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Catástrofes en serie en Rio de Janeiro, capital de la incuria administrativa

Rio de Janeiro fue golpeada en las últimas semanas por catástrofes naturales agravadas por la incuria de sus autoridades, mostrando los rostros amenos de una ciudad conocida sobre todo por sus imágenes de tarjeta postal.

Inundaciones, deslizamientos, derrumbes de construcciones ilegales: las lluvias torrenciales de la semana pasada enlutaron a la «ciudad maravillosa», dejando 10 muertos.   Otra tormenta, a inicios de febrero, había matado a 6 personas.

Esos desastres no son solo naturales, pues se ven potenciados por la urbanización salvaje en barrios dominados por el crimen organizado o las milicias parapoliciales, donde los bomberos no osan aventurarse.

«Rio de Janeiro es una ciudad compleja desde el punto de vista geológico. El mismo relieve [de cerros verdes] que la hace bonita también la hace peligrosa y las autoridades la tornaron más vulnerable, a falta de una visión a largo plazo», dijo a la AFP el analista de riesgos Moacyr Duarte.

«De hecho hubo una lluvia muy intensa, que causaría trastornos en cualquier lugar, pero el impacto en las vidas humanas fue ciertamente mayor por el hecho de que las cosas funcionan muy por debajo de lo que debería ser», agregó.

«No es la lluvia lo que mata. Es la incompetencia de los gestores de la ciudad y del país», resumió en su editorial del diario O Globo la periodista Miriam Leitao, al día siguiente de las precipitaciones que se iniciaron la noche del 8 de abril.

El estado de Rio está al borde de la bancarrota y cuatro de sus últimos cinco gobernadores están, o estuvieron, tras las rejas por corrupción.

Alcalde en la tormenta

El principal blanco de críticas es el alcalde Marcelo Crivella, acusado de no haber gastado ni un centavo en obras de drenaje desde inicios de año.

La Alcaldía aseguró sin embargo a la AFP que 103 millones de reales (27,1 millones de dólares) fueron destinados desde enero a la prevención de inundaciones, aunque admitió que el presupuesto para este rubro en 2019 bajó «un 10,97% en comparación con el año anterior y 33,12% respecto a 2016», el año previo a que Crivella asumiera el cargo.

La nota alega además que este año la ciudad no ha recibido fondos federales para obras y que estas estuvieron totalmente a cargo de la Alcaldía, «incluso con la crisis [económica] que derrumbó la recaudación»  Ningún alto responsable de la alcaldía estaba en el centro de operaciones de desastres cuando las fuertes lluvias -anunciadas por meteorólogos- azotaban Rio el 8 de abril.

En ese momento, decenas de vehículos flotaban en las riadas en las que se convirtieron las calles de barrios ricos como el de Jardín Botánico.   Las precipitaciones debilitaron el terreno de zonas con construcciones ilegales y dos de ellas se derrumbaron la semana pasada en la favela de Muzema, dejando un saldo de 16 muertos.

Crivella, un exobispo evangélico con poca empatía por el carnaval, la gran fiesta de Rio, está a medio mandato en un asiento eyectable: a inicios de abril, el consejo municipal aprobó la apertura de un proceso de impeachment en su contra, por sospechas de que amplió ilegalmente un contrato entre la municipalidad y empresas de mobiliario urbano para publicidad.

«Ausencia de Estado»

Las dificultades de Rio tienen raíces. Desde hace décadas, las autoridades se han mostrado incapaces de administrar la expansión salvaje de la ciudad.

Un problema agravado por la ausencia de una red de transporte eficaz.

«La gente busca cada vez más vivir cerca de sus trabajos, porque el tránsito está cada vez más difícil. A veces prefieren vivir mal cerca [del trabajo] que vivir bien lejos», explicó Mauricio Ehrlich, profesor de ingeniería civil en la Universidad Federal de Rio (UFRJ).

«Si se quisiera evitar muertes, la única manera es sacar a esas personas [de las zonas de riesgo] y ubicarlas en otros lugares. Pero generalmente, los poderes públicos no actúan así por temor a perder votos en las próximas elecciones», añadió.

El experto también denuncia la «ausencia del Estado» en los barrios que viven bajo el yugo de los narcotraficantes o las milicias de parapoliciales.

Este tipo de milicias controlan Muzema, donde se derrumbaron los dos edificios.

El fiscal Marcus Leal, que prepara un informe sobre los problemas de urbanización en Rio, afirmó al diario O Dia que la mitad de los edificios en la ciudad fueron construidos de manera ilegal.

(17/04/2019)