El Congreso de Brasil comienza hoy un proceso de juicio político contra la impopular presidenta Dilma Rousseff que agrava la incertidumbre sobre el futuro de la séptima economía mundial azotada por la peor recesión en décadas.
Una comisión de 65 diputados recibirá los descargos de Rousseff a las acusaciones de manejo irregular de cuentas públicas y luego decidirá si propone al plenario archivar la denuncia o seguir el trámite, lo cual podría conducir a su separación del cargo.
El proceso llevará meses y el Gobierno, que cree contar con los votos necesarios para salvar a la Presidenta, quiere que se resuelva rápidamente. La oposición, en cambio, procura extenderlo para que, al calor de los problemas económicos, los reclamos de las calles generen disidencias en las filas de Rousseff.
La celeridad de los procedimientos depende de que el Gobierno consiga que el Congreso suspenda el receso de verano que empieza el 22 de diciembre y se prolonga hasta febrero.
“La demora de todo este proceso conspira contra la economía, la empeora y eso es malo para el Gobierno”, comentó a la AFP Rubens Figueredo, politólogo de la Universidad de Sao Paulo.