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El ABC de las protestas contra el gobierno de Duque en Colombia

Los participantes y las razones de la marcha son tan variados como una baraja de naipes. Las centrales obreras la convocaron desde octubre en reclamo de iniciativas oficiales para flexibilizar el mercado laboral y el sistema de pensiones, que el gobierno niega.

/ 24 de noviembre de 2019 / 16:12

Las protestas en Colombia, con epicentro en Bogotá, sumaron hasta este sábado tres días y seguramente llegarán a cuatro en esta jornada, ante nuevas convocatorias contra el gobierno de Iván Duque. A continuación, el ABC de las manifestaciones que sacuden a la cuarta economía latinoamericana.

– A de atípico –

Sin dictaduras militares como las del pasado en países del Cono Sur, aunque con un conflicto armado de medio siglo y la embestida del narcotráfico, las marchas multitudinarias no han sido regla en Colombia. Y mucho menos lo ha sido que se mantengan por días con miles en las calles, como ha sucedido desde el 21 de noviembre (21N).

La del jueves agrupó a cientos de miles. Según el gobierno, fueron más de 250.000 personas. Los promotores afirman que fueron más de un millón, cifra que solo tiene un antecedente reciente: la marcha contra la exguerrilla FARC en 2008 que reunió a millones.

Tampoco han sido típicos los cacerolazos, una forma de manifestar indignación ideado por la derecha en Chile para reclamar al gobierno del socialista Salvador Allende hace más de cuatro décadas, y que se ha repetido en Argentina, y replicado en Venezuela contra Nicolás Maduro.

Desde el jueves se ha convertido en la forma predilecta y espontánea para reclamar al ejecutivo conservador de Colombia, donde no ocurrían cacerolazos masivos desde mediados de 1990, durante la presidencia de Ernesto Samper, cuestionada por el ingreso de dinero del narcotráfico en la campaña que lo llevó al poder.

También, por constituir una medida extraordinaria, han sido inusuales los toques de queda en Bogotá. El viernes se decretó el primero desde 1977, cuando un gran paro nacional contra el gobierno liberal de Alfonso López Michelsen derivó en violentos disturbios que dejaron una decena de muertos y miles de heridos. El alcalde Enrique Peñalosa decretó el viernes la medida, levantada la madrugada del sábado, ante una ola de violencia que dejó casi 300 detenidos y daños millonarios.

– B de baraja –

Los participantes y las razones de la marcha son tan variados como una baraja de naipes. Las centrales obreras la convocaron desde octubre en reclamo de iniciativas oficiales para flexibilizar el mercado laboral y el sistema de pensiones, que el gobierno niega.

Desde entonces se sumaron universitarios que exigen más recursos para la educación pública, que aqueja falta de financiamiento, y el cumplimiento de acuerdos pactados con Duque el año pasado.   También los indígenas, que piden protección tras el asesinato de 126 aborígenes desde que Duque llegó al poder en agosto de 2018, según cifras de la Organización Nacional Indígena de Colombia. La mayoría han muerto en zonas con narcocultivos, que son disputadas por grupos armados tras el desarme de la exguerrilla FARC.

A ellos se han sumado los partidos de oposición, incluido el de las FARC, que condenan el asesinato de 170 combatientes que firmaron la paz, así como ambientalistas y artistas.

Todos le cuestionan al presidente su política de seguridad enfocada en el combate del narcotráfico, el asesinato de decenas de líderes sociales (482 desde enero de 2016 al 30 de mayo, según el ómbudsman) y el intento de modificar el pacto de paz de 2016 que desarmó a las FARC.

"Claramente hay un mensaje de descontento muy grande en el país", opinó el analista Yann Basset, de la Universidad del Rosario.

Las centrales obreras se deslindaron de las manifestaciones que siguieron al 21N, que en las calles son lideradas de forma espontánea por jóvenes, la población más aquejada por desempleo en un país con índices de desocupación por encima del promedio regional, según la entidad oficial de estadísticas.

– C de conversaciones –

Presionado por las protestas, Duque anunció el viernes una "conversación nacional" para debatir "reformas" a su política social.   Sin mayorías en el Congreso y con una opinión desfavorable del 69%, el mandatario aseguró que hablaría con "todos los sectores políticos y sociales", sin mencionar abiertamente a los promotores de las marchas.

