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Friday 29 Mar 2024 | Actualizado a 11:54 AM

Rodney King, la paliza que prendió la pólvora racial en Los Ángeles

La noche del 3 de marzo de 1991, Rodney King, de 25 años, conducía su vehículo por Los Ángeles a gran velocidad y junto a dos amigos tras haber bebido alcohol. La Policía angelina organizó una persecución para detener el vehículo de King, que en esos momentos estaba en libertad condicional por robo.

/ 2 de marzo de 2016 / 19:25

Comenzó como un episodio de brutalidad policial, pero la violenta detención del afroamericano Rodney King, de la que mañana se cumplen 25 años, se convirtió en un símbolo de la discriminación contra los negros y motivó los peores disturbios raciales en Los Ángeles (EE.UU.) en décadas.

La noche del 3 de marzo de 1991, Rodney King, de 25 años, conducía su vehículo por Los Ángeles a gran velocidad y junto a dos amigos tras haber bebido alcohol.

La Policía angelina organizó una persecución para detener el vehículo de King, que en esos momentos estaba en libertad condicional por robo.

Finalmente, los agentes lograron atraparle en la comunidad de Lake View Terrace, en el Valle de San Fernando, y cuando King salió del vehículo los policías le propinaron una brutal paliza con patadas, golpes con porras y pistolas de descargas eléctricas mientras él estaba en el suelo e indefenso.

Los informes médicos posteriores detallaron que King sufrió nueve heridas en la cabeza, una fractura de tobillo, magulladuras por todo el cuerpo y un ojo amoratado además de posibles daños en la visión y el cerebro.

Este episodio de ensañamiento y violencia policial sin sentido podía haber quedado oculto si no hubiera sido porque, desde una vivienda cercana, un ciudadano grabó todo en un video que a los pocos días daría la vuelta al mundo.

La crudeza de las imágenes, en una época en la que el video de aficionados no estaba ni de lejos tan extendido como ahora, desató las protestas y el enfado de la comunidad negra, que llevaba años denunciando las actitudes racistas y violentas de la Policía.

«Finalmente, habíamos atrapado al Monstruo del Lago Ness con una videocámara», señaló a la cadena CNN el abogado de King, Milton Grimes, en el documental «Race and Rage».

Por su parte, el entonces presidente de Estados Unidos, George H.W. Bush, criticó el comportamiento de los policías calificándolo de «indignante».

El sargento Stacey Koon y los agentes Theodore Briseño, Laurence Powell y Timothy Wind fueron acusados de delitos de asalto con arma letal y uso excesivo de fuerza.

Sin embargo, en abril de 1992 un jurado de Simi Valley, en el que no había ningún miembro negro, absolvió a los agentes de la mayoría de las acusaciones.

El veredicto causó indignación e ira en la población negra, que vio en la decisión del tribunal un nuevo ejemplo de injusticia y discriminación, y motivó que comenzaran los disturbios raciales más importantes en la ciudad californiana desde los desórdenes de Watts en 1965.

Incendios, saqueos y asaltos convirtieron a Los Ángeles en una ciudad casi sin ley y sumida en el caos: sólo en el primer día de los disturbios murieron doce personas.

La pobreza, el racismo y la marginación componían un polvorín en los suburbios de población negra y el veredicto del caso King se entendió como un nuevo desprecio y como la chispa que encendió la mecha.

Las autoridades declararon el estado de emergencia y fuerzas militares tomaron la ciudad para tratar de controlar la situación.

En una declaración pública ante las cámaras de televisión, un conmocionado Rodney King pidió calma a todo el mundo: «Sólo quiero decir, ¿nos podemos llevar todos bien?».

Tras seis días, los disturbios terminaron en Los Ángeles con un balance de 55 fallecidos, alrededor de 2.000 heridos y más de 1.000 millones de dólares en pérdidas económicas.

En 1993 se celebró un nuevo juicio y dos de los cuatro agentes implicados en la paliza, Stacey Koon y Lawrence Powell, fueron condenados.

