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Alexis Tsipras repite victoria en Grecia y gana su apuesta

Tsipras llegó al poder en las legislativas del 25 de enero con la promesa de poner fin a las políticas de austeridad aplicadas desde 2010 a cambio de dos planes de rescate internacional, que contribuyeron a una profunda crisis económica.

/ 20 de septiembre de 2015 / 18:26

Alexis Tsipras se impuso en las elecciones legislativas de este domingo, según los primeros resultados parciales, y ganó su apuesta de citar a las urnas a los griegos para recuperar impulso político tras firmar el tercer rescate financiero del país.

Con el 35% de votos escrutados, el partido izquierdista Syriza, encabezado por el ex primer ministro, le llevaba una ventaja de siete puntos a su gran rival Nueva Democracia, de Evangelos Meimarakis.

«Ante nosotros se abre el camino del trabajo y de las luchas», escribió en Twitter el líder de izquierda, que confía en tener margen de maniobra en la aplicación del nuevo plan de rescate.

El recuento oficial le daba por el momento a Syriza el 35,45% de los votos, frente a un 28,11% para Nueva Democracia.

El ministerio del Interior estimaba los escaños de Syriza en 145, a seis de la mayoría absoluta.

Meimarakis reconoció ante la prensa su derrota, y felicitó a Tsipras por su victoria. «Parece que en estos seis meses los ciudadanos no cambiaron de opinión», declaró.

A falta de mayoría absoluta, Tsipras deberá volver a formar una coalición para seguir gobernando. Los candidatos son el Pasok socialista, que tenía el 6,43% de los votos (17 diputados), los centristas de To Potami (3,88%, 10 diputados) y la derecha soberanista Griegos Independientes, anteriores socios de gobierno de Syriza (3,73%, 10 escaños).

Durante la campaña electoral, los tres partidos se han dicho dispuestos a entrar en una coalición de gobierno.

Según estos primeros resultados, la tercera fuerza política seguirán siendo los neonazis de Amanecer Dorado, con un 7,18% de los votos y 19 escaños, dos más que en el parlamento saliente.

La nueva cámara tendría ocho partidos, uno más que en la anterior, con la entrada de la Unión de Centristas.

Una apuesta exitosa

Con este triunfo, Tsipras gana su apuesta de llevar al país a la tercera cita del año con las urnas para recuperar una legitimidad dañada por el tercer rescate financiero del país.

Tsipras se ha comprometido a cumplir las condiciones del nuevo rescate, de unos 86.000 millones de euros y previsto a lo largo de tres años.

Sin embargo, ha prometido que en su aplicación tratará de proteger a los más vulnerables y que luchará por que se alivie la deuda pública del país, que con el nuevo plan ascenderá al 200% del PIB.

Tsipras llegó al poder en las legislativas del 25 de enero con la promesa de poner fin a las políticas de austeridad aplicadas desde 2010 a cambio de dos planes de rescate internacional, que contribuyeron a una profunda crisis económica.

Tras la victoria del «no» en el referéndum del 5 de julio a las condiciones de los acreedores (UE y FMI) para un tercer rescate, Tsipras terminó por aceptar dicho rescate el 13 de julio en Bruselas, lo que lo obligará a aplicar nuevos ajustes fiscales, reformas y privatizaciones.

Al someter este verano ese acuerdo al parlamento, Tsipras se quedó sin mayoría en la cámara, por la rebelión de numerosos diputados de Syriza opuestos al rescate y sus condiciones.

Para recuperar impulso, Tsipras decidió dimitir el 20 de agosto y forzar las elecciones anticipadas de este domingo.

La escisión surgida de esta rebelión interna, Unidad Popular, favorable a una salida del euro, esperaba los resultados para saber si entrará en el parlamento, donde el umbral mínimo es del 3%. Tras el recuento del 35% de los votos sumaban el 2,81% de los votos.

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Pedro Sánchez, un dirigente tenaz y predispuesto al riesgo

En 2014, por entonces un político casi desconocido que había sido concejal municipal en Madrid y diputado, hizo historia al ser el primer líder del PSOE elegido directamente por la militancia.

/ 7 de enero de 2020 / 15:43

Reelegido como presidente del gobierno español, el dirigente socialista Pedro Sánchez destaca por su tenacidad y su disposición al riesgo que convirtieron su carrera política en una montaña rusa.

