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Movilización universitaria contra Bolsonaro, que denuncia agitación de ‘idiotas útiles’

Las protestas denuncian los planes del ministro de Educación, Abraham Weintraub, de bloquear recursos, incluyendo el 30% del presupuesto no obligatorio de las universidades federales.

/ 15 de mayo de 2019 / 14:59

Estudiantes y profesores de todo Brasil se movilizaron este miércoles contra los bloqueos de recursos para la educación anunciados por el gobierno de Jair Bolsonaro, que atribuyó la agitación a la manipulación de "idiotas útiles" por parte de una minoría de izquierda.

Profesores, alumnos y personal de servicio de universidades federales y de colegios secundarios se declararon en huelga, a la cual se sumaron numerosas instituciones de enseñanza privada.

Las principales marchas están convocadas para últimas horas de la tarde, pero ya desde la mañana se señalaron actos en la mayor parte de los estados brasileños y en las mayores ciudades del país, como Sao Paulo, Rio de Janeiro, Belo Horizonte y Brasilia.

En la capital, millares de personas se congregaron en un extremo de la Explanada de los Ministerios.

Las protestas denuncian los planes del ministro de Educación, Abraham Weintraub, de bloquear recursos, incluyendo el 30% del presupuesto no obligatorio de las universidades federales. La medida compromete miles de becas para estudiantes, así como el pago de las cuentas de luz, agua, servicios de limpieza y seguridad.

Muchas consignas apuntaron igualmente a la reforma del sistema de jubilaciones -considerada esencial por el gobierno y los mercados para enderezar las cuentas públicas- y contra la reciente ordenanza de Bolsonaro que flexibilizó el porte de armas.

  • Fotografías tomadas en las marchas que protagonizan maestros y estudientes este 15 de mayo en Brasil. Fotos: AFP

"Mi arma es el libro. Pero, desgraciadamente, la educación no es una prioridad y donde faltan cultura y educación, sobra violencia. Por eso estoy aquí, luchando por la educación pública", explicó a la AFP la escritora Alessandra Roscoe, que participó en la marcha de Brasilia.

El ministro de Educación, Abraham Weintraub, fue convocado por la tarde por la cámara de diputados para dar explicaciones "sobre los recortes de presupuesto de las universidades públicas y de institutos federales".

El gobierno alega que no se trata de recortes definitivos, sino de una congelación de fondos habitual en todas las áreas cuando los ingresos previstos son inferiores a los contemplados por los presupuestos.

La Cámara de Diputados, pese a tener una mayoría oficialista, aprobó por 307 votos a favor y 82 en contra la convocatoria del ministro de Educación, Abraham Weintraub, para dar explicaciones este mismo miércoles "sobre los recortes de presupuesto de las universidades públicas y de institutos federales".

"No hay recortes. El problema es que encontré un Brasil destruido económicamente" y "las recaudaciones fueron inferiores a las previstas", dijo Bolsonaro este miércoles, poco después de llegar a Dallas (Texas) para recibir una condecoración de la Cámara de Comercio Brasil-Estados Unidos.

"Idiotas útiles"

Para el exmilitar, "la mayoría [de los manifestantes] es militante", desinteresada de los estudios.

"Si se les pregunta la fórmula del agua, no la saben, no saben nada. Son unos idiotas útiles usados de masa de maniobra por una minoría habilidosa que compone el núcleo de las universidades federales", agregó.

Desde la llegada de Bolsonaro al poder, la educación se convirtió en un terreno de conquista designado para los sectores más radicales del electorado 'bolsonarista', decididos a extirpar cualquier vestigio de "marxismo cultural" de las aulas.

El bloqueo del 30% de los gastos no obligatorios fue anunciado inicialmente como un ajuste de cuentas con tres universidades que acogieron debates con figuras de izquierda y que fueron acusadas por Weintraub de "sembrar el desorden".

Ante las reacciones negativas, el ministro de Educación -el segundo al frente de esa agitada cartera en menos de cinco meses- extendió la medida a todas las instituciones federales y adujo, ejemplificando el caso con decenas de pequeños chocolates, que los fondos congelados representaban apenas un 3,5% del presupuesto total.

Bolsonaro ya había provocado otro acalorado debate en abril, al anunciar que su gobierno consideraba recortar los fondos públicos asignados a los campos de filosofía y sociología en las universidades.   "El objetivo es centrarse en las corrientes que generan un retorno inmediato al contribuyente, como los estudios veterinarios, de ingeniería o médicos", explicó.

El hashtag #TsunamiDaEducação encabezó desde la mañana las tendencias de discusiones en la red social Twitter.

Un test de huelga general

La movilización estudiantil dio alas a la oposición de izquierda, noqueada por la derrota en las urnas en octubre.

Algunos sindicalistas ven la jornada de este miércoles como un ensayo de una huelga general convocada para el 14 de junio contra la reforma de las jubilaciones, un proyecto que le valió a Bolsonaro un amplio apoyo de los mercados.