Un nuevo episodio judicial de King, esta vez contra la ciudad de Los Ángeles, concluyó con una indemnización de 3,8 millones de dólares para la víctima.

Sus dificultades, sin embargo, no acabaron, ya que tras el caso King llevó una vida errática que incluyó problemas de alcoholismo y nuevas detenciones que le condujeron incluso a un breve paso por la cárcel en 1996.

King falleció el 17 de junio de 2012 a los 47 años de edad en su casa de Rialto (California), ahogado en una piscina tras consumir drogas y alcohol.

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Apple prepara su gran asalto a la televisión

Steven Spielberg, Jennifer Aniston, Reese Witherspoon, Oprah Winfrey o J.J. Abrams son algunos de los nombres de relumbrón que han dado el sí a Apple para esta aventura televisiva.

/ 1 de julio de 2018 / 17:11

Revolucionó las computadoras y cambió las reglas de la telefonía móvil, pero ahora Apple se prepara para otro reto mayúsculo: entrar a lo grande en la producción de contenidos televisivos y hacerse un hueco en el extremadamente competitivo mundo de la pequeña pantalla.

La compañía de la manzana ha puesto su punto de mira en la televisión y, aunque todavía hay muchas preguntas acerca de su estrategia, la única certeza es que para su salto de Silicon Valley a Hollywood ha abierto la billetera con el objetivo de fichar a enormes estrellas.

Steven Spielberg, Jennifer Aniston, Reese Witherspoon, Oprah Winfrey o J.J. Abrams son algunos de los nombres de relumbrón que han dado el sí a Apple para esta aventura televisiva.

En ella, el gigante tecnológico se enfrentará a otros titanes como Netflix, HBO, Amazon o Disney, que también trabaja en su propio servicio de «streaming» (emisión en línea).

Una de las grandes bazas de Apple, que de momento parece muy selectiva y solo tiene en marcha una decena de proyectos, es el regreso de Aniston a la televisión, medio en el que permaneció ausente desde que alcanzara la fama mundial con «Friends».

Aniston y Reese Witherspoon protagonizarán y producirán una serie sobre los profesionales que producen un programa matinal de noticias en televisión, un género con mucha historia y tradición en EE.UU.

En racha tras el fenomenal éxito de «Big Little Lies», Witherspoon será también productora de «Are You Sleeping», una serie de suspense que liderará Octavia Spencer.

Apple contará además con un ilustre de Hollywood como Steven Spielberg, que jugará de nuevo con la nostalgia y recuperará la fantasía y el terror de la serie de los años 80 «Amazing Stories».

La trayectoria de J.J. Abrams ha sido comparada en muchas ocasiones con la de Spielberg, así que no parece extraño que ahora le siga los pasos en Apple, donde el realizador de «Star Wars: The Force Awakens» (2015) producirá una serie musical inspirada en Nueva York, «Little Voices».

Otros dos cineastas muy reconocidos formarán asimismo parte del catálogo de Apple: Damien Chazelle («La La Land», 2016) dirigirá y escribirá una serie de la que no se conoce prácticamente ningún detalle, y M. Night Shyamalan («The Sixth Sense», 1999) recurrirá a su maestría en lo paranormal y lo misterioso en un proyecto todavía sin nombre.

Una comedia sobre la poeta Emily Dickinson con Hailee Steinfeld como protagonista y una adaptación televisiva de la trilogía de ciencia ficción «Foundation» de Isaac Asimov son otras apuestas de Apple, que además podrá presumir para su incursión en la pequeña pantalla de una auténtica reina del medio como Oprah Winfrey.

Hace apenas dos semanas se conoció que Apple y la emblemática presentadora de «The Oprah Winfrey Show» han firmado un acuerdo por varios años para crear programas originales, sin que todavía se haya detallado en qué consistirá esta alianza.

En cuanto a cifras y presupuestos, The Wall Street Journal aseguró en agosto de 2017 que Apple gastará mil millones de dólares en producción televisiva a lo largo de este año, una cantidad notable pero muy lejos, por ejemplo, de los 8.000 millones que espera invertir Netflix en 2018.

