tranquilo y en calma. En aquel momento no se conocía aún la desaparición de los 43 normalistas. Para cuando se descubrió, él y su esposa se habían fugado.

Nadie duda de que en su huida recibieron ayuda de Guerreros Unidos. Una organización salvaje, surgida del colapso del imperio de Arturo Beltrán Leyva, el Jefe de Jefes, e íntimamente conectada a su esposa. Dos de sus hermanos, Alberto y Mario, habían hecho carrera en el narcotráfico. Empezaron a principios de 2000 en Guerrero, como pequeños vendedores de droga, pero poco a poco ascendieron en la escala del crimen hasta que el cártel de Sinaloa, en aquellas fechas en manos del Chapo Guzmán, les abrió las puertas al tráfico de cocaína procedente de Colombia y Venezuela. Cumplido este cometido, recibieron un encargo más venenoso: abrir una sucursal de sicarios en Guerrero para enfrentarse a la expansión de los Zetas y la Familia Michoacana. El resultado fue el embrión de Guerreros Unidos.

CRECIMIENTO. Cuando El Chapo se separó de Beltrán Leyva, los hermanos Pineda se apuntaron aparentemente al bando de este último. En diciembre de 2009 una mano asesina arrojó sus cadáveres a la carretera de la Ciudad de México a Cuernavaca. Supuestamente habían intentado traicionar al Jefe de Jefes. Ese mismo año, un tercer hermano, Salomón, ingresó en prisión por narcotráfico y posesión de armas. Al salir de la cárcel, se integró en Guerreros Unidos como uno de los cabecillas. Para completar este abismal círculo familiar, la madre ha sido señalada como testaferra del narco. Hace un año la secuestró un cártel rival. Maniatada y con los ojos tapados, fue obligada a contar ante una cámara los pormenores de su familia, entre otros, que su yerno protegía los intereses de Guerreros Unidos.

Con esta parentela, a pocos les extrañó la fulgurante escalada social del matrimonio. En pocos años, habían pasado de vender sandalias y sombreros de paja a poseer 17 propiedades, entre ellas el centro comercial Los Tamarindos, el mayor de la ciudad. Desde esta plataforma, Abarca dio el salto a la política de la mano del factótum local Lázaro Mazón, ahora fulminado por el escándalo. Mazón, antiguo alcalde de Iguala por el PRD (Partido de la Revolución Democrática) y en sus últimos tiempos hombre fuerte en la zona del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, intercedió en su época de senador para lograr la cesión de terrenos sobre los que se construyó el centro comercial.

Una vez alcanzada la Alcaldía, Abarca fue, día a día, cediendo el terreno a su esposa. La primera dama de la ciudad de provincias venía con hambre de poder. Ella era la que aparecía en las fotografías en primer plano, ella era la que, como recuerdan algunos concejales, entraba en las reuniones y daba las órdenes.

Calculadora y dominante, empezó a preparar su asalto a la Alcaldía. Ocupó la presidencia de un organismo público, Desarrollo Integral de la Familia (DIF), logró ser elegida consejera estatal del PRD y su próximo paso era presentar la candidatura.

En su expansión tuvo sus primeros choques, entre ellos con su rival, el administrador municipal Justino Carvajal Salgado. Y también con el ingeniero Hernández Cardona, a quien en público llegó a amenazar de muerte. Ambos no tardaron en desaparecer del mapa.

Nada parecía poder frenar su ascenso. Tenía de su parte el dinero, el cargo y, sobre todo, el poder de las tinieblas. Como ha declarado el líder de Guerreros Unidos, Sidronio Casarrubias Salgado, ahora detenido, ella manejaba las cuentas del cártel y había financiado las campañas del ya defenestrado gobernador Ángel Aguirre, del PRD.

El 26 de septiembre, utilizando como excusa la presentación de su informe de actividades en el DIF, organizó un gran acto en el zócalo. Arrancaba su carrera para las elecciones de 2015. Fue justo ese día cuando llegaron a Iguala dos autobuses cargados de normalistas. Iban a recaudar fondos. Viejos enemigos políticos del matrimonio, su presencia en la ciudad encendió las alarmas.