"El día 15 (…) será una jornada de lucha, de calentamiento para la huelga general contra la reforma de las jubilaciones", afirmó Douglas Izzo, presidente de la sección de Sao Paulo de la Central Única de Trabajadores (CUT), en declaraciones al portal de izquierda Brasil de Fato. (15/05/2019)

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Un Brasil fracturado dirá si quiere elegir al ultraderechista Bolsonaro

El diputado Jair Bolsonaro, un excapitán del Ejército de 63 años, lidera las encuestas con 28,2% de intención de voto, según un estudio publicado este domingo por el instituto MDA.

/ 30 de septiembre de 2018 / 17:11

Los brasileños, más divididos que nunca, celebrarán el próximo domingo la primera vuelta de la elección presidencial, con la tentación de poner al mando del país a un nostálgico de la dictadura militar menos de cuatro décadas después de la restauración de la democracia.

El diputado Jair Bolsonaro, un excapitán del Ejército de 63 años, lidera las encuestas con 28,2% de intención de voto, según un estudio publicado este domingo por el instituto MDA.

Con su propuesta de flexibilizar el porte de armas y sus denuncias contra la corrupción, Bolsonaro encontró un sólido umbral electoral en una población saturada por la crisis, los escándalos y una criminalidad digna de país en guerra.

Le sigue, con 25,2%, Fernando Haddad, de 55 años, designado por el Partido de los Trabajadores (PT) en sustitución del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, el líder histórico de la izquierda, que purga 12 años de cárcel por corrupción.

Esa encuesta, con un margen de error de +/- 2,2 puntos porcentuales, sitúa por primera vez a Bolsonaro y Haddad en virtual empate técnico.

De confirmarse ese escenario, Bolsonaro y Haddad dirimirán la segunda vuelta el 28 de octubre.

Haddad realizó un ascenso fulgurante, dado que su candidatura solo fue oficializada el 11 de septiembre, después de la invalidación de la de Lula.

Su campaña se basa en la idea de que «Haddad es Lula» y recuerda que durante la presidencia de su mentor (2003-2010), 30 millones de personas salieron de la pobreza gracias a programas sociales y a una economía dinamizada por los altos precios internacionales de los productos agrícolas.

Pero Haddad debe lidiar con el recuerdo de la caída de Dilma Rousseff (2011-2016) -cuya legitimidad emanaba igualmente de la bendición de Lula-, destituida por el Congreso bajo la acusación de manipular las cuentas públicas.

Y enfrenta la indignación provocada por las revelaciones sobre los sobornos pagados por grandes constructoras a casi todos los partidos para obtener contratos en Petrobras.

Bolsonaro se afianzó en las encuestas después de haber recibido una puñalada en un mitin, el 6 de septiembre. Pero el líder ultraderechista genera un fuerte rechazo a causa de sus declaraciones misóginas, homófobas y racistas, así como por la justificación de la tortura durante el régimen militar (1964-85).

El sábado, centenas de miles de mujeres se movilizaron en todo el país, al grito de «Ele Nao» (Él No).

– La elección del odio –

El apoyo a otros candidatos -como el centroizquierdista Ciro Gomes, el centroderechista Geraldo Alckmin o la ecologista Marina Silva- nunca despegó o se fue derritiendo entre los más de 147 millones de electores.

Así, se perfila un duelo entre las dos figuras más populares y a la vez más detestadas: Bolsonaro, con un rechazo de 46%, y Haddad, que también ‘heredó’ de Lula un rechazo de 32%, de acuerdo con la última encuesta Datafolha.

  • Un grupo de mujeres que participó de la marcha de protesta contra el candidato Bolsonaro en Brasil. Foto: AFP

«El proceso de intolerancia y odio que atraviesa la sociedad es tal vez inédito en Brasil», afirma la historiadora Heloisa Starling, coautora de «Brasil: una biografía», un libro de referencia.

«En el momento del golpe del 64 había mucha disputa», pero los sectores conservadores esperaban que los militares saliesen pronto del poder. Y en los años siguientes, «diversos grupos se organizaron fuera del espectro de la lucha armada, para hacer la transición democrática», agrega.

Ahora, «lo que se cuestiona es la democracia misma» y el descreimiento de la política bloquea la búsqueda de consensos. «Fuera de la política no se construye la democracia, solo se construyen tiranías», advierte Starling.

Bolsonaro avisó el viernes, en una entrevista con la televisión Band: «No acepto otro resultado que no sea mi elección».

El excapitán cuenta con fuertes apoyos entre los militares y en capas con altos ingresos y formación universitaria, en un país que es la novena economía mundial y la novena más desigual, según el índice Gini del Banco Mundial.

«Esta es una sociedad de raíz esclavista, una sociedad de jerarquías, que se siente amenazada» por cualquier tentativa de distribución de renta, explica Starling.

– Ajustes –

El presidente Michel Temer, el más impopular desde el retorno de la democracia, impulsó severos ajustes para sanear las finanzas públicas, después de dos años de recesión (2015 y 2016) y otros dos de débil crecimiento, que dejaron unos 13 millones de desempleados.