En un reportaje el pasado marzo, The New York Times sostuvo que Apple gastará más de esos mil millones iniciales a lo largo de este año y que su programación verá la luz entre marzo y verano de 2019.

A partir de ahí comienzan los interrogantes. ¿Qué tipo de servicio digital planea Apple para sus contenidos originales? ¿Qué precio tendrá y en qué países estará disponible? ¿Habrá algún tipo de limitación para quienes no cuenten con productos de hardware de la firma?

Y es que no parece que Apple vaya a tener una alfombra roja para su desembarco en la televisión. Netflix continúa con su masiva producción firmando proyecto tras proyecto en todo el mundo, HBO se relame ante el éxito garantizado de la última temporada de «Game of Thrones», y Amazon ha lanzado un órdago con su serie sobre «The Lord of the Rings».

La entrada de Apple también servirá como nuevo test de estrés para una oferta televisiva que no deja de crecer y que amenaza con saturar el mercado: según un estudio de la cadena FX, en 2017 se emitieron 487 series originales solo en Estados Unidos, frente a las 455 del año anterior o las 349 de 2013. (1/07/2018)

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Apple prepara su gran asalto a la televisión

Steven Spielberg, Jennifer Aniston, Reese Witherspoon, Oprah Winfrey o J.J. Abrams son algunos de los nombres de relumbrón que han dado el sí a Apple para esta aventura televisiva.

/ 1 de julio de 2018 / 17:11

Revolucionó las computadoras y cambió las reglas de la telefonía móvil, pero ahora Apple se prepara para otro reto mayúsculo: entrar a lo grande en la producción de contenidos televisivos y hacerse un hueco en el extremadamente competitivo mundo de la pequeña pantalla.

La compañía de la manzana ha puesto su punto de mira en la televisión y, aunque todavía hay muchas preguntas acerca de su estrategia, la única certeza es que para su salto de Silicon Valley a Hollywood ha abierto la billetera con el objetivo de fichar a enormes estrellas.

Steven Spielberg, Jennifer Aniston, Reese Witherspoon, Oprah Winfrey o J.J. Abrams son algunos de los nombres de relumbrón que han dado el sí a Apple para esta aventura televisiva.

En ella, el gigante tecnológico se enfrentará a otros titanes como Netflix, HBO, Amazon o Disney, que también trabaja en su propio servicio de «streaming» (emisión en línea).

Una de las grandes bazas de Apple, que de momento parece muy selectiva y solo tiene en marcha una decena de proyectos, es el regreso de Aniston a la televisión, medio en el que permaneció ausente desde que alcanzara la fama mundial con «Friends».

Aniston y Reese Witherspoon protagonizarán y producirán una serie sobre los profesionales que producen un programa matinal de noticias en televisión, un género con mucha historia y tradición en EE.UU.

En racha tras el fenomenal éxito de «Big Little Lies», Witherspoon será también productora de «Are You Sleeping», una serie de suspense que liderará Octavia Spencer.

Apple contará además con un ilustre de Hollywood como Steven Spielberg, que jugará de nuevo con la nostalgia y recuperará la fantasía y el terror de la serie de los años 80 «Amazing Stories».

La trayectoria de J.J. Abrams ha sido comparada en muchas ocasiones con la de Spielberg, así que no parece extraño que ahora le siga los pasos en Apple, donde el realizador de «Star Wars: The Force Awakens» (2015) producirá una serie musical inspirada en Nueva York, «Little Voices».

Otros dos cineastas muy reconocidos formarán asimismo parte del catálogo de Apple: Damien Chazelle («La La Land», 2016) dirigirá y escribirá una serie de la que no se conoce prácticamente ningún detalle, y M. Night Shyamalan («The Sixth Sense», 1999) recurrirá a su maestría en lo paranormal y lo misterioso en un proyecto todavía sin nombre.

Una comedia sobre la poeta Emily Dickinson con Hailee Steinfeld como protagonista y una adaptación televisiva de la trilogía de ciencia ficción «Foundation» de Isaac Asimov son otras apuestas de Apple, que además podrá presumir para su incursión en la pequeña pantalla de una auténtica reina del medio como Oprah Winfrey.

