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Mohamed Mursi es condenado a muerte en Egipto

Mohamed Mursi, expresidente de Egipto, fue condenado a muerte ayer, por escapar de la cárcel durante la revolución de 2011 que derrocó a Hosni Mubarak. La condena todavía está pendiente de un recurso.

El mismo tribunal emitirá el fallo definitivo el 2 de junio, después de escuchar a la máxima autoridad religiosa del país, el muftí, que emitirá un dictamen no vinculante como es habitual en estos casos. Ese mismo día, el Tribunal Penal de El Cairo dictará también su sentencia contra Mursi en otro juicio, en el que se le acusa de haber entregado información clasificada a países y organizaciones extranjeras, entre ellas al movimiento islamista palestino Hamás.

Además de Mursi, 105 miembros de la organización islamista Hermanos Musulmanes fueron condenados por haber huido de la cárcel de Wadi Natrun durante la revolución de 2011, gracias a una supuesta ayuda de combatientes de la organización palestina Hamás y de la libanesa chií Hizbulá. Entre estos 105 se encuentran los que fueron los dos principales líderes del los Hermanos Musulmanes.

Desde que Mursi fue derrocado, las autoridades han perseguido a sus partidarios, especialmente a los integrantes y líderes de los Hermanos Musulmanes, que ha sido declarada organización terrorista.

La organización internacional de defensa de los Derechos Humanos Amnistía Internacional (AI) rechazó la condena y afirmó que el juicio ha sido “una farsa que muestra el deplorable estado del sistema judicial de Egipto”. AI no admite que Mursi permaneciera incomunicado durante meses, sin control judicial, y que no tuviera un abogado que le representara durante las investigaciones. Además, otros detenidos por el mismo caso “fueron sometidos a una desaparición forzosa”.

RECHAZO. Mursi fue bien recibido por el pueblo egipcio como el primer presidente del país elegido democráticamente, en junio de 2012. Durante la campaña logró aglutinar todo el voto islamista y también el de muchos laicos que temían la victoria de su rival, heredero del exgobernante Hosni Mubarak y considerado muy continuista.

Una vez en el poder, Mursi se mostró tan poco carismático como inflexible en sus decisiones, que en muchos casos eran difíciles de defender. La ciudadanía se dividió y en El Cairo se celebraron masivas manifestaciones que exigían su marcha. El Ejército aprovechó la inestabilidad para terminar con su presidencia, apoyada principalmente por los Hermanos Musulmanes, con un golpe de Estado en julio de 2013. Durante su mandato, Mursi se enfrentó a las autoridades judiciales egipcias, lo que ahora puede jugar en su contra.