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La Cuba post-Fidel proclama la vigencia de una Revolución que busca el relevo

Miles de personas, aún a falta de cifras oficiales, marcharon por la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana enarbolando banderas cubanas y pancartas de recuerdo a Fidel.

/ 2 de enero de 2017 / 18:27

Con un guiño a la juventud y al relevo generacional, la Cuba oficialista encabezada por una cúpula ya octogenaria lanzó este lunes, en forma de masiva parada militar, un mensaje en el que proclamó la vigencia de una Revolución que quedó huérfana hace poco más de un mes por la muerte de su líder, Fidel Castro.

Miles de personas, aún a falta de cifras oficiales, marcharon por la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana enarbolando banderas cubanas y pancartas de recuerdo a Fidel, bajo la atenta mirada de su hermano, el presidente Raúl Castro (85 años), acompañado en la tribuna por la cúpula política de la isla.

La movilización tuvo también carácter de misiva soberanista hacia Washington, a pocos días de que tome posesión el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abiertamente contrario a la política de acercamiento impulsada por su antecesor, Barack Obama.

Antes de que marcharan las masas -bautizadas por los organizadores como «pueblo combatiente»- lo hicieron, por cientos, representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en un desfile que oficialmente conmemoraba las seis décadas de vida del actual Ejército de Cuba y los 58 del triunfo de la Revolución.

Pero la ocasión, dedicada este año a la juventud y al fallecido líder cubano, fue aprovechada para enviar un mensaje al mundo: Fidel habrá «desaparecido físicamente» pero la Revolución permanece, con el relevo generacional asegurado.

No por casualidad, porque nada lo es en la isla, el único discurso estuvo a cargo de la diputada Jennifer Bello, presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y miembro del Consejo de Estado.

La joven dirigente afirmó en su alocución que Cuba «no cederá en la defensa de sus principios revolucionarios y antiimperialistas» y que tampoco olvidará su historia y símbolos, ni renunciará a sus «compromisos».

«A nuestra juventud, heredera y continuadora de las luchas y victorias de nuestro pueblo, dedicamos este aniversario», proclamó.

También aludió al proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y aseguró que la isla no dejará de reclamar el levantamiento del embargo que mantiene ese país sobre la isla, así como la devolución del territorio de la base naval de Guantánamo.

Cuba «tampoco dejará de exigir el fin de los programas subversivos e injerencistas, dirigidos a provocar cambios en el orden político, económico y social que nuestro pueblo escogió soberanamente», advirtió Bello.

Estas palabras suponen la primera mención oficial desde Cuba al proceso de deshielo con EE.UU. en las últimas semanas, cuya continuidad está en suspenso por la llegada a la Casa Blanca de Trump.

Raúl Castro no tocó el tema el pasado 27 de diciembre en su discurso de cierre de la Asamblea (Parlamento, unicameral).

Por ello, el mensaje de «resistencia, unidad, libertad y soberanía» enviado este lunes por La Habana en forma de parada militar y popular puede entenderse también como un primer gesto de aviso a la entrante Administración Trump.

Sin embargo, el protagonista indiscutible de la jornada no fue el volátil político estadounidense, sino el recién fallecido Fidel Castro, omnipresente en fotografías, citas y consignas, de las que la más coreada fue la misma que durante los fastos fúnebres por su muerte hace poco más de un mes: «Yo soy Fidel».

El desfile, ensayado al milímetro días antes y que se dividía en bloques histórico, militar y popular, comenzó con puntualidad castrense a las 07.00 hora local (12.00 GMT), con 21 salvas de artillería y el himno cubano.

Abrió la marcha la caballería mambisa, representando a los soldados campesinos que lucharon contra España en 1868 en la primera de las guerras de independencia.

Tras ellos, cuatro columnas de jóvenes vestidos como guerrilleros en homenaje al ejército Rebelde que comandó Castro.

Les siguió, escoltado por más de 3.000 niños de uniforme agitando sus pañoletas azules, la réplica a escala del yate «Granma» en el que con Fidel al frente desembarcaron en Cuba desde México en 1956 los barbudos revolucionarios que desde la Sierra Maestra impulsaron la Revolución que triunfaría tres años después.

Desfilaron también las brigadas alfabetizadoras, los combatientes internacionalistas, médicos, deportistas y batallones de todas las instituciones de las Fuerzas Armadas que dieron paso al desfile popular, al que acudieron miles de personas.

Los habaneros estaban llamados a los «puntos de concentración» a partir de las 5 de la mañana para poder desfilar en la Plaza.