Hace apenas dos semanas se conoció que Apple y la emblemática presentadora de «The Oprah Winfrey Show» han firmado un acuerdo por varios años para crear programas originales, sin que todavía se haya detallado en qué consistirá esta alianza.

En cuanto a cifras y presupuestos, The Wall Street Journal aseguró en agosto de 2017 que Apple gastará mil millones de dólares en producción televisiva a lo largo de este año, una cantidad notable pero muy lejos, por ejemplo, de los 8.000 millones que espera invertir Netflix en 2018.

En un reportaje el pasado marzo, The New York Times sostuvo que Apple gastará más de esos mil millones iniciales a lo largo de este año y que su programación verá la luz entre marzo y verano de 2019.

A partir de ahí comienzan los interrogantes. ¿Qué tipo de servicio digital planea Apple para sus contenidos originales? ¿Qué precio tendrá y en qué países estará disponible? ¿Habrá algún tipo de limitación para quienes no cuenten con productos de hardware de la firma?

Y es que no parece que Apple vaya a tener una alfombra roja para su desembarco en la televisión. Netflix continúa con su masiva producción firmando proyecto tras proyecto en todo el mundo, HBO se relame ante el éxito garantizado de la última temporada de «Game of Thrones», y Amazon ha lanzado un órdago con su serie sobre «The Lord of the Rings».

La entrada de Apple también servirá como nuevo test de estrés para una oferta televisiva que no deja de crecer y que amenaza con saturar el mercado: según un estudio de la cadena FX, en 2017 se emitieron 487 series originales solo en Estados Unidos, frente a las 455 del año anterior o las 349 de 2013. (1/07/2018)

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El mundo de los videojuegos busca su modelo Netflix

"La tecnología nunca se detiene y el 'streaming' es una que será muy disruptiva. Lo que nos gusta es que la tecnología dará posibilidades de que muchos más fans en el mundo puedan jugar nuestros juegos", señaló el director ejecutivo de Ubisoft para Europa.

/ 15 de junio de 2018 / 00:12

A imagen de lo que Netflix es para la televisión o Spotify para la música, la búsqueda de un modelo de «streaming» (emisión en línea) para el mundo de los videojuegos ha sido uno de los temas protagonistas en los pasillos de la feria E3, que cierra sus puertas hoy en Los Ángeles.

Durante los tres días que ha durado la E3, el evento más importante del mundo en el sector, han pasado más de 60.000 personas de más de 100 países por el Centro de Convenciones de Los Ángeles, según las estimaciones previas de la organizadora Entertainment Software Association (ESA).

Al margen de las espectaculares presentaciones de las compañías y de los nuevos juegos que los fans pueden catar en la feria, la E3 también sirve como termómetro de la industria y oráculo de lo que puede suceder en su horizonte más inmediato.

En este sentido, el debate sobre el futuro de los videojuegos en relación con el «streaming» y la tecnología en la nube contó en la E3 con la aportación de todo un peso pesado de la industria como Phil Spencer, el máximo responsable de la consola Xbox.

«Nuestros ingenieros de nube están construyendo una red de ‘streaming’ para juegos que libere calidad de juego de consola (la más elevada junto a PC) en cualquier dispositivo», afirmó Spencer en la conferencia oficial de Microsoft.

Xbox ya cuenta con Xbox Game Pass, un servicio de suscripción de juegos en la nube para esta consola, pero las declaraciones de Spencer apuntan a que esta nueva plataforma de «streaming» en la que trabajan sería un modelo de comercialización de juegos para todas las pantallas.

Si fuera así, podría romperse la lógica actual de lanzamientos en exclusiva para cada dispositivo y pasar a una situación en la que fuera más importante para los jugadores abonar la cuota de una suscripción de «streaming» que tener tal o cual consola.

El sector del videojuego, que según la consultora Newzoo generó el año pasado 121.700 millones de dólares de ingresos, parece seguir así la tendencia de otras industrias culturales: Menor importancia de lo material en favor de lo digital, mayor interés de los jóvenes por pagar una suscripción antes que por productos individuales y libertad plena para disfrutar del contenido dónde y cuándo quieran.

