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Kenia, conmocionada tras el ataque yihadista

Familiares de estudiantes de la universidad keniana de Garissa, donde yihadistas somalíes mataron a 148 personas, intentaban ayer obtener información sobre sus seres queridos, mientras se conocían nuevos detalles del ataque del jueves.

El atentado, el más mortífero en Kenia desde el perpetrado por Al Qaeda contra la embajada estadounidense en 1998, en el que murieron 213 personas, conmocionó al país. El saldo aumentó ayer en una víctima. En total fallecieron 142 estudiantes, tres policías y tres militares, informó el ministro del Interior, Joseph Nkaissery.

Al Shabab, vinculados a Al Qaeda, asaltaron el campus de la universidad de Garissa (noreste), a unos 150 kilómetros de la frontera somalí, donde estudian cientos de jóvenes originarios de distintas regiones. El asalto, que derivó en una feroz toma de rehenes, duró hasta la noche, cuando las fuerzas gubernamentales abatieron a los cuatro asaltantes.

Ayer, centenares de supervivientes y familiares se agolpaban ante las rejas de la universidad, acordonada por las fuerzas de seguridad. En el interior, se recogían los últimos cadáveres. “Estoy tan preocupado, tengo un hijo que estaba entre los estudiantes atrapados en la universidad y no tengo noticias suyas desde ayer”, explicó Habel Mutinda, entre sollozos.  

Unos 70 cuerpos llegaron ayer a la morgue de Nairobi y se sumaron a los 20 trasladados la víspera. Unas 100 personas, sin noticias de sus familiares, esperaban larga y dignamente para poder identificar los cadáveres. Supervivientes contaron cómo miembros de Al Shabab “jugaron” con sus rehenes antes de matarlos. Los hicieron reptar entre charcos de sangre o llamar a sus padres para pedirles que reclamaran la retirada de las tropas kenianas de Somalia.

Algunos estudiantes se untaron con sangre de sus amigos para hacerse pasar por muertos, mientras los islamistas iban de habitación en habitación en busca de víctimas. Primero mataron de forma indiscriminada, antes de separar a los estudiantes entre musulmanes y no musulmanes. Luego perdonaron la vida a los primeros y retuvieron a los otros.  

La prensa keniana lamentó que se ignoraran las advertencias de los servicios de Inteligencia. Y Nkaissery anunció que “no se dejará intimidar por los terroristas que eligieron matar a inocentes para humillar al Gobierno”.

Condena mundial por el asalto

El mundo expresó su condena al ataque yihadista en Kenia. El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se declaró “indignado” y reafirmó su determinación para combatir toda forma de terrorismo y perseguir a los responsables de este tipo de acciones.

El papa Francisco también condenó lo sucedido. “Su Santidad condena este acto de brutalidad sin sentido y reza por un cambio de actitud entre sus autores”, se lee en el telegrama de pésame que el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolín, envió en nombre del Pontífice al arzobispo de Nairobi, John Njue.

En un comunicado, el Ejecutivo de Uruguay consideró que este ataque constituye una “intolerable afrenta” a la conciencia del mundo civilizado. Mientras que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su esposa, Michelle, expresaron su “horror y tristeza” por el atentado del jueves en la universidad de Garissa.

El Gobierno de San Salvador se solidarizó con el pueblo y Gobierno keniatas ante “este repudiable hecho” y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas y el deseo del pronto restablecimiento del estado de salud de los heridos en el ataque.