Veneradas como encarnaciones de las deidades hindúes, las vacas sagradas de India también son ensalzadas como agentes de la transición energética en los planes del gobierno de promover la producción de biogás para reducir su dependencia del carbón.
En el estado de Uttar Pradesh, en el norte de India, Nakul Kumar Sardana no puede estar más orgulloso de su nueva planta de biomasa en Barsana, fruto de una empresa conjunta entre la francesa TotalEnergies y el grupo indio Adani.
La planta, destaca el vicepresidente de esta empresa, ocupa «uno de los lugares más sagrados del mundo».
A cuatro horas en coche al sur de la contaminada capital Nueva Delhi, la pequeña ciudad de Barsana, rodeada de campos salpicados por chimeneas de ladrillos, acoge a peregrinos que rinden sus respetos a la diosa hindú Radha.
Pero, más allá de su ubicación, Sardana afirma que la planta de metanización inaugurada en marzo es «la instalación de biogás más avanzada tecnológicamente y más grande» de India.
Se erigió en Barsana para estar lo más cerca posible de su combustible: estiércol de ganado y rastrojos de la cosecha.
«En esta región hay un millón de vacas», afirma. «Sus heces se han usado durante siglos como combustible para cocinar».
Los científicos señalan que el ganado vacuno contribuye al calentamiento global al emitir metano (un potente gas de efecto invernadero) en sus heces y ventosidades.
Pero en este caso, la región del norte de India ha encontrado una creativa utilidad para sus vacas, de la que aprovechan solo la leche puesto que consumir su carne es tabú en el hinduismo.
Los tallos que quedan en los campos después de la cosecha del arroz, que normalmente serían quemados, también se añaden a la mezcla.
«Los agricultores normalmente los queman, creando niebla tóxica y contaminación», explica.
«Al usar desechos naturales, no solo producimos biogás comprimido, también fertilizantes orgánicos de alta calidad», asegura.
Frente al recinto, largas filas de tractores aguardan para depositar estiércol y rastrojos en los tanques de la planta, que produce diariamente 10 toneladas de gas y 92 toneladas de fertilizante.
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‘Convertir residuos en riqueza’
En su interminable búsqueda de combustible para alimentar su crecimiento económico, la nación más poblada del mundo y la tercera más contaminante promueve el biogás para cumplir con su promesa de llegar a la neutralidad de carbono en 2070.
En 2018, el gobierno se fijó el ambicioso objetivo de construir 5.000 plantas de biogás en seis años.
Pero pese a los generosos subsidios y la introducción de una garantía de rescate, el proyecto atrajo poco interés inicialmente, hasta que el gobierno incrementó la presión.
Así, a partir de abril de 2025, al menos el 1% del gas líquido usado como combustible en vehículos o en los hogares debe ser biogás. Para 2028, el porcentaje deberá subir a un 5%.
Esto provocó una rápida respuesta de algunos actores claves como los magnates Mukesh Ambani y Gautam Adani, ambos cercanos al primer ministro Narendra Modi, que vislumbraron la posibilidad de lucrativos contratos públicos.
Ambani prometió que su grupo Reliance construirá 55 plantas de biogás para finales de 2025 y convertirá a «los productores de comida en productores de energía».
Su rival Adani prevé invertir 200 millones de dólares en el sector en los próximos años.
«El gobierno presiona para convertir residuos en riqueza para el país», afirma Suresh Manglani, director ejecutivo de Adani Total Gas.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) sitúa a China e India como líderes del crecimiento global de la bioenergía, considerada una solución para contener el calentamiento global.
Aunque el biofuel es todavía más caro que el gas convencional, la producción india debe crecer un 88% para 2030, asegura este organismo.
‘El potencial es enorme’
Pero eso no implica que el biogás pueda contribuir en gran medida a que India deje de lado el contaminante carbón, que actualmente genera un 70% de su electricidad.
Las intenciones de Nueva Delhi son multiplicar por 2,5 la contribución del gas a su mezcla energética: del 6 al 15% en 2030.
Pero este salto será en gran parte por el gas natural licuado gracias a la apertura de una terminal portuaria de Adani y TotalEnergies en Dhamra, en la costa este.
Quemar gas para producir electricidad también provoca emisiones, aunque menos que el carbón y el petróleo.
Tejpreet Chopra, jefe de la empresa de energía renovable Bharat Light and Power, afirma que el mercado del biogás es «pequeño en términos generales», pero su «potencial es enorme».
Sin embargo, también requiere mucha inversión. La planta de Barsana costó 25 millones de dólares, mientras que el precio del biogás es de 14 dólares por metro cúbico, contra 6 dólares el GNL.
Aun así, Sardana sigue convencido: «Dejamos de gastar energía, creamos trabajos rurales y contribuimos a un medioambiente más sostenible».