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Perú tiene unas 55.000 hectáreas de cocales, según su directora antidrogas

Perú tiene actualmente unas 55.000 hectáreas de cultivos de hoja de coca, la gran mayoría cosechadas para la elaboración de la cocaína, según una estimación ofrecida hoy a Efe por la presidenta de la gubernamental Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida), Carmen Masías.

En un entrevista con Efe, Masías indicó que esas cifras serán la línea base de la «Estrategia Nacional de Lucha contra las Drogas 2017- 2021», cuyas principales pautas adelantó este lunes en su intervención en el sexagésimo Período de Sesiones de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, que se celebra en Viena.

La estimación actual de 55.000 hectáreas es superior a las 40.300 hectáreas reportadas en el último informe de Monitoreo de Cultivos de Coca, publicado en julio de 2016 por la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito.

Masías argumentó que el cálculo actual es más elevado porque el nuevo registro se realizó «con algunos ajustes metodológicos y más sofisticados» e incluyó los cultivos con plantones de menos de un año.

«Lo que se hizo antes se hizo bien, pero nosotros hemos reajustado la metodología con la participación de las Naciones Unidas, y nos acercamos a una cifra mucho más real», indicó.

La funcionaria señaló que el Gobierno peruano aún no tiene un cálculo aproximado de la cocaína que se produce a partir de esas 55.000 hectáreas, pero que trabaja en un método de reconversión «porque lo peor que se puede hacer es tapar el sol con un dedo».

Masías comentó que la nueva estrategia nacional antidroga tendrá como pilares la reducción de la demanda, el desarrollo alternativo y el control de la oferta, «con mucho énfasis en el desarrollo alternativo integral».

Agregó que las acciones irán de la mano porque una de las lecciones aprendidas es que la erradicación de cultivos ilegales no surte efecto si no hay un desarrollo con presencia del Estado.

Según Masías, 93 % de la superficie erradicadas en los dos últimos años fue sembrada nuevamente con plantones de coca.

En ese sentido, la presidenta de Devida abogó por hacer asociaciones público-privadas para que empresas responsables ofrezcan asistencia técnica a los agricultores, y también sugirió fomentar la creación de cooperativas comunitarias.

Masías puso como ejemplo de esa transformación al Monzón, una de las catorce cuencas cocaleras de Perú, situada en la céntrica región de Huánuco, «cerrada durante 30 años por el narcotráfico y el terrorismo», y desde hace cuatro años receptora de políticas de desarrollo con cultivos lícitos, servicios e infraestructura.

Respecto a la erradicación, la funcionaria comentó que la decisión de iniciar las erradicaciones en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), la mayor cuenca cocalera de Perú, está en manos de los ministros de Defensa y del Interior, y confió en que pueda darse en el año entrante.

Masías destacó que la erradicación en el VRAEM presenta mayores desafíos porque existen municipios que su economía depende en un 96 % de los cultivos ilícitos de coca.

Durante su intervención en las reuniones de la Comisión de Estupefacientes de la ONU, Masías afirmó que el narcotráfico se ha infiltrado en los partidos políticos de Perú para tener presencia en los cargos de elección popular, lo que consideró «muy preocupante», pero «todavía estamos a tiempo de poder frenarlo».

En la conferencia, los países latinoamericanos demandaron a la ONU que profundice en las nuevas estrategias antidrogas basadas en la prevención y el tratamiento, en lugar de las respuestas exclusivamente represivas. (14/03/2017)