La partida no empezó bien para este economista de 47 años: lejos de reforzarlo como esperaba, la repetición electoral de noviembre le hizo perder escaños a su PSOE (de 123 a 120), obligándolo a pactar con múltiples fuerzas para poder mantener el poder.

Pero la difícil ecuación no fue sino un obstáculo más a superar en la tormentosa carrera política de este dirigente alto y esbelto, jugador de baloncesto en su juventud, que en 2014 pasó de ser un joven diputado desconocido a dirigir el partido más antiguo de España.

En sólo 48 horas después de las elecciones firmó un preacuerdo de coalición con la izquierda radical de Podemos, cuando pocos meses antes decía que no podría dormir tranquilo en caso de compartir gobierno con ellos.

Y después negoció la abstención del partido separatista catalán ERC, contra los que también había elevado el tono en los últimos meses después de que éstos precipitaran la convocatoria de las elecciones anticipadas de abril.

Su principal opositor, Pablo Casado, del conservador Partido Popular (PP), le recriminó en el debate sus cambios de posición, atribuyéndolos a "un sociópata interés personal".

"Pedro Sánchez, el de los mil rostros", bromeó la diputada separatista catalana Laura Borràs.

Ideología "flexible"

"Ideológicamente es muy flexible", y "eso le da mucha ventaja", comenta a la AFP José Ignacio Torreblanca, director de la oficina madrileña del think tank europeo ECFR.

"Es un jugador duro, temerario a veces, y muy arriesgado, que desborda muy fácilmente a los demás con este tipo de giros y propuestas", añade.

Autor de un libro titulado "Manual de resistencia", su empeño hasta alcanzar el poder en junio de 2018 fue una carrera de fondo en la que en varias ocasiones se le dio por muerto.

En 2014, Pedro Sánchez, por entonces un político casi desconocido que había sido concejal municipal en Madrid y diputado, hizo historia al ser el primer líder del PSOE elegido directamente por la militancia.

En 2015 y 2016 cosechó sucesivamente los peores resultados del partido en su era moderna, tras los que fue despojado del liderazgo por una rebelión interna.   Seis meses después estaba de vuelta, tras ganar unas primarias en las que recorrió España con su coche.

Y en junio de 2018 volvió a hacer historia: con el apoyo de Podemos y nacionalistas catalanes y vascos, lideró la primera moción de censura exitosa en democracia contra el conservador Mariano Rajoy, hundido por un escándalo de corrupción en su partido.

En el poder causó sensación con un gabinete de 11 mujeres y seis hombres, el aumento del salario mínimo en un 22% y la exhumación del dictador Francisco Franco de su monumental mausoleo cerca de Madrid.

Pero la frágil mayoría de la moción de censura implosionó en febrero de 2019, obligándolo a convocar elecciones en abril.   Por primera vez las ganó pero las reticencias con Podemos hicieron fracasar su investidura y llevaron el país nuevamente a las urnas.

Durante su estancia en el gobierno recibió virulentos ataques de la derecha, especialmente por su acercamiento al independentismo catalán tras el fallido intento de secesión vivido en 2017 en esta región.

"Traidor", "mentiroso", "patético" o "villano de cómic" fueron algunos de los improperios recibidos durante el debate en los turnos de la oposición.

Nacido el 29 de febrero de 1972, Sánchez creció en una familia acomodada, hijo de un empresario y una funcionaria. Con 1,90 metros de altura, jugó al baloncesto y estudió economía antes de obtener un máster en economía política en la Universidad Libre de Bruselas.

Pero entre la canasta y la política se decantó por la segunda. Con 21 años se afilió al partido socialista (PSOE), con el que comenzó como consejero municipal en Madrid (2004-2009) y siguió como diputado en el Congreso.

Casado y padre de dos hijas adolescentes, Sánchez domina el inglés, al contrario de la mayoría de dirigentes políticos del país lo que le ha permitido desenvolverse con fluidez en cumbres europeas e internacionales. (07/01/2019)

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Pedro Sánchez, el ave fénix del socialismo español

Ante la agresividad de la oposición de derecha y extrema derecha, que irrumpió con fuerza en el Congreso español, Sánchez apeló a concentrar en él el voto de izquierdas como dique de contención ante la amenaza de "involución" de sus rivales.

