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Nueva protesta de «chalecos amarillos» en Francia en un mes crucial para su movimiento

Los «chalecos amarillos», que protagonizan una protesta desde mediados de noviembre en Francia, se manifestaron de nuevo este sábado, abriendo un «gran mes» de movilización para marcar el fin del «gran debate» lanzado por el presidente, Emmanuel Macron, en respuesta a su movimiento.

A las 14.00 (13.00 GMT), el ministerio del Interior contabilizó 5.600 manifestantes en toda Francia, de los cuales 1.320 en París. La semana pasada a la misma hora se contabilizaron 11.600 personas, 4.000 de ellas en la capital.

En París, los manifestantes realizaron un recorrido de 12 km bajo una fuerte vigilancia policial.   También se organizaron marchas en otras ciudades del país, como Niza (sureste), Estrasburgo (este), Lille (norte) o Nantes (oeste), donde hubo altercados poco después del inicio de la manifestación y donde la situación seguía siendo tensa por la tarde.

En Colmar, una ciudad cerca de Estrasburgo, los participantes en la protesta colocaron un chaleco amarillo gigante en la réplica de la estatua de la Libertad.

Varios miles de personas se concentraron igualmente en Burdeos y Toulouse (suroeste), dos ciudades fuertes de la protesta.  

En las calles de Toulouse, donde la cita dio lugar a enfrentamientos con la policía, Pierre Rivière, artesano, aseguraba que la movilización «no se debilitaría antes del final del gran debate».

En Burdeos, donde la estación fue invadida brevemente, los participantes colgaron una pancarta en la que se leía: «16 de marzo, Aquitania invade París ultimátum temporada 2».

Los manifestantes tienen las esperanzas puestas en la movilización del 16 de marzo, presentada como una jornada clave que coincidirá con el final del Gran Debate nacional que lanzó el 15 de enero el jefe del Estado francés.

Este último, muy criticado por los «chalecos amarillos», que reclaman su dimisión, organizó una consulta nacional sin precedentes, de dos meses de duración, para intentar responder a la ira de los manifestantes, recabando las inquietudes de los franceses.  

El debate, que dio lugar a 10.000 reuniones en Francia y más de un millón de aportaciones por internet, fue tachado de «farsa» y de «campaña de comunicación» por numerosos «chalecos amarillos».

«El final del gran debate será el final de la cortina de humo, seguiremos luchando pues este movimiento va a cambiar el rostro del quinquenio de Macron y de Francia por mucho tiempo», afirma Alexandre Chantry en Lille, donde además se unieron algunos belgas.  

Aunque Macron afirmó el viernes que «un buen número de franceses» ya no «comprendía ese movimiento», Cathérine, jubilada, consideró que la movilización no ha perdido fuelle. Muchos franceses «son ‘chalecos amarillos en su interior’, no necesitan estar presentes físicamente», sostuvo.  

El atípico movimiento de protesta, apolítico y al margen de los sindicatos, surgió contra la subida de los carburantes y para exigir un mayor poder adquisitivo, pero con el tiempo ha extendido sus reivindicaciones.  

El 17 de noviembre, 282.000 manifestantes participaron en el primer acto del movimiento, nacido en redes sociales. El pasado sábado, lo hicieron 46.000, de los que 5.800 lo hicieron en París, según las autoridades, unas cifras que los manifestantes suelen cuestionar. (02-03-2019)