"Es a veces ingenuo pensar o pedirle al gobierno un viraje en sus políticas; claramente tiene un mandato que se gana en las elecciones", explicó el analista Juan David Cárdenas, de la Universidad de La Sabana.

En la víspera el presidente adelantó para este domingo el inicio de las conversaciones, anunciadas para el miércoles. Por la tarde se reunirá con los alcaldes y gobernadores electos que asumirán en enero.

El lunes liderará un encuentro con la Comisión Nacional de Concertación Laboral, que reúne a representantes del gobierno, de los patrones y de los empleados. "En el transcurso de la semana continuaremos diálogos con diferentes sectores sociales", señaló. (24/11/2019)

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‘Los nadie’, la fuerza electoral de Petro, celebra su llegada al poder en Colombia

Gritos y aplausos explotaron en Bogotá cuando se conoció la victoria de Gustavo Petro sobre Rodolfo Hernández.

Foto: AFP

/ 19 de junio de 2022 / 23:54

En campaña prometieron representar a «los nadie» y se rodearon de ellos para festejar el triunfo. Entre indígenas, jóvenes, feministas y afros, Gustavo Petro y su vicepresidenta electa, Francia Márquez, celebraron este domingo la histórica llegada de la izquierda al poder en Colombia.

En un centro de eventos en Bogotá, miles se reunieron para esperar los resultados. Conforme la autoridad electoral avanzaba en el conteo, confirmando la victoria de Petro sobre el millonario Rodolfo Hernández, estallaban los gritos y aplausos.

La mayoría eran jóvenes, los mas castigados por el desempleo y la brutal represión policial con la que el conservador Iván Duque enfrentó las masivas protestas contra su gobierno de 2019, 2020 y 2021.

Acudieron inspirados por el discurso de cambio y ruptura de Petro.

Atendiendo el llamado de Márquez, la ambientalista que sobrevivió a un atentado con granadas en 2019 por su defensa del agua y que ahora será la primera vicepresidenta negra de Colombia, los afro también festejaron entre bailes.

«Celebro porque por fin vamos a tener un cambio, esto es algo que los territorios esperaban (…) esto demuestra que hay esperanza», dijo a la AFP Lusimar Asprilla, una académica afro de 25 años, experta en política internacional.

En las gradas también estuvieron un centenar de indígenas agitando bastones mientras cantaban: «íPor mi gente, Petro presidente!».

El exgobernador indígena Segundo Paspuezan recorrió en auto los casi 900 kilómetros que separan a la capital colombiana de Cumbal, un municipio en conflagración por la violencia de los grupos armados dedicados al narcotráfico cerca de la frontera con Ecuador.

Vistiendo un sombrero negro y ruana, el indígena festejó derrotar «a todos los que manejaron el país por años», esperanzado en acabar con los males que azotan «a los territorios indígenas y a los campesinos».

«La gente se levantó», sentenció el hombre de 75 años.

«Resistencia»

Tras conocer el resultado, Petro (62 años) proclamó la «primera victoria popular» de Colombia y la «resistencia» ante las élites conservadoras que abrazaban el poder desde hace más de 200 años.

Siendo un joven universitario, combatió con las armas al Estado y firmó la paz en 1990. En sus tres décadas de vida política en democracia, el conflicto siguió ardiendo. En más de seis décadas son más de nueve millones de víctimas, la mayoría desplazados.

En su tercer intento por llegar a la presidencia (2010 y 2018), Petro derrotó el estigma contra la izquierda radical y a los fantasmas del magnicidio, que en el siglo XX dejó cinco presidenciables asesinados.

Tan emocionado que se le cortaba la voz, Édgar Sarmiento dijo «celebrar la vida» y recordó a Carlos Pizarro, un excompañero de Petro ultimado a disparos durante su campaña presidencial, meses después de desarmarse.

Es «el cambio que hemos anhelado todo el pueblo colombiano por más de 100 años», añadió el jubilado envuelto en una bandera del M-19, la guerrilla urbana a la que pertenecía el próximo presidente de Colombia.

Luego, frente a los rostros ilusionados, Márquez trepó a la tarima para augurar el inicio del «gobierno de los nadie y las nadie».

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