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Abusos sexuales, una incómoda espina clavada en el pie de la Iglesia

El cardenal George Pell había sido acusado desde 2002 de abusos sexuales por presuntos hechos de larga data, pero fue declarado inocente posteriormente. En 2014 fue llamado a Roma por Francisco para ofrecerle dirigir una amplia e inédita obra de reformas económicas en el Vaticano

/ 29 de junio de 2017 / 20:35

El próximo regreso a Australia del número tres del Vaticano, el cardenal George Pell, inculpado este jueves por abusos sexuales y convocado por la justicia de aquel país, provocó una nueva sacudida en la Santa Sede, con frecuencia señalada por su falta de severidad.

Hace cuatro meses, una exvíctima irlandesa golpeaba a la puerta de una Comisión de expertos antipedofilia que integraba, denunciando una «vergonzosa» falta de cooperación por parte del Vaticano, para luego seguir los pasos de otros dos dimisionarios laicos.

Este jueves, uno de los más cercanos colaboradores del papa Francisco se tomó vacaciones en el Vaticano para viajar a su país, algo que evitaba hacer desde hacía varios años. Esto parece haber dejado en evidencia una designación imprudente del papa, convertida en una bomba de efecto retardado.

Pell había sido acusado desde 2002 de abusos sexuales por presuntos hechos de larga data, pero fue declarado inocente posteriormente. En 2014 fue llamado a Roma por Francisco para ofrecerle dirigir una amplia e inédita obra de reformas económicas en el Vaticano, que podría sacudir los cimientos de la institución.

«Es un golpe duro para el papa», constata Iacopo Scaramuzzi, vaticanista de la agencia italiana Aska News.

El muy conservador australiano, paradójicamente, es una de las voces más críticas con el papa en cuestiones de sociedad. Sin embargo, habría jugado un rol fundamental durante el cónclave para que se eligiera al argentino Jorge Bergoglio, explica Scaramuzzi.

«No pienso que este papa no haga nada sobre la pedofilia, pero tampoco quiere focalizarse sólo en este asunto. Él quiere reactivar a la Iglesia», subraya este observador.

En el caso de Pell, el Sumo Pontífice decidió dejar que la justicia australiana siga su curso, sin exigirle una renuncia. Mientras tanto, el cardenal tiene prohibido asistir a actos litúrgicos públicos. Y, al terminar el mandato de Pell al cabo de cinco años, es probable que el prelado australiano, de 76 años, no regrese al Vaticano.

En 2015, monseñor Keith O’Brien, exarzobispo de Edimburgo, renunció a sus derechos cardenalicios tras haber sido objeto de denuncias por «actos inapropiados» menos graves.

«Una eventual condena criminal del cardenal Pell por abusos sexuales no tendría precedentes», subraya Francesco Grana, vaticanista del diario Il Fatto Quotidiano.

Esta semana, el papa Francisco redujo al estatuto de laico a Don Mauro Inzoli, un sacerdote italiano condenado por pedofilia y apodado «don Mercedes» por la prensa italiana por sus gustos lujosos. En un principio, Francisco se había mostrado más clemente con Inzoli.

Dudas sobre «tolerancia cero»

El papa creó en particular en 2014 la «Comisión pontificia para la protección de los menores», con la finalidad de cambiar la ley de silencio de la Iglesia respecto a los sacerdotes pedófilos y plantear propuestas para la prevención.

Pero esta iniciativa se vio enturbiada por las críticas virulentas, a comienzos de marzo, de la irlandesa Marie Collins, de 70 años de edad, y víctima a los a los 13 de abusos sexuales perpetrados por un sacerdote.

Ella se quejaba de los bloqueos constantes del Vaticano. Después, dos miembros de la poderosa y conservadora Congregación para la doctrina de la fe, agobiada por los ‘dossiers’, habrían sido apartados de sus cargos, según Scaramuzzi.

El papa Francisco, que aboga por «una tolerancia cero», recomendó a los obispos que hubieran protegido a pedófilos que renunciasen.

Pero la obligación de denuncia ante la justicia civil por parte de la jerarquía eclesiástica no está incluida en el derecho canónico. Salvo en los casos en que la ley del país lo impone, muchos miembros del episcopado prefieren hacer oídos sordos.

Pero, la fuerte mediatización de los casos de abusos sexuales en numerosos países exige hoy una mayor transparencia por parte de la Iglesia.

