Icono del sitio La Razón

Cumbre abre una nueva época de relaciones entre EEUU y la región

La VII Cumbre de las Américas quedará en la historia por el nuevo paso reconciliador dado por Cuba y Estados Unidos, la primera participación de un presidente cubano en la cita y la apertura de otra era de relaciones entre el Gobierno estadounidense y la región.

Ayer acabó la denominada “cumbre de la reconciliación” en Panamá, que reunió a 35 jefes de Estado y de Gobierno del continente. Un evento que quedó marcado por el apretón de manos del viernes entre el presidente cubano Raúl Castro y su homólogo estadounidense, Barack Obama, que el sábado protagonizaron la primera reunión de mandatarios desde 1958, poniendo fin a más de cinco décadas sin diálogo y en medio de conflictos.

Éstas fueron las señales más importantes de que la reposición plena de relaciones bilaterales entre ambas naciones está a la vuelta de la esquina. No en vano Obama señaló que era histórico que él y su colega estuvieran sentados en esa cita hemisférica. Más aún, fue la primera vez que un presidente de Cuba participaba de este cónclave que nació en 1994 en la ciudad estadounidense de Miami y del cual, con el de ayer, ya van siete ediciones. Castro ocupó su silla y, bromista, comentó que iba a emitir un discurso que equiparara en tiempo las seis Cumbres de las que su nación fue excluida.

Los mandatarios que estuvieron en el evento aplaudieron, literalmente, y destacaron, en sus discursos, el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, que apunta al restablecimiento de embajadas, aunque todavía no hay fecha definida para ello. La apuesta de Obama fue reconocida por los asistentes, entre ellos Castro, quien remarcó la “valentía” de su homólogo por involucrarse en un debate con el Congreso estadounidense para ponerle fin al bloqueo económico, comercial y financiero, una de las principales demandas cubanas para el “deshielo” definitivo de las relaciones.

Inclusive, esto llevó a que, como pocas veces, los representantes de América Latina entera aplaudan la acción de Estados Unidos, tal como reseña la agencia AFP. Un ambiente que provocó que hasta el presidente venezolano Nicolás Maduro invite al diálogo a Obama. “Yo le tiendo mi mano”, le indicó, aunque luego sostuvo: “Lo respeto, pero no tengo confianza en usted”. Eso sí, mandatarios latinoamericanos unieron su voz para reclamarle al Presidente de Estados Unidos de que retire el decreto que declara a Venezuela una amenaza para su país. Y Obama y Maduro tuvieron una charla informal, pero conciliadora, en un pasillo del Centro de Convenciones, la sede de la cita.

El viernes, Obama había dejado algo claro en un foro sobre la sociedad civil: la “injerencia” de Estados Unidos en la región había terminado. “Aquellos días en que nuestra agenda en este hemisferio a menudo suponía que Estados Unidos podía inmiscuirse con impunidad, ya pasaron”. Éste y, sobre todo, las señales en el tema Cuba fueron apreciados por presidentes en el cónclave como el inicio de una nueva era no solo en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, sino entre las de Estados Unidos y la región.

La aproximación abre “una nueva era en las Américas”, planteó la mandataria brasileña Dilma Rousseff. “Todos los países del continente se reúnen ahora”, se levanta “un escollo” en las relaciones del continente, indicó su homólogo de Colombia, Juan Manuel Santos, sobre la participación de Cuba. El presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, resaltó que el escenario continental “ha cambiado, felizmente” y pidió aprovechar ello para mejorar la cooperación y la complementación entre las naciones americanas.

Si bien la Cumbre acabó sin una declaración final, ello no opacó los hitos de este evento que se realizará en 2018, en Perú, donde se evaluará si esta apertura dio sus frutos.