Sacar a Cuba de lista terrorista allana el camino para reposición de embajadas, según expertos
Cuba ha rechazado siempre su inclusión en esa lista por considerarla injusta e injustificada y su demanda para que ser retirada ha sido uno de los temas que ha estado sobre la mesa en las rondas de negociación que hasta ahora han mantenido La Habana y Washington.
La decisión del presidente de EE.UU., Barack Obama, de retirar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo es un «avance sustancial» que facilita el camino para la reapertura de embajadas, según opinaron hoy varios expertos consultados por Efe.
Se trata además del primer paso «significativo» y «concreto» en el proceso de restablecimiento de relaciones desde que los presidentes Obama y Raúl Castro anunciaron el 17 de diciembre el proceso de acercamiento, dijo a Efe el exdiplomático cubano Carlos Alzugaray.
Obama avisó hoy al Congreso de EE.UU. de su intención de retirar a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, en la que la isla está desde 1982 y que supone la imposición de sanciones.
El Congreso cuenta ahora con 45 días para estudiar la decisión de Obama y, en caso de desacuerdo, puede presentar un proyecto de ley para tratar de revocar el dictamen presidencial.
Cuba ha rechazado siempre su inclusión en esa lista por considerarla injusta e injustificada y su demanda para que ser retirada ha sido uno de los temas que ha estado sobre la mesa en las rondas de negociación que hasta ahora han mantenido La Habana y Washington y que ha condicionando la apertura de embajadas.
Según el académico cubano Esteban Morales, la decisión de Obama es «un avance sustancial» con el que se elimina el «obstáculo político» que ponía Cuba para restablecer las relaciones diplomáticas: «eso permite restablecer las embajadas y da coherencia» al posterior proceso de normalización de relaciones que será «más largo», señaló a Efe.
Es además «una victoria moral para Cuba», según este doctor en Ciencias Económicas, quien opina que «Estados Unidos no podía justificar» por más tiempo tener a la isla en ese listado.
Morales recordó que el Congreso norteamericano todavía tiene que pronunciarse pero no cree que la cámara vaya «a hacer el ridículo» de oponerse a la decisión del presidente.
La salida de Cuba de ese listado, el que figuran además Sudán, Irán y Siria, supondrá además el levantamiento de algunas sanciones como la prohibición de la venta y exportación de armas, prohibición de ayuda económica y restricciones a las transacciones financieras entre ciudadanos.
Además, «de manera casi automática se soluciona» el problema bancario de la Sección de Intereses de Cuba en Estados Unidos, que desde hace más de un año no dispone de los servicios de una entidad financiera, lo que ha afectado a su funcionamiento.
La solución de esa situación ha sido otra de las principales demandas que ha planteado La Habana en las conversaciones con Washington.
Para el académico cubanoestadounidense Arturo López-Levy, la retirada de Cuba de esa lista «tiene implicaciones tangibles e intangibles que revisten una importancia histórica», según indica en un artículo publicado en el sitio web «esglobal.com».
A su juicio, sacar a Cuba de esa nómina «reduce las justificaciones sobre la política de sanciones» que Estados Unidos aplica a la isla desde 1962.
«El embargo fue proclamado con una lógica de seguridad nacional asociada a la guerra fría. Cuba fue agregada a la lista en 1982 como pago a la Fundación Nacional Cubano-Americana por su apoyo a la cruzada antisandinista del presidente (Ronald) Reagan», señala López-Levy en su artículo.
También permite «reemplazar la imagen oficial estadounidense de Cuba como amenaza» por «un diagnóstico de país en transición, algo que está más en línea con la propia percepción cubana y de los países latinoamericanos y europeos», destaca este académico, profesor de la Universidad de Denver.