Paraguay, base principal de las misiones jesuitas en Sudamérica y donde un obispo se convirtió en Presidente en 2008, recibió el viernes al papa Francisco bajo la lluvia pero en un clima de euforia y fiesta con tradiciones guaraníes.

«Papa Francisco bienvenido al Paraguay», entonaron con guitarras y arpas un grupo de 51 reclusas de una hacinada cárcel de mujeres de Asunción, donde el pontífice se detuvo cuatro minutos tras su arribo al país en un acto ajeno a la agenda oficial.

Sin paraguas, el papa Francisco descendió hacia las 15H00 locales (19H00 GMT) del avión que lo trajo desde la ciudad boliviana de Santa Cruz hasta Asunción, en la última escala de una gira sudamericana que lo llevó a Ecuador y Bolivia, y terminará el domingo con una misa campal a la que se prevé asistirán unos tres millones de fieles, entre ellos cientos de miles de brasileños y argentinos como él.

El pontífice arribó al aeropuerto Silvio Pettirossi, aledaño a Asunción, y antes de subir al papamóvil para trasladarse hasta la capital, un coro de 200 niños de escuelas públicas entonó canciones típicas para luego dar pie a una ceremonia laica con bailarines sobre la pista.

Enérgico y risueño, el papa recibió con afecto los abrazos espontáneos de niñas y hasta bailarines que aprovecharon su cercanía para tocarlo, al igual que niños minusválidos.

El papa de 78 años lucía descansado tras realizar su sexto vuelo desde el domingo pasado cuando salió de Roma, en lo que es su noveno viaje al exterior y el segundo a América Latina, después de visitar Brasil en 2014.

Al menos 60.000 jóvenes formaron un cordón humano de más de 10 km tomados de la mano a lo largo de la vía que recorrió Francisco hasta la Nunciatura, donde se alojará, para luego dirigirse al Palacio de López, sede de la presidencia, donde se espera que ofrezca un discurso protocolar.

Esta es la segunda visita a Paraguay de un papa, luego que en 1988 el polaco Juan Pablo II visitara este país de casi siete millones de habitantes, un año antes que cayera la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).

Entre los actos más esperados del papa argentino destaca la misa que efectuará este sábado en la Basílica de la Virgen de Caacupé, 50 km al este de Asunción, patrona de los paraguayos y de la cual es devoto desde sus tiempos de arzobispo en Buenos Aires, donde realizó trabajos en barrios pobres con inmigrantes paraguayos.

En tierra de misiones

En este país donde 90% de la población es de confesión católica, los jesuitas que inspiraron a Jorge Bergoglio fundaron en los siglos XVII y XVIII fuertes bases de un utópico modo de vida comunitario para evangelizar durante 150 años a los indígenas guaraníes.

Las misiones jesuíticas guaraníes fundaron 30 pueblos ubicados en territorios que pertenecen actualmente a Paraguay, Argentina, Uruguay, Brasil, y Bolivia, donde levantaron aldeas capaces de formar una unidad económica independiente y una organización militar para frenar la expansión de Portugal desde Brasil.

Fernando Lugo, un exobispo católico, se convirtió en presidente de Paraguay en agosto de 2008 y abandonó el poder el 22 de junio de 2012 cuando fue destituido a través de un controvertido juicio político.

Argentina en la mira

En su vuelo de Santa Cruz a Asunción, el Sumo Pontífice envió un saludo a la presidenta argentina, Cristina Kirchner, y a su país natal.

«Al sobrevolar la amada patria argentina para dar comienzo a mi visita pastoral a Paraguay, me alegra enviar un cordial saludo a vuestra excelencia, expresando mi cercanía y afecto a esta querida nación», dice el telegrama que lleva la firma de Francisco.

El saludo es parte de la diplomacia vaticana y también lo hizo cuando sobrevoló los espacios aéreos de Venezuela y Colombia rumbo a Ecuador, primera escala de esta gira.

Con los pobres, presos y enfermos

Su última actividad pública en Bolivia fue una visita a la cárcel de Palmasola, la más hacinada y peligrosa del país, ubicada en una especie de ciudadela en Santa Cruz de la Sierra, en la que defendió la reinserción de los presos en la sociedad.

Antes de acudir a la cárcel, el Vaticano informó que el papa visitó a la Virgen patrona de Bolivia, a la que le donó las condecoraciones que recibió de manos del presidente Evo Morales.

No se especificó nada sobre el polémico Cristo crucificado sobre la hoz y el martillo, que también recibió de regalo de parte del presidente boliviano.

Francisco lanzó el jueves un histórico pedido de perdón a nombre de la Iglesia, por los crímenes cometidos contra indígenas durante la conquista de América, en una jornada marcada por su apoyo a reivindicaciones sociales, que lo llevaron a ser llamado «papa revolucionario».