Exejecutiva denuncia misoginia en Wall Street
Libro. Maureen Sherry escribió sobre sus vivencias en el medioEFE n Nueva York.
Maureen Sherry, exejecutiva de la desaparecida firma Bear Stearns, denunció en el libro Opening Belle la misoginia en Wall Street, donde “durante décadas centenares de mujeres han salido dañadas y humilladas con un cheque a cambio de su silencio”.
En una entrevista con EFE, Sherry explicó que las empresas del sector se blindan contra las demandas por discriminación a través de la cláusula U4, que obliga a los empleados a resolver internamente cualquier queja y que deben firmar obligatoriamente como parte de sus contratos en los principales bancos.
Sherry, quien dejó la banca de inversión en 2008 coincidiendo con la adquisición de los restos de Bear Stearns por JP Morgan Chase, ha recogido en Opening Belle parte de sus experiencias y las de otras mujeres que trabajan en Wall Street. “No solo son reales todas las historias, sino que muchas están edulcoradas”, afirmó la autora.
El robo constante de sus ideas por parte de sus compañeros varones, las demandas de reuniones por parte de las empleadas que los jefes leen como aceptación de cena y cama, o la ascensión laboral basada en el físico y no en los méritos son algunos casos comunes en Wall Street según Sherry.
También lamenta que mujeres que lo han dado todo por su empresa y que ni siquiera tienen hijos ni relaciones duraderas ven con frustración cómo nunca consiguen subir más allá de áreas como marketing o recursos humanos. “No ha habido nunca una mujer consejera delegada (CEO) en Wall Street. Nunca en la historia”, señala.
“Las humillaciones además sobre la mujer continúan también cuando eres madre”, explica Sherry, quien aunque nunca dejó de contestar correos electrónicos durante las escasas semanas que se tomó después de dar a luz, descubrió que sus cuentas habían sido repartidas entre otras personas a su vuelta. “En la misma época, un compañero tuvo un accidente y nadie tocó nada de su cartera ni sus comisiones, aunque tardó más que yo en volver. Es como que en Wall Street nadie cree que puedas seguir haciendo un buen trabajo y también ser madre (…) Encima, cuando volví tuve que aguantar que mis compañeros mugieran a mi paso cada vez que iba al baño para sacarme la leche”, señaló.
“Así es este mundo. La desregulación total, la ley de la selva (…) En Wall Street uno puede entrar y ganar mucho dinero en poco tiempo. El sueño americano. En este mundillo las empresas celebran la ambición sin límites (…) Mi jefe solía decirme que contratase a menos personas con un MBA y a más con perfil PSD (pobre, listo y determinado a ganar dinero)”, añadió.