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Rousseff llama a pacto contra la corrupción en segundo mandato

La presidenta Dilma Rousseff inició ayer su segundo mandato en Brasil llamando a un “pacto nacional contra la corrupción” ante el escándalo que enloda a Petrobras. Anunció ajustes económicos para enfrentar la desaceleración sin tocar a los pobres.

“Estoy proponiendo un gran pacto nacional contra la corrupción que involucre a todas las esferas del gobierno y todos los núcleos de poder, tanto en el sector público como privado”, afirmó Rousseff al jurar ante el Congreso para su último periodo consecutivo de cuatro años en el poder.

Casi 30.000 simpatizantes del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT, en el poder desde hace 12 años) acompañaron, bajo el aplastante sol de Brasilia, la ceremonia de investidura de esta exguerrillera de 67 años que en octubre triunfó en segunda vuelta, por apenas 3%, contra el socialdemócrata Aécio Neves.

Luciendo un vestido de encaje color crema, Rousseff prometió ante el Parlamento investigar con rigor la corrupción en Petrobras y tomar medidas para “extirpar” esa práctica. También delineó un gobierno de austeridad pero sin quitar beneficios a los más pobres.

Rousseff prometió enviar al Congreso en seis meses un paquete de medidas para agilizar los juicios y endurecer las penas de los condenados por corrupción en el sector público y privado.

“Vamos a investigar con rigor todo lo malo que ocurrió (en Petrobras) y fortalecerla cada vez más. Vamos a crear mecanismos que eviten que hechos como éstos vuelvan a ocurrir”, dijo.

También señaló que protegerá la compañía “de depredadores internos y de enemigos externos”.

Petrobras, la mayor empresa del país, está en el centro de una trama de corrupción que involucra a un cártel de las principales constructoras de Brasil, que pagaban sobornos por contratos.

Treinta y nueve personas están siendo procesadas por la Justicia, y varios políticos aliados del gobierno pueden correr la misma suerte. La Policía estima que la red de corrupción movió unos $us 4.000 millones en la última década.

  Durante su discurso de 40 minutos, Rousseff anunció, asimismo, que aplicará medidas de ajuste económico para contrarrestar el débil crecimiento durante los cuatro años de su primer gobierno.

“Sé que Brasil necesita volver a crecer, los primeros pasos de ese camino pasan por un ajuste en las cuentas públicas, un aumento en el ahorro interno, ampliación del crecimiento y elevación de la productividad de la economía”, dijo.

“Haremos eso con el menor sacrificio posible para la población, en especial para los más necesitados”, agregó. Fue una promesa que repitió en un discurso ante sus entusiastas seguidores a las afueras del palacio de Planalto.

Balance. En los últimos cuatro años, la economía experimentó un deterioro al pasar de un crecimiento del 7,5% del PIB en 2010 a una previsión cercana a cero en 2014. En 2011 la actividad creció 2,7%, en 2012 un 1% y en 2013 un 2,5%. Y para 2015 los mercados esperan un leve despegue del 0,5%, mientras la inflación cerró en noviembre 6,56%, encima del centro de la meta oficial del 4,5%.

“En este nuevo mandato vamos a crear, por medio de una acción firme y sobria en la economía, un ambiente todavía más favorable para los negocios, la actividad productiva, la inversión, la innovación, la competitividad y el crecimiento sustentable”, indicó.

Rousseff envió la primera señal de los tiempos de austeridad que se vienen para Brasil al designar a un liberal ortodoxo, amigo de los mercados, como ministro de Economía. El exbanquero Joaquim Levy estará al frente de un programa de ajuste orientado a poner las finanzas en orden, reducir gastos y recuperar la confianza de los mercados para atraer inversiones.

Más allá de la corrupción y la economía, la Presidenta aseguró en su discurso que la “gran prioridad” será la educación.

La prioridad externa: América Latina

EFE

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, aseguró ayer en el discurso que pronunció en el Congreso para asumir su segundo mandato que la prioridad de la política externa de su gobierno seguirá siendo la integración latinoamericana, pero sin dejar de fortalecer lazos con EEUU, la Unión Europea y Japón.

“Mantendremos como prioridad (la integración de) Sudamérica, América Latina y el Caribe”, dijo la Mandataria.

De acuerdo con la gobernante, esa prioridad será traducida en esfuerzos por fortalecer los mecanismos regionales de integración de los que Brasil forma parte, entre los que citó el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Países de América Latina y del Caribe (Celac).

Líneas. Rousseff garantizó que no adoptará “discriminaciones de orden ideológico” en sus esfuerzos de integración al referirse a diferencias entre los países latinoamericanos, algunos más o menos alineados con EEUU y defensores de políticas liberales.

La Presidenta aprovechó el pronunciamiento para agradecer “la presencia” de sus “queridos colegas y gobernantes de América Latina aquí presentes”. A los actos de su nueva investidura asisten los gobernantes de Bolivia, Chile, Costa Rica, Paraguay, Uruguay y Venezuela, así como vicepresidentes de China, EEUU y Argentina —en ese orden los mayores socios comerciales de Brasil— y delegaciones de otros 70 países.

En proyección, aseguró que “en 2016 la mirada internacional estará dirigida a Brasil con los Olímpicos. Estamos seguros de que de nuevo, como ocurrió en el Mundial (de fútbol), demostraremos nuestra capacidad de organización”.