La pareja exigió a la Policía municipal, un brazo armado del cártel, que impidiese que reventasen el acto. La orden devino en locura. Los agentes atacaron a sangre y fuego a los estudiantes. Los que no lograron huir fueron detenidos y, según la Fiscalía, conducidos a manos de los liquidadores de Guerreros Unidos. En un vertedero, con la precisión que dan años de práctica, se les ejecutó e incineró.

Pero la pareja no se alteró. Aún tuvo tiempo para pedir su baja del cargo y abandonar Iguala con tranquilidad. Durante más de un mes su paradero fue un misterio. En la madrugada del 4 de noviembre fueron capturados en una desdentada casa del barrio de Iztapalapa, en la laberíntica Ciudad de México. Dormían sobre un colchón hinchable. Él estaba demacrado; ella, maquillada y nerviosa. Desde entonces, han negado cualquier implicación en los hechos. Como tantas otras veces, aducen que no saben nada.

Huellas del caso

Fallecidos

El 26 de septiembre, tras el ataque de policías a normalistas rurales, el saldo fue de seis muertos resultado de tres balaceras efectuadas por elementos de la Policía Preventiva Municipal de Iguala, del estado de Guerrero, y presuntos delincuentes. Entre las víctimas hubo tres estudiantes, un joven futbolista del equipo Los Avispones, el chofer del equipo y una ama de casa que viajaba en un taxi.

Detenidos

El 28 de septiembre se detuvo a 22 policías de Iguala, la Procuraduría de Guerrero los acusa de homicidio. Después se atrapó a cuatro presuntos integrantes de la delincuencia organizada.

Fosas

El 4 octubre se dio a conocer que fueron ubicadas cinco fosas en Pueblo Viejo, en Iguala, en las cuales se localizaron los restos de 28 cuerpos calcinados. La primera versión que manejó la Policía fue que uno de los presuntos policías detenidos confesó que allí mataron a los estudiantes. El procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, reveló que fueron localizadas cuatro fosas más en esa localidad.

Fuga

El alcalde de Iguala y su esposa negaron su participación en el hecho. Pidieron licencia al cargo y salieron de la localidad. Sin embargo, fueron detenidos el 4 de noviembre en un operativo.

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Sube a 157 muertos el balance de la tragedia minera en Brasil

Los equipos de rescate siguen trabajando en el mar de lodo en el que se convirtieron las 290 hectáreas arrasadas por el violento tsunami de 13 millones de metros cúbicos de desechos mineros que asoló la región de Brumadinho el 25 de enero.

Por EFE

/ 8 de febrero de 2019 / 00:48

El número de fallecidos por la rotura del dique de residuos mineros de Vale en el sudeste de Brasil aumentó a 157, mientras que otras 182 personas siguen desaparecidas, según el último balance divulgado por la Defensa Civil este jueves, casi dos semanas después del desastre.

Los equipos de rescate siguen trabajando en el mar de lodo en el que se convirtieron las 290 hectáreas arrasadas por el violento tsunami de 13 millones de metros cúbicos de desechos mineros que asoló la región de Brumadinho el 25 de enero.

Con el barro cada vez más duro e inaccesible, los bomberos usaron aparatos de geolocalización, además once excavadoras, cinco máquinas anfibias o seis camiones para tratar de localizar los cuerpos que siguen sepultados bajo el lodo.

Los equipos de rescate -entre los que siguen casi 300 bomberos- han tenido que luchar además contra la lluvia de los últimos días, que este jueves limitó el vuelo de los helicópteros.

En el último balance del miércoles, el número de fallecidos ascendía a 150.

La mayoría de los muertos y desaparecidos trabajaba en la mina Córrego do Feijao y fueron sorprendidos por la ola de barro cuando almorzaban en la cantina de la empresa, una de las primeras estructuras alcanzadas por el desastre.

Este jueves, las tareas de búsqueda se centraron especialmente en el área administrativa, la zona de descanso y la fábrica, todas sepultadas bajo el lodo.