«La mayor disrupción en el consumo de entretenimiento mediático en los últimos cinco años es la combinación de ‘streaming’ más suscripción», indicó el consejero delegado de la desarrolladora estadounidense Electronic Arts, Andrew Wilson.

«Como consumidores, ver películas y televisión, escuchar música y leer libros nunca ha sido más fácil. Y creemos que esta transformación va a tener un profundo impacto en nuestra industria en los próximos cinco años», agregó.

Electronic Arts aprovechó su evento EA Play para anunciar Origin Access Premier, un nuevo paso de su oferta de suscripción para PC que ahora incluirá los nuevos lanzamientos de su compañía por una cuota mensual de 14,99 dólares en Estados Unidos.

Otra desarrolladora como la francesa Ubisoft también saludó la llegada del «streaming».

«La tecnología nunca se detiene y el ‘streaming’ es una que será muy disruptiva. Lo que nos gusta es que la tecnología dará posibilidades de que muchos más fans en el mundo puedan jugar nuestros juegos», señaló a Efe el director ejecutivo de Ubisoft para Europa, Oriente Medio y Asia-Pacífico, Alain Corre.

El ejecutivo francés admitió que algunos de sus mejores productos, como «Assassin’s Creed», solo pueden disfrutarse en consolas de alta gama o PC, lo que por ejemplo deja fuera a muchos países en los que los aficionados juegan principalmente en teléfonos móviles.

En cambio, compañías como Sony se mostraron más cautas sobre el «streaming» y no adelantaron movimientos inminentes por ese rumbo.

«Nuestra prioridad es seguir trabajando para nuestra comunidad y buscar las mejores experiencias», dijo a Efe la directora general de Sony Interactive Entertainment en Iberia y el Mediterráneo, Liliana Laporte, que descartó, por ahora, que llegue a España el servicio de «streaming» PlayStation Now que funciona en países como el Reino Unido o Alemania.

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El mundo de los videojuegos busca su modelo Netflix

"La tecnología nunca se detiene y el 'streaming' es una que será muy disruptiva. Lo que nos gusta es que la tecnología dará posibilidades de que muchos más fans en el mundo puedan jugar nuestros juegos", señaló el director ejecutivo de Ubisoft para Europa.

/ 15 de junio de 2018 / 00:12

A imagen de lo que Netflix es para la televisión o Spotify para la música, la búsqueda de un modelo de «streaming» (emisión en línea) para el mundo de los videojuegos ha sido uno de los temas protagonistas en los pasillos de la feria E3, que cierra sus puertas hoy en Los Ángeles.

Durante los tres días que ha durado la E3, el evento más importante del mundo en el sector, han pasado más de 60.000 personas de más de 100 países por el Centro de Convenciones de Los Ángeles, según las estimaciones previas de la organizadora Entertainment Software Association (ESA).

Al margen de las espectaculares presentaciones de las compañías y de los nuevos juegos que los fans pueden catar en la feria, la E3 también sirve como termómetro de la industria y oráculo de lo que puede suceder en su horizonte más inmediato.

En este sentido, el debate sobre el futuro de los videojuegos en relación con el «streaming» y la tecnología en la nube contó en la E3 con la aportación de todo un peso pesado de la industria como Phil Spencer, el máximo responsable de la consola Xbox.

«Nuestros ingenieros de nube están construyendo una red de ‘streaming’ para juegos que libere calidad de juego de consola (la más elevada junto a PC) en cualquier dispositivo», afirmó Spencer en la conferencia oficial de Microsoft.

Xbox ya cuenta con Xbox Game Pass, un servicio de suscripción de juegos en la nube para esta consola, pero las declaraciones de Spencer apuntan a que esta nueva plataforma de «streaming» en la que trabajan sería un modelo de comercialización de juegos para todas las pantallas.

