Lágrimas e indignación cundieron el domingo en Minatitlán, un poblado del este de México que celebró los funerales de 13 personas, entre ellas un bebé, atacadas a tiros durante una fiesta de cumpleaños en el estado de Veracruz.

Los rezos y música fúnebre resonaban en los cementerios de Minatitlán, resguardados por un fuerte dispositivo de seguridad mientras policías y soldados rastreaban por aire y tierra a los asesinos.

Muchas de las víctimas recibieron numerosos impactos de bala y al menos siete fueron ultimadas con un tiro en la cabeza, según un informe policial al que la AFP tuvo acceso.

La línea de investigación se centra en «un posible acto de venganza entre dos grupos delictivos» en Veracruz, dijo el lunes en conferencia de prensa el fiscal estatal, Jorge Winckler.

El ataque ocurrió la noche del viernes cuando sujetos armados irrumpieron en un salón de fiestas donde unas 50 personas celebraban el cumpleaños de una señora. Tras preguntar por una persona de nombre Julio César González, los agresores abrieron fuego y asesinaron a siete hombres, cinco mujeres y un niño.

«Lamento mucho lo que sucedió en Minatitlán (…) Vamos a reforzar con más elementos de la secretaría de Marina y del Ejército en el estado de Veracruz», dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador desde el violento Veracruz, tras la publicación el fin de semana de nuevas cifras récord de violencia en México.

En el primer trimestre del año ocurrieron 8.493 homicidios dolosos, un aumento del 9,60% respecto a los 7.750 homicidios registrados en el mismo periodo de 2018. Ese año acabó con 33.518 asesinatos, la cifra más alta desde que se inició el registro en 1997.

«Enojados y tristes»

Uno de los sepelios más emotivos fue el de César Hernández y su hijo, Santiago, de un año de edad.

Hernández era un reconocido entrenador de beisbolistas en ligas menores, y fue homenajeado en el estadio donde entrenó a docenas de niños.

«Estamos enojados y tristes, era una gran persona, un gran ser humano, y luego la manera en que nos lo arrebataron», lamentó uno de los organizadores del evento que no quiso dar su nombre.

El pequeño Santiago fue colocado entre los brazos de su padre, ambos en el mismo féretro.

«El papá trató de protegerlo entre sus brazos, quiso salvarle la vida pero no pudo», comentó uno de los asistentes al funeral.

A Santiago lo mató una bala que le atravesó la vena carótida, según el informe policial.

En tanto, numerosos uniformados vigilaron de cerca el funeral de Julio César González. En un comunicado, la secretaría de Seguridad Pública dijo que los atacantes tenían como blanco a esta persona transgénero, aparentemente dueña de un bar gay y muy popular en la ciudad.

El fiscal Winckler explicó que en ese bar se «dejó de vender droga para un grupo» narcotraficante «y éste llegó a vengarse», al percatarse de que el establecimiento vendía estupefacientes del cártel rival.

En Veracruz, estado que se extiende por toda la costa del Golfo de México, los cárteles de Los Zetas y sus rivales de Jalisco Nueva Generación mantienen una guerra a sangre y fuego por el control de las rutas de paso de drogas y el robo de combustible.

El 16 de marzo, en un acto de intimidación, miembros de Jalisco Nueva Generación llegaron armados en un convoy de al menos 40 camionetas para quemar camiones cerca de Minatitlán, una ciudad petrolera.

En noviembre pasado, también en Minatitlán, cinco personas fueron asesinadas en una fiesta en que se celebraba un aniversario de bodas.

El gobierno de México mantiene desde finales de 2006 una polémica e intensa ofensiva militar para enfrentar a las mafias. Desde entonces, cerca de 250.000 personas han sido asesinadas (según datos oficiales que no precisan cuántas de estas víctimas están vinculadas al combate de los criminales). Además, más de 40.000 personas están desaparecidas. (22/04/2019)