En su violento descenso, la marea de barro arrasó también con una posada y varias casas del área rural de Brumadinho -una localidad de de 39.000 habitantes a 60 km de Belo Horizonte (capital de Minas)- antes de alcanzar el río Paraopeba, que baja desde entonces marrón, expandiendo los residuos por su cauce.

Propietaria del complejo minero y empleadora de la mayoría de víctimas, las acciones de Vale volvieron a cerrar con pérdidas este jueves en la Bolsa de Sao Paulo (-2,05%), mientras las autoridades siguen investigando las causas del colapso del dique.

El gigante brasileño ya había concluido en rojo la víspera tras saberse que el gobierno de Minas Gerais le había retirado la licencia para operar el depósito de residuos de su principal mina de la región. En la primera sesión tras la tragedia, las acciones de Vale se hundieron alrededor del 25%, aunque luego tuvieron sesiones en verde.

Mayor productora de mineral de hierro del mundo, la compañía ya se vio implicada hace tres años en la tragedia de Mariana, cuando un dique de una mina de Samarco (un proyecto conjunto de Vale y la australiana BHP) reventó generando otra enorme marea de lodo que dejó 19 muertos y el peor desastre ambiental de la historia de Brasil. (07/02/2019)

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Drexler y reguetoneros colombianos conquistan premios Grammy Latino

Maluma se llevó el premio a mejor álbum vocal pop contemporáneo por "F.A.M.E."

Por EFE

/ 16 de noviembre de 2018 / 13:50

Los premios Grammy Latino repartieron su corazón el jueves en Las Vegas entre el cantautor uruguayo Jorge Drexler, cultor de melodías de pop suave, y los ritmos urbanos y tropicales de los músicos colombianos, la mayoría reguetoneros de cadencias sensuales y letras explícitas.

Drexler triunfó en la gala de la música iberoamericana al llevarse tres gramófonos de oro: canción del año y grabación del año por «Telefonía», y mejor álbum cantautor por «Salvavidas de hielo».

Si bien su estilo está en las antípodas del reguetón, el propio Drexler rindió tributo a este género, cuyo origen comparten Jamaica, Puerto Rico y Panamá y que suena sin cesar en España y Latinoamérica a pesar de las continuas críticas.

«Que viva Iberoamérica, que viva la música iberoamericana, que viva Borges, que viva Pessoa, pero que viva también la cumbia, que viva el reguetón, íque viva todo!», dijo el oscarizado cantautor uruguayo, quien suele acompañarse apenas por una discreta guitarra.

Así respondió Drexler al reguetonero colombiano J Balvin, quien había lamentado poco antes que el reguetón fuera un género «que ha sido un poco discriminado».

«Es hora de crear nuevas leyendas, nuevas motivaciones», dijo, alzando su gramófono de oro a álbum de música urbana sobre su cabello teñido de verde.

Si bien no se llevaron los principales reconocimientos, los colombianos –y en particular los reguetoneros colombianos– protagonizaron la noche.

Maluma, quien como J Balvin es de Medellín, se llevó el premio a mejor álbum vocal pop contemporáneo por «F.A.M.E.» y recordó al agradecer el galardón que el año pasado fue uno de los más nominados y en cambio volvió a casa sin «un solo Grammy».

También es medellinense Karol G, ganadora como mejor nueva artista por el éxito «Mi cama», donde habla a un enamorado de la forma como suena su cama.

El que rompió la tendencia reguetonera fue el colombiano Carlos Vives, una leyenda del vallenato que se llevó el premio a mejor álbum tropical contemporáneo por «Vives».

Dos para Rosalía

La cantante española Rosalía, quien debutó el año pasado con su fusión de flamenco con R&B y electrónica, conquistó el oído latinoamericano este año con «Malamente», el hit de su álbum «El mal querer».

El tema se llevó dos gramófonos de oro a mejor fusión urbana y mejor canción alternativa, dos de los cinco premios a los que aspiraba.

«Esto es un sueño», dijo Rosalía, agradeciendo a otras mujeres de la industria que le «han enseñado que se puede».

En tanto, el mexicano Luis Miguel no acudió a recibir su premio a álbum del año por «íMéxico por siempre!», lo que le valió un abucheo del público.