«Somos Fidel», «Yo me muero como viví», «Sí se pudo, sí se puede y sí se podrá» o «Somos el pueblo» fueron algunas de las consignas que se repetían en las pancartas que asomaban entre miles de banderas cubanas de todos los formatos.

También fotografías de Ernesto «Che» Guevara, de Camilo Cienfuegos y gritos de «Yo soy Fidel», mientras una pantalla gigante proyectaba escenas históricas de hace casi cinco décadas.

Entre el público invitado se encontraba el líder de las Fuerzas Armadas Revolucinonarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, alias «Timochenko», y también pudo verse a la viuda de Fidel Castro, Dalia Soto, tomada del brazo de uno de sus cinco hijos.

(02-01-2017)

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Raúl Castro pospone su marcha y dejará el poder el 19 de abril de 2018

El relevo del mandatario se esperaba para el 24 de febrero de 2018, fecha en que oficialmente debía concluir la actual legislatura y comenzar la siguiente.

/ 22 de diciembre de 2017 / 03:09

El presidente de Cuba, Raúl Castro, dejará el poder el 19 de abril de 2018, casi dos meses después de la fecha inicialmente prevista para un relevo considerado histórico porque por primera vez en seis décadas el gobernante de la isla no llevará el apellido Castro.

Los estragos causados por el huracán Irma a su paso por la isla en septiembre, que dejaron daños por más de 13.000 millones de dólares, son el motivo aducido por la cúpula cubana para retrasar las elecciones generales y la designación de un nuevo Gobierno por parte del Parlamento resultante.

«Cuando la Asamblea Nacional se constituya habré concluido mi segundo y último mandato al frente del Estado y del Gobierno, y Cuba tendrá un nuevo presidente», afirmó Castro, de 86 años, en su intervención ante el pleno de la Asamblea Nacional del Poder Popular, reproducida por los medios estatales.

El relevo del mandatario se esperaba para el 24 de febrero de 2018, fecha en que oficialmente debía concluir la actual legislatura y comenzar la siguiente, aunque en los últimos meses se especuló sobre un posible retraso de su marcha ante la delicada situación económica que atraviesa la isla.

La crisis en Venezuela, que ha reducido los envíos de petróleo subsidiado a Cuba, el enfriamiento de las relaciones con EE.UU tras la llegada de Donald Trump y las pérdidas por el huracán Irma han agudizado los crónicos problemas económicos del país.

Además, a causa del huracán, las autoridades cubanas ya retrasaron un mes -de octubre a noviembre- los comicios municipales, lo que hacía prever que pudiera ocurrir lo mismo con los regionales y generales.

La nueva fecha elegida para que jure la Asamblea Nacional que designará al nuevo presidente coincide con el aniversario de la fallida invasión estadounidense de Bahía de Cochinos en 1961, «la primera derrota al imperialismo en América», según afirmó hoy Castro.

Aunque no existe confirmación oficial, se espera que suceda a Castro el actual primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel, un ingeniero informático de 57 años que ha ido ganando en visibilidad en el país durante el último año.

El mandatario ha defendido el relevo generacional en la cúpula de la isla y había reiterado que dejaría el cargo tras dos mandatos, cumpliendo el límite máximo de 10 años para permanecer en los cargos de Gobierno.

Su hermano Fidel Castro, fallecido en noviembre de 2016 a los 90 años, gobernó Cuba durante casi cinco décadas, hasta que en 2006 le traspasó el poder debido a una grave enfermedad  En el pleno parlamentario de este jueves, el segundo del año y último de esta legislatura, también se conocieron los datos económicos al cierre de 2017, un año de tímida recuperación para Cuba tras cerrar 2016 en números rojos (-0,9 %).

Este año, el PIB de la isla creció un 1,6 % por el empuje del turismo y la construcción, y para 2018 el Gobierno proyecta un crecimiento del 2 %, anunció el titular de Economía, Ricardo Cabrisas.

Sin embargo, tanto Cabrisas como Raúl Castro reconocieron que el próximo año «también será complicado para las finanzas externas de la nación».

El crecimiento anunciado hoy supera las estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que auguró un crecimiento del 0,5 % en 2017 y proyecta un 1 % para 2018.

Respecto al panorama económico, Castro consideró insuficiente el crecimiento registrado y urgió a acelerar la reunificación monetaria en la que se trabaja desde 2013 como clave para avanzar en las reformas para hacer sostenible el modelo socialista de la isla.

