La deuda soberana de Brasil perdió el miércoles su grado de inversión y fue rebajada a la categoría especulativa debido a su incapacidad de llevar a cabo un ajuste fiscal, informó la agencia de calificación internacional Standard and Poor’s.

La nota de la deuda en divisas fue rebajada de BBB- a BB+, con perspectiva negativa, en momentos en que el gobierno de la séptima economía mundial enfrenta dificultades para apretarse el cinturón fiscal en medio de una recesión que según analistas puede durar hasta dos años.

La nota de la deuda en moneda local fue rebajada de BBB+ a BBB-.

«Los desafíos políticos de Brasil continúan aumentando, pesando sobre la capacidad y la voluntad del gobierno de presentar un presupuesto para 2016 al Congreso coherente con la corrección política significativa señalizada durante la primera parte del segundo mandato de la presidenta Dilma Rousseff», dijo S&P en un comunicado publicado en su sitio web.

La calificadora, que fue la primera que dio el grado de inversión al país en 2008, adelantó que existe «la posibilidad de una nueva rebaja debido al profundo deterioro de la posición fiscal de Brasil».

«Ésta es una noticia que no es buena pero puede ser revertida y estamos trabajando para eso. El gobierno brasileño tiene todos los instrumentos para resolver la cuestión fiscal del país», aseguró el ministro de Planificación Nelson Barbosa, tras admitir que la decisión de S&P fue «una sorpresa».

También fue «una sorpresa para el mercado», porque se produjo «antes de lo previsto», afirmó Jim Reid, analista de Deutsche Bank.

David Rees, de la consultora Capital Economics, con sede en Londres, suscribe a la decisión de S&P. «Para ser honestos, la perspectiva de las finanzas públicas (brasileñas) es mala. estamos frente a una economía que realmente se descontroló», dijo Rees a la AFP.

Fuga de inversores

El titular de Hacienda, Joaquim Levy, mandó un mensaje de tranquilidad ante la última mala noticia que golpeó al gigante sudamericano.   «Brasil es un país que no está al borde de una crisis. Es un país que se está ajustando a un ambiente mundial muy diferente. Cuanto más rápido nos ajustemos, menos coste tendrá esta transición y podremos volver a crecer», afirmó Levy en declaraciones a TV Globo.

En un comunicado emitido minutos después de conocerse la rebaja de la nota, el ministro de Hacienda ya había reafirmado el compromiso del gobierno con la consolidación fiscal, además de avanzar nuevos ajustes y reformas estructurales para cuadrar las cuentas del ejecutivo.   Las otras dos agencias, Moody’s y Fitch, aún mantienen el grado de inversión de Brasil, que da una especie de garantía a los agentes del mercado de que sus inversiones no corren riesgo de ‘default’.

Algunos grandes fondos de inversión, además, tienen reglas para no invertir en países sin sello de «buen pagador», sin contar que los títulos brasileños pueden ser ahora menos cotizados y deberán pagar más intereses.

«Si Brasil es rebajado por otra agencia muy probablemente vamos a tener inversionistas que van a ser obligados a sacar su dinero del país», explicó a la AFP el economista André Leite, de TAG Investimentos, que estimó que es muy probable que las otras calificadoras sigan este camino.

Ya Moody’s rebajó hace casi un mes la nota de Brasil de Baa2 a Baa3, último escalón antes de la categoría especulativa, aunque mejoró la perspectiva a estable.

Incertidumbre política

Brasil enfrenta una ‘tormenta perfecta’ con recesión económica desde el segundo trimestre, alta inflación (9,56% a 12 meses), un desempleo en alza (7,5%) y la caída de la popularidad de Rousseff a un solo dígito.

La calificadora proyecta, además, una contracción del PIB de 2,5% para este año y 0,5% en 2016, esperando un «modesto crecimiento» en 2017.

En este contexto, el gobierno sorprendió a fines de agosto al enviar al Congreso por primera vez en la historia un presupuesto para 2016 que prevé un déficit primario.

«La propuesta de presupuesto del gobierno contempla un nuevo cambio de la meta de superávit fiscal primario menos de seis semanas después de la última revisión a la baja, lo cual representaría tres años consecutivos de déficit primario y una deuda general neta que seguirá subiendo si no se toman medidas sobre ingresos o gastos», estimó S&P.

En vez de lograr un superávit fiscal primario (antes del pago de intereses de la deuda) de 0,7% del PIB, como estaba previsto inicialmente, el gobierno de Rousseff planifica ahora un déficit primario de 0,5% del PIB para 2016, equivalente a 30.500 millones de reales (USD 8.413 millones).

La administración Rousseff estudia un aumento en los impuestos para incrementar su recaudación y busca apoyos en el Congreso para realizar reformas legislativas que le permitan reducir gastos públicos.

La tensión entre el Ejecutivo y el Congreso, donde decenas de legisladores son investigados en el megaescándalo de corrupción en la estatal Petrobras, tampoco ayuda en la cosecha de estos apoyos.

«Consideramos que las actuales investigaciones de corrupción contra funcionarios de alto rango y compañías del sector público y privado (…) crean una incertidumbre política», advirtió S&P.