En la favela o en la web, candidatos en Brasil juegan sus últimas cartas
Los brasileños se dividen por un lado entre Haddad, el delfín del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, y por otro un excapitán del Ejército nostálgico de la dictadura, partidario de liberar el porte de armas, que afirma poder "limpiar" a Brasil de la corrupción.
El ultra-derechista Jair Bolsonaro a través de internet; su rival de izquierda Fernando Haddad en la favela: en el último día de campaña este sábado, los candidatos a la presidencia de Brasil lanzan los últimos guiños al electorado, que parece inclinarse a favor del excapitán del Ejército.
Los brasileños se dividen por un lado entre Haddad, el delfín del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que promete regresarlos a los años dorados de bonanza económica comandados por el Partido de los Trabajadores (PT); y por otro un excapitán del Ejército nostálgico de la dictadura, partidario de liberar el porte de armas, que afirma poder «limpiar» a Brasil de la corrupción, la inseguridad y el «comunismo».
La última encuesta de Datafolha muestra a Bolsonaro con el 56% de las intenciones de voto, contra 44% de Haddad.
– Haddad y la «virada»
Entre los militantes de Haddad, el clima era de que todavía es posible una «virada».
«Ya viramos, vamos a ganar, la democracia va a ganar, no el militarismo. La dictadura de nuevo, no. Brasil no precisa armas, sino proyectos sociales», dijo a la AFP Emerson Santana, 44, que participaba emocionado de un acto de Haddad este sábado en Heliópolis, la mayor favela de Sao Paulo (sudeste).
Haddad, de 55 años, fue designado candidato en septiembre, en reemplazo de Lula, que purga desde abril una pena de 12 años de cárcel por corrupción, en el marco de la operación «Lava Jato» que golpeó de lleno a grandes figuras del PT y sus aliados.
El despegue de Haddad se dio sobre la base de millones de brasileños que se beneficiaron de las políticas de inclusión social de Lula.
Pero hasta ahora no consiguió más que el «apoyo crítico» de los principales dirigentes de centroizquierda, que reprochan al PT sus tejes y manejes político-financieros durante sus años en el poder y su falta de autocrítica.
Aunque no se descartan apoyos de última hora.
Este sábado, el popular expresidente de la corte suprema Joaquim Barbosa, que estuvo a cargo del caso contra el primer gran escándalo de corrupción del PT, en 2005, conocido como «mensalao», le declaró su voto.
«Por primera vez en 32 años de ejercicio directo del voto, un candidato me inspira miedo. Por eso, votaré a Fernando Haddad», tuiteó Barbosa, que a principios de este año estuvo a punto de postularse como candidato por la centro-izquierda.
Muchos también le reclaman al partido haberse alejado de las clases populares, como el popular rapero Mano Brown (Racionais MC), que en un acto de campaña esta semana a favor de Haddad criticó «la ceguera» del PT por haber dejado a su electorado en manos de Bolsonaro.
Portando una pancarta en defensa de la educacion está Fatima Ferreira, una ama de casa de 45 años, vecina de Heliopolis.
Concuerda con las críticas de Mano Brown, pero cree que el PT ha rectificado a tiempo: «Tenían que quedarse más cerca del pueblo, que fue quien los eligió. El PT se había desaparecido y ahora está volviendo», reconoce satisfecha.
– «Trending topic» #MudaBrasil17
Bolsonaro, por su lado, manejaba las últimas acciones de su campaña desde su casa, en Rio de Janeiro, como es usual desde que fue apuñalado en un mitin de campaña el 6 de setiembre y debió someterse a un proceso de recuperación tras dos cirugías.
«Falta poco para que conquistemos nuestra nueva independencia, el primer paso rumbo al país de la justicia, del empleo, de la seguridad y de la libertad», publicó la noche del viernes en su cuenta de Twitter, en la que pidió a sus militantes que continúen trabajando para convencer a los indecisos.
Bolsonaro logró arremolinar a sus millones de seguidores virtuales y colocar el hashtag #MudaBrasil17 (cambia Brasil y 17, su número en la urna de votación) como el asunto más comentado en Twitter a nivel mundial este sábado.
Destacado más por su retórica exaltada, nutrida de comentarios machistas, racistas y homofóbicos, Bolsonaro ha intentado moderar el tono en las últimas horas, procurando alejar el temor de que su gobierno, que tendrá la presencia destacada de militares, podría significar un regreso a los años sombríos de la dictadura (1964-1985).
«La forma en que cambiaremos Brasil será a través de la defensa de las leyes y la obediencia a la Constitución», afirmó el sábado por la mañana.
«Cada ciudadano tendrá sus derechos preservados», aseguró.
(27/10/2018)