Si fuera así, podría romperse la lógica actual de lanzamientos en exclusiva para cada dispositivo y pasar a una situación en la que fuera más importante para los jugadores abonar la cuota de una suscripción de «streaming» que tener tal o cual consola.

El sector del videojuego, que según la consultora Newzoo generó el año pasado 121.700 millones de dólares de ingresos, parece seguir así la tendencia de otras industrias culturales: Menor importancia de lo material en favor de lo digital, mayor interés de los jóvenes por pagar una suscripción antes que por productos individuales y libertad plena para disfrutar del contenido dónde y cuándo quieran.

«La mayor disrupción en el consumo de entretenimiento mediático en los últimos cinco años es la combinación de ‘streaming’ más suscripción», indicó el consejero delegado de la desarrolladora estadounidense Electronic Arts, Andrew Wilson.

«Como consumidores, ver películas y televisión, escuchar música y leer libros nunca ha sido más fácil. Y creemos que esta transformación va a tener un profundo impacto en nuestra industria en los próximos cinco años», agregó.

Electronic Arts aprovechó su evento EA Play para anunciar Origin Access Premier, un nuevo paso de su oferta de suscripción para PC que ahora incluirá los nuevos lanzamientos de su compañía por una cuota mensual de 14,99 dólares en Estados Unidos.

Otra desarrolladora como la francesa Ubisoft también saludó la llegada del «streaming».

«La tecnología nunca se detiene y el ‘streaming’ es una que será muy disruptiva. Lo que nos gusta es que la tecnología dará posibilidades de que muchos más fans en el mundo puedan jugar nuestros juegos», señaló a Efe el director ejecutivo de Ubisoft para Europa, Oriente Medio y Asia-Pacífico, Alain Corre.

El ejecutivo francés admitió que algunos de sus mejores productos, como «Assassin’s Creed», solo pueden disfrutarse en consolas de alta gama o PC, lo que por ejemplo deja fuera a muchos países en los que los aficionados juegan principalmente en teléfonos móviles.

En cambio, compañías como Sony se mostraron más cautas sobre el «streaming» y no adelantaron movimientos inminentes por ese rumbo.

«Nuestra prioridad es seguir trabajando para nuestra comunidad y buscar las mejores experiencias», dijo a Efe la directora general de Sony Interactive Entertainment en Iberia y el Mediterráneo, Liliana Laporte, que descartó, por ahora, que llegue a España el servicio de «streaming» PlayStation Now que funciona en países como el Reino Unido o Alemania.

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Justin Timberlake, un regreso entre la serenidad y el espectáculo

"Man of the Woods" es el título del nuevo álbum de Justin Timberlake (Memphis, 1981) y saldrá a la venta el viernes.

/ 1 de febrero de 2018 / 00:13

Con su primer disco en cinco años y su esperado regreso al Super Bowl, Justin Timberlake vuelve a la primera fila de la música entre la serenidad de un artista en busca de sus raíces y el espectáculo que rodea a una de las estrellas del pop más importantes del siglo XXI.

«Man of the Woods» es el título del nuevo álbum de Justin Timberlake (Memphis, 1981) y saldrá a la venta el viernes, tan sólo dos días antes de que el cantante tome el escenario del U.S. Bank Stadium de Mineápolis (EEUU) para actuar durante el descanso de Super Bowl, la final de la Liga de Fútbol Americano (NFL).

La expectación es muy elevada ante el retorno del músico al Super Bowl después de su polémica aparición en 2004, cuando Timberlake, uno de los invitados de la cabeza de cartel Janet Jackson, le arrancó una pieza del atuendo a la cantante, lo que dejó por unos instantes su seno derecho al descubierto.

En medio de una enorme controversia sobre si estaba planeado o no, Timberlake continuó su trayectoria con éxito y popularidad mientras que Jackson vio cómo, poco a poco, se le cerraban las puertas y su carrera entraba en declive.

En una jugada muy hábil y perfectamente trenzada, Timberlake no ha desaprovechado la atención de los medios acerca de la que será su tercera actuación en el Super Bowl (en 2001 debutó en este show con su grupo NSYNC) y prácticamente la hizo coincidir con el lanzamiento de «Man of the Woods», su primer disco desde los dos volúmenes de «20/20 Experience» editados en 2013.