El presidente de la Conferencia de obispos de Francia, país salpicado por varios escándalos,  recientemente subrayó que «nada» podía dispensar a la Iglesia «de ayudar a la justicia» en la lucha contra los abusos sexuales.

Después que el filme «Spotlight», sobre los sacerdotes pedófilos en Boston (EEUU), recibiera el Óscar a la mejor película, la pedofilia es una incómoda espina clavada en el pie del pontificado, subrayan numerosos vaticanistas. (29/06/2017)

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El papa Francisco proclama santa a la madre Teresa de Calcuta

Alrededor de 100.000 fieles asistieron a la ceremonia en la Plaza San Pedro llena a rebosar y recibieron con fuertes aplausos el anuncio de su elevación a los altares.

/ 4 de septiembre de 2016 / 13:48

El papa Francisco proclamó este domingo santa a la madre Teresa de Calcuta, quien dedicó su vida a los pobres, en una misa de canonización celebrada en la plaza San Pedro de Roma frente a unos 100.000 fieles.

«Proclamamos a la beata Teresa de Calcuta santa y la inscribimos entre los santos, decretando que sea venerada como tal por toda la Iglesia», declaró el papa Francisco, quien pronunció en latín la frase de canonización ritual.

«Que nos ayude a entender que nuestro único criterio de acción es el amor gratuito, libre de cualquier ideología (…) y ofrecido a todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión», pidió el papa durante su homilía.

Tras la ceremonia, el papa Francisco invitará a almorzar a 1.500 personas desheredadas, de las que se ocupan las hermanas Misioneras de la Caridad, la congregación fundada por la madre Teresa.

En la fachada de la basílica de San Pedro colgaba el domingo un retrato gigante de la misionera, bajo un cielo azul y un sol de verano.

Alrededor de 100.000 fieles asistieron a la ceremonia en la Plaza San Pedro llena a rebosar y recibieron con fuertes aplausos el anuncio de su elevación a los altares.

«Llevo su nombre y crecí admirando su labor con los pobres y los niños», dijo a la AFP Teresa Burley, una profesora estadounidense que vive en Nápoles, donde cuida a niños discapacitados, una vocación inspirada por la religiosa de Calcuta.

Para Abraham, un indio afincado en Londres, «la madre Teresa practicaba de verdad el cristianismo, mientras que la mayoría de cristianos se limita a hablar».

El ritual católico de la canonización, cuya condición es la realización confirmada de dos milagros, no convence a algunos fieles, como a Belquiz Almodóvar, una mujer que viajó para la ceremonia desde Nueva York junto a un grupo de unos cincuenta feligreses.

«Es difícil comprobar un milagro, aunque ocurren diariamente», señala. «Lo que importa es que la madre Teresa de Calcuta alentó a miles de personas a dar más amor y a ser generosos», estimó.

El brasileño cuyo testimonio abrió el camino a la canonización de la madre Teresa, contó el viernes ante la prensa en el Vaticano cómo, según él, se curó de repente de tumores cerebrales en 2008 gracias a que rezó intensamente a la religiosa de Calcuta.

‘Una infatigable benefactora’

Su canonización, en presencia de una docena de jefes de Estado, se celebró justamente el año en que el pontífice argentino lo dedica a la Misericordia con un jubileo extraordinario.

La madre Teresa fue «una infatigable benefactora de la humanidad», había declarado Juan Pablo II durante la beatificación de la religiosa en 2003, en una ceremonia en Roma en la que participaron 300.000 fieles.

Para el papa Francisco, la madre Teresa de Calcuta encarna su ideal de una «iglesia pobre para los pobres», aunque admitió que habría tenido «miedo» si esta pequeña mujer determinada hubiera sido su superiora.

La madre Teresa – nacida en 1910 en el seno de una familia albanesa en Skopje y fallecida el 5 de septiembre de 1997 en Calcuta – recibió el premio Nobel de la Paz en 1979.

Levantó polémica al recibir este galardón y afirmar que el aborto era «la principal fuerza de destrucción de la paz».

«Defendía incansablemente la vida, proclamando sin cesar que ‘el que aún no ha nacido es el más débil, el más pequeño, el más miserable'», recordó el domingo el papa Francisco.

En 1950 fundó en India las Misioneras de la Caridad, que cuenta hoy con 5.000 religiosas que dedican su vida a los más pobres y viven en la austeridad.

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