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El túnel de ‘El Chapo’ es una obra de ingeniería en medio de la nada

Rodeada de campos y algunas viviendas alejadas entre sí se halla la casa desde donde se construyó el túnel de un kilómetro y medio que permitió la huida el pasado sábado del peligroso narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán del penal de máxima seguridad donde estaba preso.

A simple vista, nada hace sospechar que esta edificación de concreto y en obra negra se convirtió en el centro de esta meticulosa operación que permitió la fuga del líder del cártel de Sinaloa de su celda de la cárcel Altiplano I, en el municipio de Almoloya del céntrico Estado de México.

Trabajo. La construcción se conforma de una vivienda con algunas recámaras y de una suerte de bodega (almacén), desde donde se entra a este túnel que llega a más de diez metros de profundidad y se extiende 1,5 kilómetros hasta llegar, con una perfección milimétrica, a la regadera (ducha) de la celda donde estaba recluido el capo tras su detención en febrero de 2014.

En este precario cobertizo, con techo de aluminio desde donde se filtra agua, destaca un boquete en una de las paredes que apunta hasta el penal.

No cuesta imaginar a los secuaces del capo vigilando cualquier movimiento de la cárcel y, a su vez, ambicionando día tras día un exitoso final para esta obra de ingeniería que, por su complejidad, debió involucrar a arquitectos, geólogos e ingenieros.

Aunque actualmente una cincuentena de investigadores de la Fiscalía mexicana trabaja en la zona buscando cualquier pista adicional, una visita al lugar permite obtener detalles, mínimos pero llamativos, de la operación de escape orquestada.

En la bodega y pegada al acceso al túnel se encuentra una carretilla con tierra y un radial, las únicas referencias visibles a los miles de metros cúbicos de material que se tuvieron que sacar durante estos meses.

El misterio, el de qué paso con las toneladas de tierra que sacaron del túnel y que los vecinos dicen no haber visto, que como tantos otros en este caso ha indignado a la opinión pública, está todavía por resolverse.

La carretilla, junto con varias bebidas a medio terminar, hacen pensar que, hasta el último minuto, se estuvo construyendo la escapada del capo, que tuvo lugar a las 20.52 (hora local) del 11 de julio y supuso la segunda vez que Guzmán escapa de un penal de máxima seguridad mexicano.

Además, el almacén alberga varios polines (barras) de madera, probablemente fueron empleados para soportar la perforación, además de un agujero en el suelo que se utilizaba para la ventilación del sitio.

Ya bajo tierra, se encuentra un primer espacio a unos dos metros de profundidad, de unos 15 metros cuadrados, que servía de antesala al estrecho túnel construido y está repleto de barras de madera y un gran generador de luz, con capacidad para alumbrar la extensa obra de escape.  

Además, una polea eléctrica que, según relataron miembros de la Fiscalía presentes en la obra durante esta visita organizada a medios de comunicación, era utilizada para sacar la tierra excavada del túnel que empieza una decena de metros más abajo.

Tras descender una veintena de peldaños de madera de una estrecha escalera, comienza este túnel que, indudablemente, ya forma parte del imaginario colectivo del país.

De aproximadamente un metro 70 de altura y casi un metro de ancho, cuenta con tuberías de ventilación e instalación eléctrica y en él se aprecian las bombillas que sirvieron para alumbrar la oscuridad de este conducto.

También sorprende la instalación, pues a pesar de estar bajo tierra, por lo menos en los primeros metros que abrieron a la visita, el aire se respira todavía fresco una vez encendido el sistema de ventilación.

Al comienzo del túnel, cuyas paredes de tierra se deshacen entre los dedos y alertan de la fragilidad de la obra, se observa la ya famosa motocicleta que, presuntamente, el capo utilizó para huir con rapidez tras escapar por el orificio de aproximadamente 50 por 50 centímetros abierto en su celda.

A este mismo vehículo, marca Italika, con un depósito extra de gasolina a medio cargar en su parte superior, se acoplaron dos carritos que se usaron para sacar la tierra con facilidad, y en un rincón de este espacio también se observa un pequeño montacargas todavía con varias baterías móviles.

Los empleados de esta obra —se estima que por el tamaño del conducto no pudieron ser más de dos excavando y dos apoyando desde la entrada— pasaron bajo tierra. Ahora su trabajo está concluido.

Un mensaje y dos dibujos

Debajo de la escalera se hallaron dos dibujos, un escrito, en azul, y varios garabatos en rojo. Una cruz con el lema INRI, una caricatura de un hombre con gafas de sol y largos bigotes y la frase “Lo Berde es Bida, cabrones pura mota”.

‘El Patrón’ Escobar fue el pionero de ‘grandes fugas’

El País / Madrid

Pablo Escobar, líder del cártel de Medellín, llegó a ser el hombre más poderoso de la mafia colombiana y protagonizó una de las fugas más famosas de la historia.

En julio de 1991, Escobar ingresó voluntariamente en prisión a cambio de no ser extraditado a EEUU. Como condición para su detención, obligó a las autoridades colombianas a que su cárcel fuera exclusiva, con el argumento de que podría correr peligro de muerte en un penal corriente. Estuvo durante más de un año en la prisión “de cinco estrellas” de La Catedral (foto), en Colombia. Tenía jacuzzi, gimnasios con los equipos más modernos, aire acondicionado.

En julio de 1992, junto con su hermano Roberto y sus hombres, Escobar inició un motín. Tomó como rehenes a cuatro funcionarios judiciales y se atrincheró con 14 cómplices en un túnel secreto. Finalmente logró escapar junto a nueve lugartenientes. Escobar se enfrentó a la Policía colombiana durante más de un año, hasta que en diciembre de 1993 fue abatido a tiros en una operación de la Policía y el Ejército. Gracias al comercio de cocaína, Pablo Escobar amasó una fortuna estimada entre los $us 9.000 y 15.000 millones.

Escobar se enfrentó a la Policía colombiana más de un año, hasta que en diciembre de 1993 fue abatido a tiros, mientras intentaba huir.

En los últimos siete años, hubo otras seis fugas de narcotraficantes en Latinoamérica (ver cuadros).