/ 28 de abril de 2019 / 22:03

Llegado al poder en junio con una jugada de malabarista, el socialista Pedro Sánchez ganó este domingo sus primeras elecciones tras años de sinsabores, en los que muchos dieron por terminada su carrera política. Ahora, para seguir gobernando en España, deberá negociar alianzas.

Atacado incesantemente por la derecha durante la campaña, objeto de descalificaciones como «felón», «traidor» o «peligro público», este economista de 47 años consumó su resurrección después de haber cosechado los peores resultados de su partido en 2015 y 2016.

Y es que con 122 escaños de 350, muy por encima de los 85 de las últimas generales, el partido socialista PSOE se colocó sobradamente en cabeza en las legislativas este domingo.

Considerado como políticamente muerto tras sus dos derrotas electorales y la rebelión interna que lo defenestró del liderazgo del partido, Sánchez recuperó las riendas del PSOE y sorprendió en junio al tumbar con una moción de censura a su predecesor conservador Mariano Rajoy, hundido por la corrupción en el Partido Popular.

Para ello contó con unos heterodoxos aliados: la izquierda radical de Podemos, los nacionalistas vascos y los independentistas catalanes, lo que la derecha bautizó como «gobierno Frankenstein».

Al filo de la navaja, resistió durante diez meses hasta que los independentistas catalanes hundieron sus presupuestos para 2019 y decidió convocar elecciones anticipadas.

Ante la agresividad de la oposición de derecha y extrema derecha, que irrumpió con fuerza en el Congreso español, Sánchez apeló a concentrar en él el voto de izquierdas como dique de contención ante la amenaza de «involución» de sus rivales.

Y echó mano del balance de diez meses de gobierno, haciendo gala del aumento del salario mínimo en un 22%, de la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres con once mujeres entre sus 17 ministros o del intento de exhumación, todavía no culminado, del dictador Francisco Franco de su mausoleo.

«Él adopta una posición de presidente y presidenciable, explotando esa imagen del que gobierna y tiene que tener una postura de moderación, de solvencia, de seriedad», comentó a AFP Cristina Monge, politóloga de la Universidad de Zaragoza.

Un espíritu combativo

Pedro Sánchez Pérez-Castejón nació el 29 de febrero de 1972 en Madrid, en una familia acomodada: padre empresario y madre funcionaria.

Casado y padre de dos hijas, estudió Económicas en la capital española, obtuvo un máster de economía política en la Universidad Libre de Bruselas, y luego un controvertido doctorado en una universidad privada madrileña, sobre el que pesaron sospechas de plagio que él desmintió enérgicamente.

Jugador de baloncesto en su adolescencia -mide 1,90 metros- se afilió al PSOE en su más temprana juventud y fue sucesivamente concejal en el ayuntamiento de Madrid de 2004 a 2009, y diputado.

Hizo historia en el partido en julio de 2014, al ganar las primeras elecciones primarias celebradas en la formación.

Pero los años sucesivos serían una auténtica montaña rusa. Tras las derrotas de 2015 y 2016, cayó el 1 de octubre de ese año en una rebelión interna de su partido, que le echó la culpa de los malos resultados.

En pocos meses se echó de nuevo a las carreteras con un puñado de fieles, y pese a la animadversión del «establishment» del PSOE, en las primarias de mayo de 2017 se impuso a la entonces presidenta regional de Andalucía, Susana Díaz.

«íEn el partido no lo han apoyado! Pero esta ha sido su fuerza: apoyarse en la militancia y ser muy constante», celebraba en la sede del PSOE la militante Esther López, una administrativa de 51 años.

Aun reconociendo que nunca ha sido su líder favorito, reconoce que «ha devuelto la ilusión a un partido que estaba en el letargo».

Para Sánchez, que tituló su biografía «Manual de resistencia», la carrera no ha terminado todavía: «ganar no significa gobernar», recordaba en los últimos días.

Y para gobernar necesitará aliarse con unos rivales que no se lo pondrán fácil: o una alianza de izquierdas con Podemos y el beneplácito de los independentistas catalanes, o una coalición con Ciudadanos (centroderecha), muy beligerante durante la campaña. (28/04/2019)

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