«Me voy a encargar de entregárselo personalmente», prometió la cantante y actriz Thalía, buscando aplacar los ánimos.

Los asistentes también lamentaron la ausencia del puertorriqueño Daddy Yankee, el «jefe» del reguetón y un pionero del género que ganó mejor canción urbana por su éxito viral «Dura», pero que no fue a la fiesta.

El salsero puertorriqueño Marc Anthony dio el puntapié de inicio de la gala con la primera presentación en vivo de su última canción, «Está rico», junto al también boricua Bad Bunny y el actor estadounidense Will Smith, quien incursiona últimamente el género urbano latino.

La fiesta en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas vio la actuación de artistas como J Balvin, Drexler, Lafourcade, Nicky Jam, Steve Aoki, Maná y Carlos Vives.

Un saludo a la caravana

La mayoría de las 49 categorías fueron anunciadas en una sección no televisada, donde ganaron, entre otros, Natalia Lafourcade, Fito Páez, Chico Buarque, Lenine, Pedro Giraudo y Anaadi.

La mexicana Lafourcade recibió su Grammy saludando a los miles de inmigrantes que atravesaron Centroamérica y México y empiezan a llegar a la frontera estadounidense.

También la banda mexicana Maná, que fue reconocida el miércoles como Persona del Año por la Academia Latina de la Grabación, tuvo palabras de aliento hacia los inmigrantes, pero la gala no vio otras demostraciones de preocupación política de parte de los artistas.

La excepción la marcó la cantautora brasileña Anaadi, quien al recibir su premio por «Noturno» lamentó que su país «esté sufriendo una amenaza neofascista», refiriéndose a la reciente victoria del ultraderechista Jair Bosonaro a la presidencia.

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/ 16 de noviembre de 2018 / 13:50

Los premios Grammy Latino repartieron su corazón el jueves en Las Vegas entre el cantautor uruguayo Jorge Drexler, cultor de melodías de pop suave, y los ritmos urbanos y tropicales de los músicos colombianos, la mayoría reguetoneros de cadencias sensuales y letras explícitas.

Drexler triunfó en la gala de la música iberoamericana al llevarse tres gramófonos de oro: canción del año y grabación del año por «Telefonía», y mejor álbum cantautor por «Salvavidas de hielo».

Si bien su estilo está en las antípodas del reguetón, el propio Drexler rindió tributo a este género, cuyo origen comparten Jamaica, Puerto Rico y Panamá y que suena sin cesar en España y Latinoamérica a pesar de las continuas críticas.

«Que viva Iberoamérica, que viva la música iberoamericana, que viva Borges, que viva Pessoa, pero que viva también la cumbia, que viva el reguetón, íque viva todo!», dijo el oscarizado cantautor uruguayo, quien suele acompañarse apenas por una discreta guitarra.

Así respondió Drexler al reguetonero colombiano J Balvin, quien había lamentado poco antes que el reguetón fuera un género «que ha sido un poco discriminado».

«Es hora de crear nuevas leyendas, nuevas motivaciones», dijo, alzando su gramófono de oro a álbum de música urbana sobre su cabello teñido de verde.

Si bien no se llevaron los principales reconocimientos, los colombianos –y en particular los reguetoneros colombianos– protagonizaron la noche.

Maluma, quien como J Balvin es de Medellín, se llevó el premio a mejor álbum vocal pop contemporáneo por «F.A.M.E.» y recordó al agradecer el galardón que el año pasado fue uno de los más nominados y en cambio volvió a casa sin «un solo Grammy».

También es medellinense Karol G, ganadora como mejor nueva artista por el éxito «Mi cama», donde habla a un enamorado de la forma como suena su cama.

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Dos para Rosalía

La cantante española Rosalía, quien debutó el año pasado con su fusión de flamenco con R&B y electrónica, conquistó el oído latinoamericano este año con «Malamente», el hit de su álbum «El mal querer».

El tema se llevó dos gramófonos de oro a mejor fusión urbana y mejor canción alternativa, dos de los cinco premios a los que aspiraba.

«Esto es un sueño», dijo Rosalía, agradeciendo a otras mujeres de la industria que le «han enseñado que se puede».