La economía y los salarios cubanos sufren una fuerte distorsión debido a la circulación de dos monedas: el peso cubano (CUP) y el peso convertible en divisa (CUC, equivalente al dólar y a 24 CUP).

El gobernante se refirió también al retroceso en las relaciones con EE.UU tras la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, un giro que calificó de «serio», atribuyó a la «fabricación artificial de pretextos irracionales» y ante el que insistió en que el diálogo es posible desde el respeto y la independencia.

«En 2017 hemos sido testigos de un serio e irracional retroceso de las relaciones Cuba-EE.UU., del cual nuestro país no es responsable», subrayó Castro, quien volvió a negar que Cuba haya participado en los supuestos «ataques acústicos» sufridos por diplomáticos estadounidenses en la isla.

A raíz de esos incidentes, EE.UU dejó bajo mínimos su embajada en La Habana al evacuar a la mayoría de su personal, obligó a Cuba a reducir el tamaño de su legación en Washington y recomendó a sus ciudadanos que no viajen al país caribeño.

«La Revolución ha resistido el embate de 11 Administraciones y aquí estamos, estaremos y seguiremos siendo libres, soberanos e independientes», agregó Raúl Castro.  (21/12/2017)

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La Cuba post-Fidel proclama la vigencia de una Revolución que busca el relevo

Miles de personas, aún a falta de cifras oficiales, marcharon por la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana enarbolando banderas cubanas y pancartas de recuerdo a Fidel.

/ 2 de enero de 2017 / 18:27

Con un guiño a la juventud y al relevo generacional, la Cuba oficialista encabezada por una cúpula ya octogenaria lanzó este lunes, en forma de masiva parada militar, un mensaje en el que proclamó la vigencia de una Revolución que quedó huérfana hace poco más de un mes por la muerte de su líder, Fidel Castro.

Miles de personas, aún a falta de cifras oficiales, marcharon por la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana enarbolando banderas cubanas y pancartas de recuerdo a Fidel, bajo la atenta mirada de su hermano, el presidente Raúl Castro (85 años), acompañado en la tribuna por la cúpula política de la isla.

La movilización tuvo también carácter de misiva soberanista hacia Washington, a pocos días de que tome posesión el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abiertamente contrario a la política de acercamiento impulsada por su antecesor, Barack Obama.

Antes de que marcharan las masas -bautizadas por los organizadores como «pueblo combatiente»- lo hicieron, por cientos, representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), en un desfile que oficialmente conmemoraba las seis décadas de vida del actual Ejército de Cuba y los 58 del triunfo de la Revolución.

Pero la ocasión, dedicada este año a la juventud y al fallecido líder cubano, fue aprovechada para enviar un mensaje al mundo: Fidel habrá «desaparecido físicamente» pero la Revolución permanece, con el relevo generacional asegurado.

No por casualidad, porque nada lo es en la isla, el único discurso estuvo a cargo de la diputada Jennifer Bello, presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) y miembro del Consejo de Estado.

La joven dirigente afirmó en su alocución que Cuba «no cederá en la defensa de sus principios revolucionarios y antiimperialistas» y que tampoco olvidará su historia y símbolos, ni renunciará a sus «compromisos».

«A nuestra juventud, heredera y continuadora de las luchas y victorias de nuestro pueblo, dedicamos este aniversario», proclamó.

También aludió al proceso de normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y aseguró que la isla no dejará de reclamar el levantamiento del embargo que mantiene ese país sobre la isla, así como la devolución del territorio de la base naval de Guantánamo.

Cuba «tampoco dejará de exigir el fin de los programas subversivos e injerencistas, dirigidos a provocar cambios en el orden político, económico y social que nuestro pueblo escogió soberanamente», advirtió Bello.

Estas palabras suponen la primera mención oficial desde Cuba al proceso de deshielo con EE.UU. en las últimas semanas, cuya continuidad está en suspenso por la llegada a la Casa Blanca de Trump.

Raúl Castro no tocó el tema el pasado 27 de diciembre en su discurso de cierre de la Asamblea (Parlamento, unicameral).

Por ello, el mensaje de «resistencia, unidad, libertad y soberanía» enviado este lunes por La Habana en forma de parada militar y popular puede entenderse también como un primer gesto de aviso a la entrante Administración Trump.

Sin embargo, el protagonista indiscutible de la jornada no fue el volátil político estadounidense, sino el recién fallecido Fidel Castro, omnipresente en fotografías, citas y consignas, de las que la más coreada fue la misma que durante los fastos fúnebres por su muerte hace poco más de un mes: «Yo soy Fidel».

