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La ayuda llega a zonas alejadas de Nepal

La ayuda a los afectados comenzaba ayer a llegar a las zonas más golpeadas fuera de Katmandú, siete días después del terremoto que azotó Nepal. Las Naciones Unidas han constatado que innumerables aldeas han quedado literalmente aplastadas y sigue aumentando la dimensión del desastre. El número de víctimas sigue subiendo, con 6.250 muertos y 14.357 heridos, según el último recuento del Ministerio del Interior nepalí.

El resto del mundo se enteraba por las imágenes que llegaban desde la capital nepalí de la tragedia del sismo que asoló el sábado pasado el país de los Himalaya, pero en las faldas de las montañas más altas del mundo el dolor se extiende sin que nadie pueda llegar a socorrer a los damnificados.

A lo que queda de la localidad de Harre regresó como pudo Kumar Tamang, un albañil de 26 años que estaba en Katmandú cuando ocurrió el terremoto que dejó sepultados a sus dos hijos.

El abuelo fue capaz de recuperar los cuerpos de los pequeños y despedirse de ellos con el rito hindú en una pira funeraria. “Su madre está en Kuwait, no lo sabe. Se lo diré pronto”, dijo a EFE el padre. Como él, cientos de nepalíes han ido recuperando los cuerpos de sus seres queridos.