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Desesperanza por 43 estudiantes tras confirmarse una muerte

Los temores de que los 43 estudiantes desaparecidos desde septiembre en el sur de México hayan sido masacrados se fortalecieron con la identificación de los restos de Alexander Mora, uno de los jóvenes llorado por su familia entre reclamos de justicia.

El fiscal general, Jesús Murillo Karam, confirmó ayer que los restos de un estudiante fueron identificados entre las muestras que enviaron en noviembre a un prestigioso laboratorio de Austria, que el jueves envió a México sus primeros resultados.

“Esta muestra solo dio un resultado positivo. La muestra ósea del estudio corresponde a Alexander Mora”, dijo el fiscal en una conferencia de prensa.

El joven Alexander fue el único identificado por el laboratorio de la Universidad de Innsbruck a partir de la extracción de ADN nuclear a los restos. Pero “los estudios de la universidad continúan” con otras técnicas forenses, señaló Murillo Karam.

Las 17 muestras de restos óseos enviadas a Austria fueron halladas en una zona del estado de Guerrero donde, según la reconstrucción de la Fiscalía, sicarios de un grupo narcotraficante habrían matado e incinerado a los estudiantes.

Durante las últimas diez semanas, los padres de las víctimas han negado que sus hijos estuvieran muertos y, liderando multitudinarias protestas, exigían al Gobierno que redoblara la búsqueda. Mientras tanto, el presionado presidente Enrique Peña Nieto afrontaba la mayor crisis de sus dos años de gestión y en México crecía una indignación nacional sin precedentes por el atroz crimen.

Ayer, Murillo Karam subrayó que la identificación de Alexander “refuerza la reconstrucción” del crimen que realizó la Fiscalía semanas atrás.

Sepelio. En su humilde vivienda de la comunidad de El Pericón (Guerrero), la familia de Alexander lo recuerda como un muchacho alegre cuyo sueño era convertirse en maestro para sacar adelante a su viudo progenitor.

“Decidió irse a estudiar porque su sueño era formarse como maestro y ni modo, le quitaron la vida”, explica afligido a la AFP su padre, un campesino.

Vecinos y compañeros estudiantes han ido llegando a la diminuta vivienda de dos cuartos, donde se preparó un pequeño altar con velas, varias fotografías de Alexander y una playera de fútbol, su gran pasión deportiva.

Pero a El Pericón, una empobrecida comunidad montañosa de 1.800 habitantes, no ha llegado ningún representante del Gobierno, lamentan sus allegados.

Ayer, la familia se encontraba a la espera de que les envíen los restos de Alexander, el menor de ocho hermanos, para darles cristiana sepultura.

“Somos gente humilde que vivimos del campo. Queremos darle un sepelio como se hace aquí, honradamente, pobremente”, explicó su hermana Edith.

En caso de que los 43 estudiantes hayan sido asesinados, sería una de las peores masacres de la violencia que vive México desde el lanzamiento de una ofensiva militar contra el narcotráfico en 2006. Más de 80.000 personas han sido asesinadas y 22.000 desaparecidas desde entonces.

La desaparición de los estudiantes mereció la condena internacional y exhibió de nuevo la profunda infiltración del narcotráfico en autoridades mexicanas.

En este contexto de conmoción nacional, Peña Nieto se apresta a recibir a jefes de Estado de América Latina, España y Portugal en la XXIV Cumbre Iberoamericana en Veracruz.

Expertos forenses realizarán nuevas pruebas

Tras identificar los restos de uno de los 43 estudiantes mexicanos desaparecidos desde septiembre, expertos forenses realizarán nuevas pruebas para la identificación de otros jóvenes, informó ayer el fiscal general, Jesús Murillo Karam.

Los restos examinados fueron hallados en una zona del estado de Guerrero, donde sicarios aseguran que mataron e incineraron a los estudiantes.

“La muestra fue sometida junto con otras 16 a procedimientos de extracción de ADN nuclear, es decir, el núcleo de la célula, utilizando una técnica altamente sensible”, dijo Murillo Karam en conferencia de prensa.

“Esta muestra solo dio un resultado positivo. Los estudios de la universidad continúan para tratar de obtener muestras que puedan dar resultados con otras técnicas de investigación forense”, señaló.

El estudiante desaparecido que fue identificado como Alexander Mora “refuerza la reconstrucción histórica” que ha hecho la Fiscalía, según la cual los jóvenes fueron masacrados por sicarios del narcotráfico.

Los sicarios habrían asesinado a los jóvenes e incinerado sus cuerpos en un apartado basurero de la localidad de Cocula, vecina de Iguala. Los restos carbonizados y después triturados fueron colocados en ochos bolsas y arrojados a un río, según la Fiscalía, que recuperó uno de los paquetes cerrado.

Murillo Karam señaló que ya tienen a 80 detenidos por este crimen, incluido el entonces alcalde de Iguala y su esposa, y siguen buscando a otros 11 sospechosos.

El crimen de Iguala ha generado una indignación nacional sin precedentes recientes y ha colocado al mandatario Enrique Peña Nieto en la peor crisis de sus primeros dos años de presidencia.

Drama en Ayotzinapa

Alumno

Alexander era estudiante de primer curso de Magisterio de la escuela rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa (Guerrero), a unos 150 kilómetros de El Pericón. En este reconocido centro público de ideología socialista se forman maestros que después se encargarán de dar clases en áreas rurales de Guerrero, uno de los estados más pobres del país.

Desaparición

El 26 de septiembre, Alexander y otros 42 compañeros —la mayoría entre 18 y 21 años— desaparecieron en la cercana ciudad de Iguala, a donde se habían desplazado para recaudar fondos para su escuela.

Ataque

La fatídica noche, los jóvenes fueron brutalmente atacados a tiros por policías de Iguala que después los entregaron a sicarios del cártel Guerreros Unidos. Según la reconstrucción de la fiscalía, los narcotraficantes asesinaron a los jóvenes e incineraron sus cuerpos, una versión que hasta ahora no creían las familias.

Sacrificio

En la escuela de Ayotzinapa, de donde los estudiantes suelen salir con un empleo, los normalistas son gente humilde. Ellos no pagan renta, solo trabajaban en siembras para mantenerse.