El desfile, ensayado al milímetro días antes y que se dividía en bloques histórico, militar y popular, comenzó con puntualidad castrense a las 07.00 hora local (12.00 GMT), con 21 salvas de artillería y el himno cubano.

Abrió la marcha la caballería mambisa, representando a los soldados campesinos que lucharon contra España en 1868 en la primera de las guerras de independencia.

Tras ellos, cuatro columnas de jóvenes vestidos como guerrilleros en homenaje al ejército Rebelde que comandó Castro.

Les siguió, escoltado por más de 3.000 niños de uniforme agitando sus pañoletas azules, la réplica a escala del yate «Granma» en el que con Fidel al frente desembarcaron en Cuba desde México en 1956 los barbudos revolucionarios que desde la Sierra Maestra impulsaron la Revolución que triunfaría tres años después.

Desfilaron también las brigadas alfabetizadoras, los combatientes internacionalistas, médicos, deportistas y batallones de todas las instituciones de las Fuerzas Armadas que dieron paso al desfile popular, al que acudieron miles de personas.

Los habaneros estaban llamados a los «puntos de concentración» a partir de las 5 de la mañana para poder desfilar en la Plaza.

«Somos Fidel», «Yo me muero como viví», «Sí se pudo, sí se puede y sí se podrá» o «Somos el pueblo» fueron algunas de las consignas que se repetían en las pancartas que asomaban entre miles de banderas cubanas de todos los formatos.

También fotografías de Ernesto «Che» Guevara, de Camilo Cienfuegos y gritos de «Yo soy Fidel», mientras una pantalla gigante proyectaba escenas históricas de hace casi cinco décadas.

Entre el público invitado se encontraba el líder de las Fuerzas Armadas Revolucinonarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, alias «Timochenko», y también pudo verse a la viuda de Fidel Castro, Dalia Soto, tomada del brazo de uno de sus cinco hijos.

(02-01-2017)

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En los barrios de La Habana también se despide a Fidel

A diferencia del silencio y la solemnidad que presiden el acto de la Plaza de la Revolución, en estos lugares sí se escuchaban notas de son cubano y se respiraba un ambiente más relajado.

/ 28 de noviembre de 2016 / 22:03

Aunque el principal acto de tributo para que los cubanos se despidan de Fidel Castro tiene lugar en la Plaza de la Revolución, los homenajes al fallecido líder socialista se repiten en otros puntos de La Habana, de la elegante zona de Cubanacán al popular barrio de Marianao.

La población se apresura a dar su último adiós al exmandatario, fallecido el pasado 25 de noviembre a los 90 años, antes de que sus cenizas dejen para siempre La Habana camino de Santiago, donde será enterrado Castro el próximo domingo.

Uno de los lugares más emblemáticos en el que los habaneros están presentando sus respetos al comandante revolucionario es en Ciudad Libertad, en el barrio de Marianao, un lugar considerado bastión de la enseñanza y la educación propugnados por la Revolución como uno de sus pilares.

En el lugar que antes albergó la primera fortaleza del régimen de Fulgencio Batista y que por orden de Fidel Castro pasó a ser escuela de nuevos maestros, cientos de personas desfilaron ante una foto del exmandatario y fueron dejando flores sobre unos cestos de paja.

Allí se vio a cubanos que se cuadraron y realizaron un saludo militar ante la fotografía de Castro y otros que se persignaron, a una mujer que entre sollozos solo alcanzó a murmurar «hasta siempre», y a otra que acarició con veneración la imagen del comandante.

A diferencia del silencio y la solemnidad que presiden el acto de la Plaza de la Revolución, en estos lugares sí se escuchaban notas de son cubano y se respiraba un ambiente más relajado.

También en la zona de Cubanacán, un área mucho más lujosa en la que residen sobre todo diplomáticos y ejecutivos de empresas extranjeras, se habilitó un «punto alternativo» de homenaje en el Pabellón de Exposiciones «Pabexpo».

Fue uno de los lugares en los que se vio a adolescentes de uniforme escolar despidiéndose de un hombre al que apenas recuerdan gobernando Cuba, ya cuando dejó el poder en 2006 aún eran muy pequeños.

Médicos y enfermeras con bata blanca, cocineros con chaquetilla y mandil, mecánicos con mono de trabajo buscaron un momento para escaparse de sus puestos de trabajo y despedirse de Fidel.

La población también está llamada a renovar su compromiso con la Revolución mediante la firma de un juramento similar al que realizó el fallecido expresidente el primero de mayo del 2000, «como expresión de la voluntad de dar continuidad a sus ideas y al socialismo», según los medios estatales.