«Definitivamente es el disco más introspectivo que he hecho», dijo el cantante en una entrevista con la emisora Beats 1 Radio.

«Este disco está muy inspirado por mi hijo, mi mujer (la actriz Jessica Biel), mi familia, pero, más aún que por cualquier otro álbum que haya escrito, por de dónde soy», comentó asimismo en uno de los clips promocionales.

Más cerca de los cuarenta años que de los treinta y tras haber sido padre en 2015, Timberlake plantea en «Man of the Woods» una mirada desde el pop y el R&B a su Memphis natal y a los sonidos roqueros y de country del sur de Estados Unidos.

Para este experimento que definió como «música americana moderna con cajas de ritmos 808», Timberlake reclutó a cotizados productores como Pharrell Williams, Timbaland y Danja, pero también hizo algunos fichajes más intrépidos como el de Chris Stapleton, toda una figura del country en la actualidad.

Así, Stapleton aporta su guitarra y su aroma sureño en «Say Something», una de las canciones que se han desvelado como aperitivo del disco.

Los seguidores de Timberlake tampoco deben temer por un cambio radical del estilo de su ídolo, ya que los temas ya conocidos «Supplies» y «Filthy» continúan explotando las posibilidades del R&B que hicieron famoso al cantante.

No obstante, este homenaje a sus orígenes y esta reflexión sobre su vida personal también tuvo su reflejo en el «look» de Timberlake, que desde que se anunció «Man of the Woods» ha sido retratado constantemente en la naturaleza, caminando entre bosques y campos al atardecer, y vistiendo vaqueros y camisas que remiten a la vida rural y familiar.

Aunque tardó un lustro en entregar un nuevo disco, Timberlake continuó siendo una estrella muy popular durante estos años especialmente gracias a sus incursiones en el cine.

Así, en 2017 recibió una nominación al Óscar a la mejor canción original por «Can’t Stop the Feeling!», que formó parte de la banda sonora de la cinta animada «Trolls» (2016) en la que el cantante dobló a uno de los protagonistas.

Como actor ha dejado su firma también en largometrajes como «The Social Network» (2010), «Trouble with the Curve» (2012) e «Inside Llewyn Davis» (2013), pero ha sido su última película, la cinta de Woody Allen «Wonder Wheel» (2017), la que le ha situado en el centro de la polémica.

Las acusaciones de abuso sexual de Dylan Farrow, hija adoptiva de Woody Allen, contra el cineasta han vuelto a salir a la luz ante la catarata de casos de agresión sexual en Hollywood y por el impulso de los movimientos «Me Too» (Yo también) y «Time’s Up» (Se acabó el tiempo).

Este caso llevó a actores como Rebecca Hall, Timothée Chalamet y Greta Gerwig a arrepentirse de haber trabajado con el director neoyorquino, pero Timberlake optó por guardar silencio al respecto.

Por ello, Dylan Farrow le criticó en Twitter al asegurar que no puede ser un activista creíble del movimiento «Time’s Up» si al mismo tiempo no condena a «depredadores sexuales» como Woody Allen.

