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FARC liberan a dos soldados en Colombia, primer paso para reanudar proceso de paz

La guerrilla de las FARC liberó este martes a dos soldados en el noreste de Colombia y pidió un cese «inmediato» de los operativos militares para cumplir con la entrega de otros tres cautivos, entre ellos un general, requisito del gobierno para reanudar el proceso de paz.

Paulo César Rivera, de 24 años, y Jonathan Andrés Díaz, de 23, fueron entregados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a una misión humanitaria en una zona rural del departamento de Arauca, cerca de donde habían sido capturados en combates el 9 de noviembre.

Los militares fueron recibidos por delegados de los gobiernos de Cuba y Noruega, garantes de los diálogos de paz, y por miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), y tras una breve revisión médica fueron trasladados en helicóptero hasta Tame, donde los aguardaban representantes del Ejército y del gobierno.

«Nos alegra que estas dos personas puedan volver pronto a sus hogares, donde los esperan sus familias», dijo Christoph Harnisch, jefe de la delegación del CICR en Colombia, citado en un comunicado.

En El Carmen de Bolívar, en el norte del país, familiares y vecinos del soldado Rivera celebraron con euforia la noticia, que seguían atentos por televisión.

«Contento, feliz por Paulo, queremos tenerlo ya aquí», dijo a Noticias Caracol el tío del soldado liberado, Nelson Rivera, entre risas y llanto.

El gobierno agradeció a los mediadores y confió en una rápida liberación del brigadier general Rubén Alzate, el oficial de más alto rango capturado por este grupo insurgente en 50 años, así como el cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego, retenidos el domingo 16 en el departamento de Chocó (oeste), en la costa del Pacífico.

«Muy buena noticia para el país, sus familias, la sociedad y el Ejército la liberación de los soldados en Arauca», escribió en Twitter el ministro del Interior, Juan Fernando Cristo. «Esperamos que muy pronto se dé la liberación del General Ruben Darío Alzate y sus acompañantes para que se reanuden los diálogos de paz».

«Un gesto muy importante»

La captura del general y sus acompañantes, ocurrida en confusas circunstancias durante un recorrido de civil y sin escoltas en el caserío Las Mercedes, cerca de la capital regional Quibdó, provocó la peor crisis en los dos años del proceso de paz que el gobierno y la guerrilla adelantan en Cuba.

Las negociaciones, que transcurren sin un cese del fuego, fueron suspendidas por el presidente, Juan Manuel Santos, quien condicionó su reanudación a la liberación de todos los cautivos.

Desde La Habana, el jefe negociador de la guerrilla, alias Iván Márquez, dijo que ahora las FARC «enfocarán sus esfuerzos» en la entrega de los restantes cautivos y reclamó condiciones de seguridad para ello.

«Esperamos que los operativos dirigidos por el ministerio de Defensa y el sitio militar contra la población civil se suspendan de inmediato, para que la liberación de las personas mencionadas trascurra sin sobresaltos y sin riesgos para ninguna de las partes», declaró.

La portavoz del CICR, Laura Gómez, dijo a periodistas que «la operación está en proceso» en Chocó, pero no detalló lugar ni fecha.

En Quibdó, el general Leonardo Pinto indicó que las únicas operaciones militares en el área son de control y protección a la población.

«Simplemente estamos garantizando que se pueda llevar a feliz término ese proceso de liberación», declaró.   El director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac), Jorge Restrepo, destacó el gesto de las FARC, nacida en 1964 de un alzamiento campesino y actualmente con unos 8.000 combatientes. «Es un gesto muy importante de paz que fortalece el proceso», dijo a la AFP.

Sin embargo, el analista advirtió sobre el riesgo de que algo vulnere la integridad de los cautivos y amenace la continuidad de los diálogos, tras tres intentos fallidos de paz en las últimas décadas.

«Seguimos estando en máxima tensión», dijo por su parte.

Las pláticas en Cuba han logrado el mayor avance para poner fin al conflicto más antiguo del continente, que ha dejado 220.000 muertos y 5,3 millones de desplazados.