Pero no logró aprobar la reforma de las jubilaciones, considerada esencial por los mercados.

Bolsonaro, que admite ser lego en economía, confió esos expedientes a Paulo Guedes, un «Chicago Boy» que preconiza una transición hacia un régimen de pensiones por capitalización y un plan de privatizaciones para reducir la deuda pública, actualmente en 77% del PIB.

El programa del PT prevé equilibrar las cuentas «a partir del retorno del empleo» y de medidas fiscales.

Pero cualquier plan dependerá de un Congreso que, según los analistas, será similar al desprestigiado legislativo actual, dominado por clanes que negocian su apoyo a cambio de cargos en los primeros escalones del Estado.

Un modelo que llevó a los grandes escándalos de la última década. (30/09/2018)

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Lula, el candidato improbable, cada vez más líder de las encuestas en Brasil

La última, publicada este miércoles por Datafolha en base a 8.433 entrevistas, otorga al líder de la izquierda un 39% de intenciones de voto, frente a 30% en junio.

/ 22 de agosto de 2018 / 21:12

Las encuestas de opinión se suceden y amplían la ventaja que el encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva obtendría si pudiera disputar las cada vez más imprevisibles elecciones de octubre próximo en Brasil.

La última, publicada este miércoles por Datafolha en base a 8.433 entrevistas, otorga al líder de la izquierda un 39% de intenciones de voto, frente a 30% en junio.

En segundo lugar llegaría el diputado de ultraderecha Jair Bolsonaro con 19% (17% en junio). Ninguno de los otros once candidatos superaría la barrera del 10% en los comicios del 7 de octubre.

En una segunda vuelta (el 28 de octubre), Lula, de 72 años, derrotaría a Bolsonaro por veinte puntos de ventaja (52% a 32%, con 14% de votos en blanco y nulos y 2% de indecisos); y por un margen aún mayor a cualquiera de sus otros eventuales adversarios.

Pero el cofundador del Partido de los Trabajadores (PT), que desde abril purga una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción, verá con toda probabilidad su candidatura invalidada, en aplicación de la Ley de Ficha Limpia que determina que ningún condenado en segunda instancia pueda presentarse a una elección.

Sin Lula, ganan los indecisos

En una elección sin Lula, el apoyo a Bolsonaro pasaría de 19% a 22%; seguido por la ecologista Marina Silva, con 16%. Y en una segunda vuelta entre ellos, la exministra de Medio Ambiente derrotaría al excapitán el Ejército por once puntos de ventaja (45% a 34%).

Pero sin el exmandatario, el número de personas que se declaran «sin candidato» pasaría de 14% a 28%, superando los sufragios obtenidos por cualquiera de los postulantes.

El propio compañero de fórmula de Lula, Fernando Haddad, que podría sustituirlo, obtendría solo 4%, según el sondeo, realizado el 20 y el 21 de agosto, con un margen de error de dos puntos porcentuales.

La transferencia de votos del expresidente (2003-2010) parece además difícil, dado que solo un 31% de los electores de Lula afirma que votaría por quien indique su líder, frente a un 48% que no acataría forzosamente una consigna.

El crecimiento de Lula ya fue registrado esta semana por otras dos encuestas (de MDA e Ibope, con 2.002 entrevistados), que atribuían al exlíder sindical un 37% de intenciones de voto.

Para José Augusto Guilhon Albuquerque, profesor emérito de Relaciones internacionales de la Universidad de Sao Paulo (USP), un sondeo es ante todo «un indicador de popularidad», y que si la de Lula resiste y crece, ello se debe a «una estrategia que busca mantenerlo como gran referencia a cualquier precio», comprometiendo las chances de «supervivencia del PT» y de victoria de la izquierda.

Por otra parte, «Lula domina el panorama político desde hace veinte años o más», lo cual hace que «cuando él no figura, la indecisión [del electorado] es muy grande».

Nueva depreciación del real

La fortaleza de Lula y la dificultad para despuntar de los candidatos favorables a las políticas de austeridad del presidente saliente, Michel Temer, impactan en los mercados de la mayor economía latinoamericana.

El exgobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, del PSDB (centroderecha), obtiene solo 6% de los votos en una elección con Lula y 9% en ausencia del exdirigente sindical, que ya lo derrotó en una segunda vuelta en 2006.

El dólar, que el martes se negoció por encima de los 4 reales (4,03) por primera vez desde marzo de 2016, se siguió depreciando este miércoles hasta 4,08%. En lo que va del año, la divisa brasileña perdió un 20% de su valor frente a la estadounidense.

«La falta de definición clara del electorado crea dudas en los inversores sobre el rumbo de la economía. Hay muchas dudas sobre la capacidad del próximo gobierno de realizar el ajuste fiscal», dijo a la AFP Mauro Rochlin, economista y profesor de la Fundación Getúlio Vargas (FGV) de Rio de Janeiro. (22/08/2018)

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