 Justin Timberlake, un regreso entre la serenidad y el espectáculo
   
   David Villafranca
   Los Ángeles (EEUU), 31 ene (EFE).- Con su primer disco en cinco
años y su esperado regreso al Super Bowl, Justin Timberlake vuelve a
la primera fila de la música entre la serenidad de un artista en
busca de sus raíces y el espectáculo que rodea a una de las
estrellas del pop más importantes del siglo XXI.
   «Man of the Woods» es el título del nuevo álbum de Justin
Timberlake (Memphis, 1981) y saldrá a la venta el viernes, tan sólo
dos días antes de que el cantante tome el escenario del U.S. Bank
Stadium de Mineápolis (EEUU) para actuar durante el descanso de
Super Bowl, la final de la Liga de Fútbol Americano (NFL).
   La expectación es muy elevada ante el retorno del músico al Super
Bowl después de su polémica aparición en 2004, cuando Timberlake,
uno de los invitados de la cabeza de cartel Janet Jackson, le
arrancó una pieza del atuendo a la cantante, lo que dejó por unos
instantes su seno derecho al descubierto.
   En medio de una enorme controversia sobre si estaba planeado o
no, Timberlake continuó su trayectoria con éxito y popularidad
mientras que Jackson vio cómo, poco a poco, se le cerraban las
puertas y su carrera entraba en declive.
   En una jugada muy hábil y perfectamente trenzada, Timberlake no
ha desaprovechado la atención de los medios acerca de la que será su
tercera actuación en el Super Bowl (en 2001 debutó en este show con
su grupo NSYNC) y prácticamente la hizo coincidir con el lanzamiento
de «Man of the Woods», su primer disco desde los dos volúmenes de
«20/20 Experience» editados en 2013.
   «Definitivamente es el disco más introspectivo que he hecho»,
dijo el cantante en una entrevista con la emisora Beats 1 Radio.
   «Este disco está muy inspirado por mi hijo, mi mujer (la actriz
Jessica Biel), mi familia, pero, más aún que por cualquier otro
álbum que haya escrito, por de dónde soy», comentó asimismo en uno
de los clips promocionales.
   Más cerca de los cuarenta años que de los treinta y tras haber
sido padre en 2015, Timberlake plantea en «Man of the Woods» una
mirada desde el pop y el R&B a su Memphis natal y a los sonidos
roqueros y de country del sur de Estados Unidos.
   Para este experimento que definió como «música americana moderna
con cajas de ritmos 808″, Timberlake reclutó a cotizados productores
como Pharrell Williams, Timbaland y Danja, pero también hizo algunos
fichajes más intrépidos como el de Chris Stapleton, toda una figura
del country en la actualidad.
   Así, Stapleton aporta su guitarra y su aroma sureño en «Say
Something», una de las canciones que se han desvelado como aperitivo
del disco.
   Los seguidores de Timberlake tampoco deben temer por un cambio
radical del estilo de su ídolo, ya que los temas ya conocidos
«Supplies» y «Filthy» continúan explotando las posibilidades del R&B
que hicieron famoso al cantante.
   No obstante, este homenaje a sus orígenes y esta reflexión sobre
su vida personal también tuvo su reflejo en el «look» de Timberlake,
que desde que se anunció «Man of the Woods» ha sido retratado
constantemente en la naturaleza, caminando entre bosques y campos al
atardecer, y vistiendo vaqueros y camisas que remiten a la vida
rural y familiar.
   Aunque tardó un lustro en entregar un nuevo disco, Timberlake
continuó siendo una estrella muy popular durante estos años
especialmente gracias a sus incursiones en el cine.
   Así, en 2017 recibió una nominación al Óscar a la mejor canción
original por «Can’t Stop the Feeling!», que formó parte de la banda
sonora de la cinta animada «Trolls» (2016) en la que el cantante
dobló a uno de los protagonistas.
   Como actor ha dejado su firma también en largometrajes como «The
Social Network» (2010), «Trouble with the Curve» (2012) e «Inside
Llewyn Davis» (2013), pero ha sido su última película, la cinta de
Woody Allen «Wonder Wheel» (2017), la que le ha situado en el centro
de la polémica.
   Las acusaciones de abuso sexual de Dylan Farrow, hija adoptiva de
Woody Allen, contra el cineasta han vuelto a salir a la luz ante la
catarata de casos de agresión sexual en Hollywood y por el impulso
de los movimientos «Me Too» (Yo también) y «Time’s Up» (Se acabó el
tiempo).
   Este caso llevó a actores como Rebecca Hall, Timothée Chalamet y
Greta Gerwig a arrepentirse de haber trabajado con el director
neoyorquino, pero Timberlake optó por guardar silencio al respecto.
   Por ello, Dylan Farrow le criticó en Twitter al asegurar que no
puede ser un activista creíble del movimiento «Time’s Up» si al
mismo tiempo no condena a «depredadores sexuales» como Woody Allen.
EFE

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