En tanto, el mexicano Luis Miguel no acudió a recibir su premio a álbum del año por «íMéxico por siempre!», lo que le valió un abucheo del público.

«Me voy a encargar de entregárselo personalmente», prometió la cantante y actriz Thalía, buscando aplacar los ánimos.

Los asistentes también lamentaron la ausencia del puertorriqueño Daddy Yankee, el «jefe» del reguetón y un pionero del género que ganó mejor canción urbana por su éxito viral «Dura», pero que no fue a la fiesta.

El salsero puertorriqueño Marc Anthony dio el puntapié de inicio de la gala con la primera presentación en vivo de su última canción, «Está rico», junto al también boricua Bad Bunny y el actor estadounidense Will Smith, quien incursiona últimamente el género urbano latino.

La fiesta en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas vio la actuación de artistas como J Balvin, Drexler, Lafourcade, Nicky Jam, Steve Aoki, Maná y Carlos Vives.

Un saludo a la caravana

La mayoría de las 49 categorías fueron anunciadas en una sección no televisada, donde ganaron, entre otros, Natalia Lafourcade, Fito Páez, Chico Buarque, Lenine, Pedro Giraudo y Anaadi.

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Fiscales de EEUU han imputado en secreto a Julian Assange, según prensa

En un escrito a un juez que se hizo público, el fiscal federal adjunto Kellen S. Dwyer instó a mantener bajo secreto el caso de Assange "debido a la sofisticación del acusado y la publicidad que le rodea".

Por EFE

/ 16 de noviembre de 2018 / 11:57

Fiscales en EEUU han imputado cargos al fundador de Wikileaks, el australiano Julian Assange, en un procedimiento secreto que se ha revelado por error, según publicó este viernes The Washington Post.

En un escrito a un juez que se hizo público, el fiscal federal adjunto Kellen S. Dwyer instó a mantener bajo secreto el caso de Assange «debido a la sofisticación del acusado y la publicidad que le rodea».

«Es probable que ningún otro procedimiento mantenga confidencial el hecho de que ha sido imputado», dijo Dwyer, que defendió que así siga siendo hasta que a Assange eventualmente se le detenga.

No queda claro qué se le imputa a Assange, aunque en el pasado Estados Unidos estudió posibles cargos por conspiración, robo de propiedad gubernamental o violación de la Ley de Espionaje por la gran filtración de Wikileaks en 2010.

Uno de los abogados de Assange, Barry J. Pollack, dijo al Post que «la única cosa más irresponsable que imputar a alguien por publicar información veraz sería poner en un escrito público información que claramente no estaba destinada al público y sin avisar a Assange».

«Obviamente, no tengo ni idea de si realmente le han acusado o de qué, pero la idea de que se puedan imputar delitos federales por publicar información veraz es un precedente peligroso», añadió.

Ecuador acogió a Assange en su embajada en Londres en 2012 cuando estaba acusado en Suecia de una agresión sexual.

Aunque el caso en Suecia se archivó, Assange sigue recluido en la legación por temor a que su salida provoque una petición de extradición por EEUU y su inmediata detención.

(16/11/2018)

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La ONU rechaza enmiendas de EEUU y aprueba resolución cubana contra embargo

Con 189 votos a favor y ninguna abstención, los Estados miembros de Naciones Unidas respaldaron el texto cubano, que pide el fin del "embargo económico, comercial y financiero" sobre la isla.

Por EFE

/ 1 de noviembre de 2018 / 16:46

La Asamblea General de la ONU rechazó hoy las enmiendas estadounidenses a una resolución contra el embargo sobre Cuba y aprobó el texto propuesto por La Habana con la única oposición de EEUU e Israel.

Con 189 votos a favor y ninguna abstención, los Estados miembros de Naciones Unidas respaldaron el texto cubano, que pide el fin del «embargo económico, comercial y financiero» sobre la isla.

EEUU, que por primera vez había presentado enmiendas para incluir en la resolución críticas a la situación de los derechos y libertades en Cuba, únicamente logró el apoyo de otros dos países, Israel y Ucrania, y no pudo sacar adelante sus propuestas.

(01/11/2018)

 

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