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El Papa meditó en la simbólica Mezquita Azul

En el segundo día de su visita a Turquía, el papa Francisco oró ayer en la célebre Mezquita Azul de Estambul, señal de su voluntad de promocionar el diálogo entre las religiones en un país musulmán fronterizo con Irak y Siria en guerra.

Francisco meditó durante dos minutos, con los ojos cerrados y las manos juntas, junto al gran muftí de Estambul, Rahmi Yaran, quien rezaba a su lado. “Fue un bonito momento de diálogo interreligioso”, dijo a la prensa el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi.

“Ocurrió lo mismo hace ocho años con Benedicto”, recordó Lombardi. En 2006, el pontífice Joseph Ratzinger tuvo un gesto de reconciliación inédito, una “meditación” mirando a La Meca, a los tres meses de haber pronunciado unas palabras muy controvertidas que parecían asociar Islam y violencia.

Francisco, que cambió el sábado el coche blindado en el que se desplazó en Ankara por un vehículo común, se dirigió luego a la basílica de Santa Sofía para una breve visita, bajo las llamadas a la oración de los almuecines desde los minaretes cercanos.

Esta enorme iglesia bizantina, visitada cada año por millones de turistas, fue convertida en mezquita tras la toma de Constantinopla por el Imperio Otomano en 1453, y se transformó en museo en 1934 por decisión del fundador de la Turquía moderna y laica, Mustafa Kemal Atatürk. A los 15 siglos de su construcción, el futuro de Santa Sofía sigue alimentando la tensión entre cristianos y musulmanes, que reclaman regularmente que vuelva a ser una iglesia, los primeros, y una mezquita, los segundos.

El Papa celebró la tarde de ayer una misa en la catedral del Espíritu Santo para la minúscula comunidad cristiana de Turquía, apenas 80.000 miembros (el 0,07% de la población); mientras que el 97%, más de 75 millones de personas son musulmanes.