Los homenajes póstumos a Fidel comenzaron hoy en La Habana, con el memorial José Martí de la emblemática Plaza de la Revolución, como principal escenario, donde los residentes en la capital podrán rendir tributo al comandante hasta mañana.

En esa plaza, testigo de innumerables diatribas de Fidel, se celebrará este martes un acto multitudinario de despedida al que asistirán mandatarios y personalidades de todo el mundo.

Para que todos los cubanos puedan darse su último adiós, las cenizas de Fidel viajarán por toda la isla a partir del miércoles, en el trayecto inverso de la «Caravana de la Libertad», cuando los barbudos del Ejército Rebelde fueron de Santiago de Cuba a La Habana con el triunfo de la Revolución, en enero de 1959. (28/11/2016)

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El Zara boliviano que nunca fue

La textil española Inditex negó que fueran a inaugurar una sucursal de Zara en Bolivia, país en el que la multinacional tiene, por el momento, descartado instalarse.

/ 22 de mayo de 2013 / 15:07

La aparición de una valla publicitaria que anunciaba la apertura de una tienda Zara en La Paz sembró estos días cierta confusión en Bolivia, un país en el que la multinacional textil española Inditex ni está presente ni se le espera.

El cartel, que ya ha sido modificado y estaba situado en un transitado punto de la residencial zona sur de La Paz, mostraba la misma tipografía y diseño que emplea la marca bandera de Inditex, y anunciaba la apertura de una tienda para hoy miércoles, una noticia acogida con expectación por los paceños.

Sin embargo, la sorpresa dio paso a la perplejidad cuando fuentes de Inditex consultadas por Efe negaron que fueran a inaugurar una sucursal de Zara en Bolivia, país en el que la multinacional tiene, por el momento, descartado instalarse.

El misterio quedó resuelto cuando los responsables del enorme cartel aclararon, en declaraciones a Efe, que con la llamativa valla pretendían publicitar la apertura de un nuevo local en el que se venderán prendas de la temporada anterior de Zara compradas legalmente a un redistribuidor.

«Fue un error de imprenta», afirmó Celso Elorz, propietario de la nueva tienda, en la que se comercializará ropa de hombre, mujer y niño perteneciente a los excedentes de la última colección de la marca.

Estos excedentes son comercializados a terceros por Inditex cuando acaba su campaña de rebajas, y estas empresas a su vez pueden venderlas para su comercialización en países en los que la multinacional textil no tiene presencia directa.

En el caso de Suramérica, los únicos países donde las marcas de Inditex no cuentan con tiendas propias son Bolivia y Paraguay.

Elorz reconoció que los compradores de dichas prendas no pueden, legalmente, emplear el logotipo e imagen de marca de Zara para anunciarse, aunque aseguró que sí se permite «sugerirlo».

Así, según el empresario, el gran cartel debía decir «ZRA», pero en la imprenta pensaron que se trataba de un error tipográfico y lo corrigieron sin consultar a los anunciantes.

Los propietarios de la tienda, en la que se venderán las prendas de la marca española, decidieron tras el malentendido retirar el cartel e imprimir otro en el que figure el nombre de su tienda, a la vez que se pusieron en contacto con el distribuidor al que compraron las prendas para aclarar lo sucedido.

Mientras, fuentes ejecutivas de Inditex consultadas por Efe reiteraron que la multinacional no tiene intención de implantarse en Bolivia, agregaron que están analizando lo sucedido y confiaron en que el error sea corregido cuanto antes.

«El producto es nuestro, pero lo que no se puede hacer es emplear nuestra imagen de marca, que sólo puede utilizar nuestra propia compañía», precisaron las mismas fuentes.

Así, la sorpresiva aparición del cartel quedó en anécdota en un país en el que es habitual encontrar falsificaciones de marcas conocidas, artículos popularmente denominados «truchos» en varios países latinoamericanos.

La Paz cuenta, por ejemplo, con una pequeña camisería llamada «El Corte Inglés», a imagen y semejanza de los grandes almacenes españoles del mismo nombre, y con un «Hard Rock Café», que en Bolivia no tiene nada que ver con la conocida franquicia internacional de restaurantes de temática musical.

Tampoco es inusual que propietarios de tiendas de ropa vendan en sus locales prendas que han comprado en comercios de conocidas firmas en el extranjero y que introducen en Bolivia en sus maletas declarándolas ante la Aduana como equipaje personal y no como mercancía.

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