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El día después de la elección

Las promesas electorales de los partidos amplían, innovan u ocultan puntos de los programas oficiales inscritos en el Consejo Nacional Electoral por su prioridad de generar empatías con las demandas ciudadanas, antes que por exponer sus diseños de país, amén que no todos los programas servirían de anzuelo para pescar votos en un mar de indecisiones.

Todas las propuestas tienen su “referencia espejo” en el gobierno del presidente Correa, del que son sus reflejos. Una (Moreno de Alianza País), buscando profundizar la revolución ciudadana con una mirada triunfalista de la que denominan “década ganada”. Otra tendencia (Lasso de Creo-Suma, Viteri del Partido Social Cristiano, Bucaram de Fuerza Ecuador y Zuquilanda del Partido Sociedad Patriótica), con una mirada catastrofista, so pretexto de un “cambio” propone caminos de regresión a las políticas de ajuste estructural. Y la tercera tendencia (Moncayo de Acción por el Cambio, Espinel del Movimiento Fuerza Compromiso Social y Pesántez del Movimiento Unión Ecuatoriana), busca reformas innovadoras.

La propuesta de Alianza País está dirigida a darle sostenibilidad a la revolución ciudadana con medidas como la incorporación de la coparticipación ciudadana mediante un bloque nacional-popular, la consolidación del cambio de la matriz productiva para una economía diversificada y solidaria, la eliminación de la tercerización laboral con trabajo digno, la afiliación universal al seguro social reconociendo el trabajo de la mujer en el hogar y salarios dignos. Para ello, la inversión pública sigue siendo prioritaria, junto con el impulso de la innovación científica y tecnológica. Alianza País apuesta por la justiciabilidad de los derechos vinculados al Buen Vivir y enfatiza en la importancia de la integración latinoamericana, la cooperación Sur-Sur, una moneda regional que facilite el comercio entre las naciones del continente y la activación del Banco del Sur.

Por su parte, la tendencia de regresión o refundación se enfrasca en un cuestionamiento del gobierno, su modelo estatista y la Constitución garantista de derechos. La propuesta de las candidaturas de esta tendencia se resume en mercado libre y abierto, empresa privada como eje rector, reducción del gasto público y del rol del Estado, recortes o supresión de impuestos, “un millón de empleos en cuatro años”, flexibilidad laboral, derogación de la Ley Orgánica de Comunicación, salida del Alba y de Unasur propugnando el ingreso a la Alianza del Pacífico en la búsqueda de apertura de mercados y de inversión extranjera con seguridad jurídica, en un recetario —como dice el historiador Juan Paz y Miño— estilo “Consenso de Washington Criollo”.

La tendencia reformista encabezada por Acción por el Cambio, con un reconocimiento-crítico, propone una consulta popular sobre la institucionalidad estatal, las enmiendas constitucionales y la reforma de la Constitución; enfatiza en la reducción de la pobreza con esfuerzos basados no solamente en el gasto público; sugiere medidas de promoción del empleo y, desde una postura crítica con el extractivismo, plantea una política de preservación de la naturaleza.

En caso de balotaje, si no ganara Alianza País en primera vuelta, no está dicho cómo se distribuirían las fuerzas políticas ni cómo se orientaría el voto ciudadano, puesto que ya las opciones no podrán asentarse solamente en la oposición emocional al gobierno, ni en la exacerbación de la incertidumbre, ni en las promesas ilusorias, sino que se tendrán que racionalizar las propuestas de país contenidas en los programas: ¿profundización, regresión o reforma?, he ahí la cuestión.

La balanza política en la región

Esta elección también supone un nuevo test para la izquierda latinoamericana, tras el giro hacia la derecha en Argentina, Brasil y Perú en el último año, indica AFP. Durante esta jornada, los ecuatorianos podrían frenar lo que Correa define como la “restauración conservadora” en la región. Pero si no lo hacen, Ecuador dejará sola a la Venezuela de Nicolás Maduro y a la Bolivia de Evo Morales.

* Sociólogo y comunicólogo boliviano.

Ha sido secretario general de la Comunidad Andina CAN.